
“La humanidad enfrenta una profunda emergencia. A menos que nos unamos para tomar una acción decisiva, el cambio climático devastará nuestro planeta”. A partir del lunes 7 de diciembre, y hasta el dieciocho de este mes, se llevará a cabo la reunión más grande en torno al clima que se haya efectuado en los últimos tiempos. La ciudad de Copenhague, capital danesa, es el escenario elegido para celebrar este evento que lleva creando expectativa desde hace poco más de un año. En Dinamarca, se reunirán más de 15 mil participantes de 192 países, incluyendo las potencias mundiales. El primer ministro danés, Lars Lokke Rasmussen, se muestra confiado en que “un acuerdo está dentro de nuestro alcance”. Todos los esfuerzos apuntan a la búsqueda del primer pacto climático de la ONU en doce años.
Pero, ¿es así? ¿Todos los países, incluyendo las potencias de Estados Unidos, Rusia, China e India, se comprometerán a tomar acción sobre el daño climático que se ha incrementado casi el doble en los últimos años? El ahora Premio Nobel de la Paz, Barack Obama, asistirá a la Cumbre para acordar mayores reducciones en emisiones de gases de efecto invernadero en los países ricos para el 2020 y dar miles de millones de dólares para los más pobres en asistencia. Estados Unidos ha propuesto reducir un 17 por ciento de la emisión de gases contaminantes. La presencia de tantos líderes mundiales “refleja una movilización sin precedentes de determinación política para combatir el cambio climático. Esto representa una oportunidad inmensa. Una oportunidad que el mundo no puede permitirse perder”, dijo Rasmussen. Asimismo indicó que “la responsabilidad final descansa en los ciudadanos del mundo, que finalmente lidiarán con las consecuencias fatales, si nosotros no actuamos”. En la sala en donde se llevará a cabo la reunión, activistas pidieron a los delegados que llegaban al centro de conferencias que pasaran por una puerta verde que decía: “Vote por la Tierra”, o por una roja que leía: “Calentamiento Global”. Y regañaban a quienes elegían el camino colorado. Las expectativas que ha creado esta Cumbre, sin embargo, no alientan a todos los sectores. Diálogo intentó comunicarse con sectores locales para ver qué esperan ante la Cumbre. No todos los esfuerzos fueron infructuosos. “Las esperanzas se han desinflado”, dijo a este periódico el científico ambiental Luis Jorge Rivera, quien también es portavoz del Corredor Ecológico del Noreste. “En nuestro País, dada nuestra situación política, es importante seguir de cerca las restricciones, si alguna, que proponga el gobierno de Barack Obama”. “Cualquier restricción favorecerá enormemente para frenar el deterioro ambiental de la Isla y el resto del mundo”, sostuvo. A pesar de la poca fe que se generaliza en el mundo sobre el verdadero compromiso de los países ricos, la Cumbre no ha sido fallida. En su primer día ya parece haber obtenido algún resultado. Sudáfrica agregó un nuevo impulso indicando el domingo 6 de diciembre que reduciría sus emisiones de dióxido de carbono un 34 por ciento por debajo de los niveles previstos para el 2020, esto si los países ricos proporcionaban ayuda financiera y tecnológica. En nuestro continente reina la esperanza y el deseo porque las grandes potencias no se hagan de oídos sordos. “Cada presidente tendrá que tener en cuenta sus exigencias de política interna” pero “soy más optimista que la mayoría”, agregó el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. “Tenemos que convencer a China, tenemos que convencer a India”, insistió Lula. El calentamiento global será el tema principal de esta reunión. Proyectar las consecuencias del calentamiento global es una de las tareas más difíciles de los climatólogos de todo el mundo. Primeramente, porque los procesos naturales que provocan las precipitaciones, tormentas, la subida del nivel del mar y otros efectos esperados de este calentamiento dependen de muchos diferentes factores. En segundo lugar, porque es difícil proyectar la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero en las décadas venideras, ya que vienen determinadas en gran medida por decisiones políticas y descubrimientos tecnológicos. Difícil es predecir el impacto preciso del calentamiento de la Tierra. Aunque entre los efectos que pueden predecirse están las sequías y las inundaciones. Recién empieza esta cita en Dinamarca. Todos los ojos están puestos en Copenhague. Líderes de todo el mundo, así como un sin fin de organizaciones ambientales alrededor del planeta esperan que no sean sólo promesas lo que ofrezcan los líderes mundiales, sino soluciones concretas. Acciones que beneficien, ya no sólo a las personas, sino al maltrecho globo terráqueo.