En días pasados uno de nuestros canales de televisión reseñó que encontraron, en el patio de una casa, del barrio Garrochales de Arecibo, una pitón reticulada de 16 pies de longitud y que pesó más de 180 libras.
Aunque lo parezca, esto no es un incidente aislado. En los últimos cinco años se han encontrado otros tipos de pitones y hasta boas, particularmente en áreas urbanas. A modo de ejemplo una pitón birmana de 12 pies de largo fue encontrada en Manatí, una pitón reticulada de 18 pies de largo en Bayamón y boas constrictoras de más de 12 pies de longitud, en diferentes pueblos del área oeste. También, recientemente, se ha informado de una de las culebras asiáticas (Xenochrophis piscator), en el área metropolitana.
La primera pregunta a hacerse es cómo han llegado estos peligrosos animales al estado silvestre en Puerto Rico. La respuesta es que la gran mayoría ha escapado de los dueños, que las tienen como mascotas, y las han adquirido ilegalmente, ya que la introducción de estos animales en nuestra isla está prohibido por ley.
La segunda pregunta es si estos animales se están reproduciendo. Al menos la boa constrictora, se ha estado reproduciendo muy bien. Los primeros informes de estos animales fueron de Mayagüez, y desde ahí, el reptil colonizó las municipalidades de los alrededores y al presente ha expandido su distribución hasta alcanzar la costa norte y municipalidades de la parte central como Utuado.
La tercera pregunta es si estos animales representan un peligro para nuestra fauna, mascotas y los humanos. Los pitones y boas, particularmente cuando son pequeños, se alimentan de aves y mamíferos en armonía con su tamaño. A tales efectos, la llegada de la boa constrictora a bosques como el de Río Abajo en Utuado, representa un peligro en ciernes para la cotorra de Puerto Rico ya que pudieran alimentarse de pichones y adultos de estas. Cabe señalarse que otro tipo de culebra (Boiga irregularis), virtualmente ha acabado con todas las especies de aves en la isla de Guam.
Por su parte la culebra asiática, encontrada en los alrededores de San Juan, se alimenta de peces y ranas, por lo que pudiera convertirse en un problema para algunas de nuestras especies de coquíes. Estas culebras exóticas pudieran albergar parásitos y enfermedades que muy bien pudieran transmitir a la boa puertorriqueña.
Las boas y pitones encontrados en Puerto Rico, cuando alcanzan una longitud de unos 12 pies, muy bien pudieran atrapar un gato o un perro y al menos matarlo. Algunas de estas culebras, encontradas en patios de nuestra isla, han estado alimentándose de gallinas.
En agosto del 2013, una pitón africana escapó de su jaula y mató a dos niños (cuyas edades era de cinco y siete años), en un pueblito de Canadá. A tales efectos, una de estas culebras, mayores de 12 pies de largo, pudiera intentar atrapar cualquier niño pequeño que pudiera estar jugando en uno de nuestros patios y obviamente causarle la muerte.
En Puerto Rico no existe un programa de control o erradicación de estos reptiles. No obstante, cabe señalar que la captura y mantenimiento de estas culebras en las facilidades que tiene el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) en el Bosque de Cambalache, le cuesta a nuestro gobierno unos $150,000 al año; dinero que muy bien pudiera ser invertido en nuestros programas de conservación de especies en peligro de extinción.
En resumen, estos animales pueden convertirse en serios problemas y a tales efectos no debemos patrocinar el que se les tenga en cautiverio como mascotas. Si usted tiene uno de estos animales, su deber es entregarlo al DRNA, antes de que pueda convertirse en un serio problema. También si observa a uno de estos animales en el estado silvestre, comuníquese con el Cuerpo de Vigilantes del DRNA, para que sean expertos los que los capturen y dispongan de ellos adecuadamente.