
Hoy acompañé a un amigo a entregar una carta de amor. El amigo es mi estudiante. Éramos diez. Mis nueve estudiantes y yo. Primero tomamos café, luego decidimos acompañarlo. Es una clase de Literatura Comparada. Suponíamos discutir a Bolaño. Pero a la hora de la clase se presentó la mitad del grupo al salón. Por eso optamos por ir a tomar café. De Bolaño leímos Putas asesinas y Los perros románticos. No existen las grandes historias —eso dijimos acerca de los cuentos de Bolaño. A propósito del amor, escribe Bolaño, “un gusano blanco retorciéndose en el amor”. Eso, apuesto, sintió mi amigo en la tripa. Un gusano.
Mi amigo no usó esa palabra — gusano amor. Dijo que se levantó optimista en la mañana y escribió una carta para una muchacha que conoció poco tiempo atrás. Escribe Badiou: “Love always starts with an encounter. And I would give this encounter the quasi-metaphysical status of an event, namely of something that doesn’t enter into the immediate order of things.”
La agenda para la clase de hoy era hablar sobre la poesía y los cuentos de Bolaño. No hay acción como tal, más bien se trata de un inventario de impresiones sobre los más extraños y desconcertantes encuentros— eso dijimos de los cuentos de Bolaño. Mitad del periodo de clase la pasamos tomando café, la otra mitad caminamos con nuestro amigo, convencidos de que era lo mejor que nos había ocurrido en el día. Llámesenos perros románticos entonces. Aunque, debo admitir, nadie habló del amor.
“People will say, why talk about great truth in respect of the quite banal fact that So and So met his or her colleague at work? That’s exactly what we must emphasize: an apparently insignificant act, but one that is a really radical event in life at a micro-level, bears universal meaning in the way it persists and endures.”
Nuestro amigo podía haber escrito un mensaje de texto, supongo. Podía haber caminado solo. Yo podía haber dado la clase como normalmente hago. Nosotros podíamos haber analizado el verso “un gusano blanco retorciéndose en el amor”, de espaldas al amor. ¿Acaso el gusano goza de universalidad? ¿Qué partes perduran de una carta de amor? Quiero decir, luego de entregada y leída, de que la persona amada decida si ama también, ¿qué queda de una carta así? ¿Quiénes y cómo la sobreviven? ¿Acaso los mejores pedacitos se irán rearticulando a lo largo de una vida compartida? ¿Y qué de nosotras y nosotros —compañeros, testigos?
No hay desenlaces realmente —eso dijimos de la obra de Bolaño. Él escribe la misma historia, el mismo libro una y otra vez. Un gusano que se retuerce. No lo sobrevivió. Pero nosotros, los perros románticos, viviremos para siempre.
Guillermo Rebollo Gil es ensayista, poeta, sociólogo, abogado y profesor universitario. También es parte del grupo de colaboradores permanentes de Diálogo Digital