Luis Sebastián: “Soltar lo que era para convertirme en lo que soy”

“Yo lo que quiero es, algún día, decir: ‘Yo hice algo por Puerto Rico’” - Luis Sebastián Borges (Ricardo Alcaraz/ Diálogo).

4 de febrero de 2016 Por José Karlo Pagán Negrón Noticias UPR

“El teatro es tan infinitamente fascinante porque es muy accidental,

tanto como la vida” – Arthur Miller

Insaciable, luchador, sensible, estudioso y trabajador; todavía no se considera actor, aunque con 21 años de edad ya ha participado en numerosas obras teatrales y próximamente estrenará Vasos de papel, película en la cual encarna a su protagonista.

Luis Sebastián Borges Ramos es un cayeyano que descubrió su vocación actoral con la oratoria en la Academia la Milagrosa de su pueblo. A los 16 años entró a la Escuela de Bellas Artes de Cayey y allí realizó 35 funciones con la pieza de Juan Bobo.

Siguiendo el consejo de su madre -quien no lo dejaba estudiar en Río Piedras “por ser tremendo”-, comenzó sus estudios universitarios en Psicología en la Universidad de Puerto Rico en Cayey. Movido por su pasión por la actuación se unió a Loquendi Theatrón con Rafael Fuentes -lo que antes era Atelier Teatral-. Un enemigo del pueblo, fue la primera obra profesional que realizó. Ahí fue que todo cambió.

“Él [Rafael Fuentes] fue el que me dio ese toque de: esto es en serio. Esto no es lo que tú hacías en high school, hay gente que se dedica a esto y que se entrena”, destacó.

En ese momento se encendió la chispa teatral en él, se convirtió en una adicción, en su motor, en su meta. Era el primero en llegar al teatro y el último en irse. “Absorbía de esa gente que era mucho mayor que yo”, contó Sebastián quien en un principio se veía en una carrera en derecho y posteriormente como político de izquierda.

Así que tomó la decisión. Se matriculó en el Departamento de Drama de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPR-RP).

Llegó hace dos años a la casa de los gallitos y las jerezanas y se prometió a sí mismo -que no sabía cómo lo lograría- pero que saldría de aquí con un trabajo, con un prestigio universitario de ser un buen actor. “Yo voy a salir de aquí respetado”, se dijo.

Sin pensarlo dos veces se empezó a mover, a ir a audiciones, a entrenarse. Así entró al Teatro Rodante. Y hoy, dos años después, ha participado en: Los menecmos, El libro del buen amor, La pareja virgen, Locos de amor, Pluma y tempestad, Los reyes, Prisma Social, El Método, 5 escenas amorosas y un prólogo y Vasos de papel, entre otras.

“Siempre dije que quería hacer esto, pero tenía mucho miedo”, confesó el joven. Y es que en esta profesión siempre está la incertidumbre de tener o no trabajo. Pero, “yo no quería prender la televisión a los 50 años y a los 60, y decir ‘yo pude haber estado ahí’”, recordó.

Sebastián se ha enamorado de lo que hace y no quiere dejarlo por nada del mundo, pues lo ve como un acto de solidaridad. Para él, conocer la actuación, fue: “soltar lo que era, para convertirme en lo que soy”,

Con gran emoción y brillo en sus ojos, explicó: “La actuación es un mundo iluso que nos permite conectar con las almas de otros seres humanos. Es todo aquello que es y no es. Es tan infinito como el universo y es esa conexión hacia todo lo que no conocemos y conocemos”.

La actuación es el retrato de lo que somos como sociedad, continuó, por eso piensa que nunca va a morir, porque el hombre la necesita. “Es una necesidad social, es lo que nos permite demostrar lo que somos, lo que estamos pasando como sociedad, lo que vivimos, es nuestro día a día, es todo realmente, para mí la actuación es la vida”, afirmó.

– Entonces, ¿cómo se refleja nuestra sociedad en el teatro? ¿Es burlón?, preguntó Diálogo.

– “Aquí la comedia se nutre mucho porque como pueblo estamos tan fastidia’os”, dijo entre carcajadas.

Rápidamente aclaró que, “Se están haciendo cosas muy buenas. Aquí se están haciendo cosas de muy buena calidad. Yo diría que es cuestión de seguir dándole espacio a la

gente que se sigue entrenando y espacios a toda esta gente que trae ahora estos conocimientos nuevos de todas partes del mundo”.

La autogestión como herramienta clave

Nuestra Isla está atravesando una crisis tanto económica como cultural que afecta a la -ya rezagada- industria del teatro. Sebastián lo sabe y por tal razón se ha dedicado a lo autogestión para aportar a su tierra.

