
La primera vez que Luis Jorge Rivera Herrera pisó el Corredor Ecológico del Noreste(CEN) se sintió en casa. Mientras iba con su tabla de “surfing” hacia la playa La Selva en Luquillo, el olor a ganado, las palmas, los mangles y la playa lo transportaron a un espacio que él ya conocía desde su infancia.
Ese lugar, parecido al que estaba viendo, era la finca de sus abuelos en el sector Los Frailes en Loíza. Allí iba todos los fines de semana con su familia y ayudaba en la recolección de cocos. En la finca había ganado, cerdos y gallinas ponedoras. También, el lugar tenía acceso a la playa y colindaba por la parte de atrás con el manglar de Piñones, que es el más grande de Puerto Rico.
“Para llegar a La Selva tienes que atravesar parte de los terrenos del Corredor. Al llegar allí y pasar por todos esos terrenos me recordó mucho el paisaje de la finca de mi familia”, comentó Rivera Herrera, ambientalista y planificador. En el 1980, el gobierno de Puerto Rico tomó la decisión de expropiar los terrenos de la finca de su familia para construir la Planta Regional de Tratamiento de Aguas Sanitarias de Carolina.
Desde que su familia perdió la propiedad, Rivera Herrera hizo un compromiso con la naturaleza. “Tomé la decisión de que cuando fuera grande iba a estudiar y a trabajar en algo relacionado a la protección del medio ambiente”, contó Rivera Herrera, quien estudió mantenimiento ambiental en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPRRP) y más tarde continuó estudios graduados en la Escuela de Planificación.
Siendo un niño de ocho años, se sintió impotente al ver cómo el gobierno destruía un espacio con tanto valor. Años más tarde, el gobierno entregaba a los desarrolladores el Corredor. “En un área de aproximadamente 13 millas de longitud, que van desde las Cabezas de San Juan hasta El Yunque, están representadas todas las zonas de vida que hay en Puerto Rico”, indicó Rivera Herrera, refiriéndose al CEN. De ahí, nació su afán por defender las 3,000 cuerdas de terreno que comprenden la zona cuando en 1992 se vieron amenazadas por desarrolladores de hoteles.
Actualmente, el líder ambiental es uno de los seis ganadores del Premio Ambiental Goldman del 2016. Dicho premio es el mayor galardón en el mundo para activistas de base en pro del medioambiente. Además, Rivera Herrera es el tercer puertorriqueño que recibe el reconocimiento. Las otras dos personas que lo recibieron son Alexis Massol, por su lucha en el Bosque del Pueblo en Adjuntas, y Rosa Hilda Ramos, quien lo recibió por su labor promoviendo la conservación del humedal Las Cucharillas en Cataño.
“Este reconocimiento valida el esfuerzo de muchísimas personas”, puntualizó el planificador, agradecido por el apoyo de muchas organizaciones y personas. En el proceso de defender el CEN, el líder ambiental recibió ayuda de la Clínica de Asistencia Legal de la Escuela de Derecho de la UPRRP, la Facultad de Ciencias Naturales, la Escuela de Arquitectura de la UPR, la Universidad Interamericana y la Universidad Metropolitana de Puerto Rico.
También, fue gracias al apoyo de la organización Sierra Club que se organizó la Coalición Pro el Corredor Ecológico del Noreste. Esta coalición está conformada por asociaciones de pescadores, residentes, grupos comunitarios, asociaciones empresariales y recreacionistas, profesores universitarios, estudiantes y organizaciones no gubernamentales que se dedican a la conservación y protección ambiental, entre otros grupos. Juntos han logrado salvaguardar el patrimonio natural.
“La ciencia nos dio la base, el derecho forzó la intervención en otras esferas del gobierno, pero fue realmente la participación ciudadana la que hizo que esas dos herramientas cobraran fuerza”, señaló el ambientalista. El fruto del esfuerzo se vio en el 2013 cuando se declaró al CEN como una reserva natural a través de una ley firmada por el gobernador Alejandro García Padilla.
A pesar de que el CEN es una reserva natural, todavía hay mucho por hacer. “Creo que este premio nos abre una ventana a oportunidades que no teníamos antes para lograr contacto con organizaciones de otros lugares del mundo y proteger al Corredor”, comentó Rivera Herrera, para quien es un honor haber recibido tan importante premio.
El ambientalista apoyará a la Coalición en el desarrollo de proyectos ecoturísticos en la zona y en el empoderamiento de las comunidades aledañas. Además, destinará parte de los $175 mil que recibió por parte de la fundación para apoyar a los proyectos del CEN y a organizaciones ambientales en Puerto Rico.
Para Luis Jorge Rivera Herrera, luchar por el ambiente no es fácil. Sin embargo, “es una lucha en defensa por la vida”, por el bienestar de la familia, de los amigos y de la sociedad. Por eso, vale la pena el entregarlo todo.