Medio siglo atrás, se vivía en Puerto Rico todavía la euforia de su desarrollismo modernizador. Muchos de sus cuadros profesionales e intelectuales jóvenes se embarcaban con Roberto Sánchez Vilella a la consolidación de su modernidad, a la superación del caudillismo, con prácticas gubernamentales progresistas y una administración pública profesional y burocráticamente racional. La Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico (UPR) preparaba a los “servidores públicos” de la modernización. Cobijaba también las investigaciones sociales sobre las que se asentaría la racionalidad de sus políticas públicas. Para ello, se invitaba a algunos destacados o prometedores sociólogos, antropólogos, demógrafos y economistas de la academia internacional, principalmente norteamericana novo-tratista, que trabajaban desde el Centro de Investigaciones Sociales (CIS) en sus primeros doce o trece años, dirigido por estadounidenses. Los puertorriqueños servían allí más bien de auxiliares de investigación.
Albergaba la Universidad también voces críticas pero pocas de ellas sustentadas por una investigación social moderna y rigurosa. Combinar el tercermundismo radical anti-racista y descolonizador de Fanón, Memmi, Césaire, Freire, Amílcar Cabral (principalmente en sus clases), con la investigación social empírica y metodológicamente moderna, fue la primera gran contribución a Puerto Rico de Luis Nieves Falcón.
Sus primeras investigaciones se dieron en el campo de la Educación. Como tal lo conocí mientras servía de consejero y director de tesis de mi hermana Ana Helvia (y a Ada Anglada) para el Programa de Estudios de Honor de la UPR. Quien habría de convertirse, como es hoy, (y, claro, no es porque sea mi hermana) en una de las más destacadas e innovadores voces en la educación pública inició sus investigaciones educativas bajo la mentoría de Nieves Falcón.
Como mi hermana mayor, participé también de la extraordinaria experiencia del Programa de Honor; en mi caso, bajo la supervisión de Milton Pabón. Nieves había sido nombrado Director del CIS, dándole un giro fundamental a esta “docta” institución académica colonial: la investigación social sobre nuestra sociedad sería dirigida principalmente por académicos del País. Al concluir mi proyecto de tesis, Milton le sometió el manuscrito a Nieves para que considerara su publicación. Así, mi primer libro El liderato local de los partidos y el estudio de la política puertorriqueña (1970) lo publicó el CIS antes de vincularme yo directamente, estando en Inglaterra, habiendo sido aceptado como estudiante de postgrado en la London School of Economics and Political Sciences, precisamente en la Universidad donde había completado su doctorado Nieves (Pablo García era el único otro puertorriqueño que había estudiado entonces allí, tengo entendido).
Habiendo completado mi maestría y avanzado en los estudios doctorales debía regresar a Puerto Rico para trabajar directamente mi investigación. Le envié a Nieves mi propuesta para sus sugerencias y cual no sería mi grata sorpresa cuando me contestó invitándome a unirme al Proyecto descolonizador del CIS en el que estaba embarcado: sería nombrado por el CIS instructor y director de proyecto y la investigación de mi tesis se convertiría en proyecto del CIS bajo mi dirección. No puedo imaginar mejores condiciones para un estudiante doctoral. Hago referencia a este episodio en mi historia intelectual como ejemplo de las oportunidades que Nieves siempre buscó para los académicos jóvenes y su confianza y esperanza en la juventud, como le corresponde a los grandes maestros.
El CIS era entonces un hervidero de actividad intelectual, al punto que —contrario a su físico—apodamos a Nieves “el dragón”, fuego en el verbo, omnipotente su presencia, impactante sus movimientos…Congregó a toda una gama de talentos para las diversas fases de la investigación social con pertinencia. El poeta de Guajana Wenceslao Serra sería el editor y el joven artista del colectivo Bija Rafael Rivera Rosa, el ilustrador, para una más sólida divulgación de los trabajos académicos. Incorporó a buenos estudiantes recién graduados como auxiliares de investigación: Mariano Negrón Portillo y Emilio González Díaz, entre otros. Se trabajaban proyectos de áreas variadas de las Ciencias Sociales y se fomentaba la interdisciplinariedad. El propio Director, es decir Nieves mismo, dirigía proyectos ambiciosos que llenaban las oficinas de jóvenes entrevistadores llenos de entusiasmo y energía. En 1970 completó y publicó el estudio La opinión pública y las aspiraciones de los puertorriqueños y, al siguiente año, un trabajo más modesto pero igualmente pionero, El clima ideológico de un grupo de jurados. Trabajos como éstos mantenían la altura académica de la trayectoria histórica del CIS, pero desde una óptica más abiertamente desafiante y crítica, desde donde comenzaban a ilustrarse las fisuras del desarrollismo modernizante.
Ante su muerte, muchos recordarán y disertarán sobre sus amplios aportes a la sociedad puertorriqueña de las últimas décadas. Es natural. Por ello quise, como homenaje, remontarme a 50 años atrás y testimoniar mi admiración a otra esfera de este multifacético patriota: su lugar en la historia como maestro y promotor de la investigación social.
El autor es sociólogo, historiador e investigador de Centro de Investigaciones Sociales de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.