En la sala de exposición dedicada a los indios taínos del Museo de Historia, Antropología y Arte de la Universidad De Puerto Rico en Río Piedras, Mónica González observaba detenidamente a su pequeño hijo de siete años mientras dibujaba símbolos taínos en una mesa. La han pasado “súper bien”, comentó, añadiendo que actividades como la segunda edición del Museo Encantado, celebrada el pasado jueves 31 de octubre, son una manera efectiva y diferente de acercar a los niños al museo. A su lado, Nancy Abreu, quién trabaja en la Biblioteca Lázaro de la Universidad De Puerto Rico en Río Piedras, comparte con su pequeño hijo de 5 años en la mesa de colorear. “La cueva del índio fue espectacular, han sabido distribuir los espacios, la parte de los acróbatas fue excelente", dijo Abreu.
Decenas de niños vistieron sus mejores disfraces, listos para protagonizar un mágico recorrido por las exposiciones del museo. Desde hermosas princesas hasta los clásicos superhéroes se dieron cita en el lugar, tampoco podían faltar algunos esqueletos, brujas, bailarinas y hasta pequeñas abejas.
Viaje al pasado
El recorrido comenzó por los restos egipcios que custodia el museo. La histórica Cleopatra, junto a un faraón, le explicaron a los curiosos niños el proceso de momificación.
En otra de las salas, dos voluntarios esperaban al público frente al famoso cuadro El Velorio del puertorriqueño Francisco Oller. “Hay gente que no piensa que es la pintura original y eso me impresiona”, dijo Mariana Oliva, alumna de la Escuela Secundaria de la Universidad de Puerto Rico (UHS) y quién interpretaba a una jíbara puertorriqueña.
Martín García Rivera, quien es profesor de la Facultad de Bellas Artes en el recinto de Río Piedras, participó de la actividad junto a su esposa e hija. El profesor describió la actividad como una jocosa e interesante. “Se convierte en un museo vivo, está cumpliendo una función social que, a pesar de sus dificultades, es el museo del pueblo”, manifestó.
Visita la fotogalería de Museo Encantado por el fotoperiodista Ricardo Alcaraz
La Gran Cueva fue una de las atracciones más concurridas de la noche. El público tuvo la oportunidad de ver cómo eran las cuevas de los primero pobladores de la Isla. Allí se encontraba Viviana Román junto a sus tres hijos, quienes tocaban las maracas en compañía de un indio taíno. Viviana y su familia habían participado anteriormente de las actividades que ofrece el museo los domingos.
Sin embargo, en esta ocasión, decidió no “tricotear” de casa en casa y traer a sus hijos al museo. “Todo está bello…nosotros que hacemos la ronda en la urbanización decidimos venir aquí al museo para que los niños pudieran ver las pinturas y las exposiciones a través de personajes vivientes”, dijo.
Donald Escudero Rivera trabaja como asistente en el museo y participó de Museo Encantado por segunda ocasión. “Este año esta mucho más organizado, el año pasado fue más experimental”, dijo el joven mientras interpretaba al dueño de una imprenta del siglo 19. Escudero Rivera expresó que este año la comunidad universitaria esta mucho más involucrada y la participación del público superó a la del año anterior.
La actividad contó con la colaboración voluntaria de estudiantes de la Facultad de Humanidades quienes se encargaron del vestuario de los personajes, el maquillaje, la escenografía e iluminación.
La directora del Museo de Antropología, Arte e Historia, Flavia Marichal, describió la actividad como “fabulosa”. “Los estudiantes y la comunidad se han unido y todos son voluntarios”, manifestó emocionada.
Para la organizadora y moderadora del evento, Lisa Ortega Pol, fue una sorpresa el apoyo recibido del público. El pasado año la actividad tuvo una buena acogida y por esta razón decidieron hacer la segunda edición. “Nosotros como institución pública que podemos comunicar cultura tenemos la responsabilidad de ofrecerle a nuestro público ser agentes de paz”, dijo Ortega Pol.