“A mí me gustaría que el teatro vuelva a ser lo que fue antes en Puerto Rico”, admitió con pesar el joven cayeyano, y añadió, “pero hay que aportar, no quitar”.

“De una manera u otra, aporta no quites. Todo el mundo está quitando, todo el mundo está quejándose, están en una constante negatividad, no pana, se pueden hacer más cosas. Se puede hacer mucho más si simpatizamos y amamos”, enfatizó el también perteneciente al San Juan Drama Club.

Con esta idea en mente Sebastián -junto a cuatro compañeros de Drama de la UPR-RP- fundaron la compañía teatral Histeria Colectiva. “Tenemos que depender de crear nuestro propio empleo. En Puerto Rico los productores tienen sus piñas, su gente, y no porque tú seas bueno te van a llamar”, lamentó.

El joven, quien participó en Objetivo Remix de Sunshine Logroño, resaltó el papel de Histeria y lo definió como un mini rodante, pues siempre están trabajando en algo y sale completamente de ellos. Resaltó que cada uno aporta lo que ha aprendido en la UPR.

Por otro lado, Sebastián destacó que ha llegado a donde está por su hambre y ganas de ser alguien. “Yo creo que están las ganas, yo creo que hay que tener un por qué”, aseguró.

Cada día es una guerra constante consigo mismo. No puede estar tranquilo, confesó con una sonrisa. Si tiene dos proyectos, necesita tres más para sentirse satisfecho. El trabajo constante lo considera como fundamental en su carrera.

“No puedo estar tranquilo y creo que eso fue lo que a mí me hizo diferente. Cuando veía a mis compañeros que en su tiempo libre se quedaban en la glorieta hablando una o dos horas, yo me encerraba en el teatrito a practicar el monólogo. Cuando se quedaban aquí [en el palito de drama] hablando, yo iba y me leía una obra de Arthur Miller o de Shakespeare”, destacó el joven quien además es un aficionado de los deportes, en especial del voleibol.

Aunque el año pasado, la Comisión para el Desarrollo Cultural (CODECU), develó que el consumo y participación por actividades culturales en la Isla se hace un 96 por ciento a través de la televisión, mientras que solo un 27 es por obras teatrales, Sebastián no lo ve como un problema porque “todavía estamos viviendo en una época donde el teatro es muy necesario. El teatro expresa cosas que en la televisión tú no puedes expresar y la gente tiene que ir moldeándose hacia eso”.

Citó, además, al actor Raúl Carbonell, “la televisión mueve mucho más gente, es obvio, pero el teatro es la madre, ahí fue que empezamos y ahí vamos a morir”.

Conocimiento, lectura, preparación y sensibilidad

El actor en formación resaltó, también, la importancia de la lectura para todo aquel que quiera triunfar en esta profesión. “Hay que leer y hay que aprender de otras cosas de otros países y de muchas cosas que se están haciendo internacionalmente que quizá por nuestro insularismo no vemos”.

Él ama estudiar, se considera un nerd, le fascina conocer y entre más lo hace más se da cuenta de que sabe menos. “La educación es tan universal como el teatro, hay que tener un bagaje de todo. Además que el entrenamiento del actor es esencial y si no nos entrenamos nos enfriamos y ahí caemos en la monotonía y la monotonía nos lleva al aburrimiento y adiós, good bye, se acabaron tus buenas presentaciones”, sentenció tajantemente.

Porque si algo ha aprendido este gallito es a decir las cosas como son, pero con sensibilidad. Eso, lo aprendió de Carola García, a quien considera un ser mágico.

Su formación y éxito se lo atribuye a García, a Jacqueline Duprey, Dean Zayas y a Sully Díaz, quienes han confiado en él y han formado lo que es hoy. De una manera u otra, ellos le han enseñado a ser empático y aprender de sus errores. “La clave para una mejor vida estudiantil profunda y productiva es la sensibilidad que cargamos como estudiantes. Es reconocer que nos vamos a equivocar en el proceso, pero es parte”, comentó.

Con sus errores y aciertos, Sebastián llegó a la pantalla grande gracias a Vasos de Papel, película que protagoniza junto a Natalia Lugo. Esta oportunidad le ha dado más fuerza para continuar y afirmarse que “este es el camino que quiero hacer. Pero no digo se acabó”.

“Yo no estoy en esto porque quiero ser famoso. Yo no estoy en esto porque hay dinero envuelto. Yo estoy en esto porque es lo que amo hacer y no me veo haciendo otra cosa, punto”, finalizó la joven promesa actoral.

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