Luego de los atentados terroristas el pasado viernes 13 de noviembre en Francia, surgen a través de las redes sociales y las noticias ciertos debates acerca de cómo debemos reaccionar ante esto. Algunos bandos protestan con la manera un poco hipócrita con la que ha reaccionado Occidente, ya que atentados como este ocurren en el diario vivir de las personas en el Oriente, específicamente lo que llamamos Oriente medio. Claro está, la manera en que reaccionamos a lo que sucede en los países del Oriente medio y la manera en que reaccionamos con el atentado de noviembre 13, entre otros que ocurren en el Occidente, puede deberse al imaginario que hemos creado de ese “Otro” como personas salvajes y que les gusta vivir de esa manera (en la “barbarie”). Aun así no discutiré eso en este momento.
Lo que sí me gustaría presentar es una preocupación sobre cómo François Hollande y el resto del gobierno francés se comunicará con su “ciudadanía” en los próximos días. El francés Jacques Semelin en su libro Purify and Destroy (2007), nos dijo hace casi una década una de las posibles reacciones que podrían ocurrir en momentos como estos y que sin duda alguna se pronunciaron en la noche de ayer: “Their imaginary rhetoric first aims to transform the collective anxiety which has more or less permeated the population into a feeling of intense fear with regard to an enemy they set out to depict as being highly dangerous.”
Ayer el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, comprobó lo que acabamos de citar cuando en su conferencia de prensa dijo: “This is an attack not just on Paris, not just on the people of France but this is an attack on all of humanity and the universal values that we share”. De la misma manera el presidente del gobierno español Mariano Rajoy dijo que: “There is no cause that can justify yesterday’s atrocity. We are not facing a war of religions, but a battle between civilization and barbarity. Today, we are all France” (elpais.com).
Sí, no hay duda que lo ocurrido en París fue una atrocidad y que debe detenerse. La preocupación tanto de mi persona como de otras es qué significará esto en el posible brote de xenofobia, en las políticas migratorias, en los cierres de fronteras para personas que están escapando de lo mismo que sufrió París. La pregunta es cómo los parisinos verán a las buenas personas que quizás se ajustan a los estereotipos físicos o religiosos que hay sobre los terrorista de ISIS.
Semelin nos habla sobre la canalización de ese odio que surge de atentados como el de ayer y la retórica del Estado dirigida a la “ciudadanía” sobre cómo reaccionar a ello: “The aim of such rhetoric seems to be to make this anxiety fix on some ‘enemy’ who is then endowed with a real-life ‘figure’ denounced as being a cancer within the society”.
Ese imaginario, que de por sí ya estaba impregnado en París y en el occidente, sobre todo lo del medio oriente como maligno, simplemente se reforzará con los atentados del pasado 13 de noviembre.
Por último Semelin nos dice que: “This attempt to channel anxiety on to an easily identifiable enemy is already a way of responding to the population’s trauma: they are provided with an explanation of the source of the threat. This ‘transmutation’ of insidious anxiety into a fear concentrated on a hostile ‘figure’ serves as the foundation for hatred to develop against the evil-minded ‘Other’ ”.
Esto lo podemos ver en nuestra cotidianidad cuando hablamos con personas con mentes militarizadas, que canalizan todo ese odio hacia un grupo terrorista y lo traspasan a ciudadanos que quizás ni sean de los mismos países pero se ajustan a dicho estereotipo. Esa manera de pensar y reaccionar puede convertir o mejor dicho reforzar el odio institucionalizado o tal vez hasta globalizado hacia lo musulmán, hacia el Corán, hacía cualquier cosas que no sea del Occidente. Creo que debido a lo peligroso de esa manera de pensar y a sus consecuencias en la vida de personas inocentes, debemos dejar que las cosas se desintensifiquen para comenzar a analizarlas de manera para echar culpas o hacer llamados a una Tercera Guerra Mundial o emitir discursos apocalípticos y xenofóbicos.
El autor es estudiante de Sociología en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico.