La obra del artista puertorriqueño Miguel Luciano retoma, en la mayoría de los casos, los conflictos raciales, de clase y la complicada relación con los Estado Unidos que forjan la experiencia del pueblo puertorriqueño. Más que otro escape por la puerta trasera, la obra de este artista logra que el observador resuma cuentas con su realidad cultural e histórica y desee, o aprender un poco más o examinar con algún otro las particularidades históricas que le constituyen. Su pieza Barceloneta Bunnies, de la que se ocupa este artículo, continúa la tradición del artista de retomar temas históricos. En este caso, se trata de la esterilización de las mujeres puertorriqueñas con motivo de controlar (al comienzo se pensaba eliminar) la población de los barrios pobres. En esta pieza se mezclan también temas como la siembra y comercialización del la batata en la isla y el desarrollo de la industria farmacéutica en el pueblo de Barceloneta. Esta pintura es parte de la serie Louisiana Portoricans (el nombre de una compañía norteamericana que sembraba batatas en la isla). Piezas de esta serie han sido presentadas en el Arsenal de la Marina en el 2001, en el Centro de Estudios Puertorriqueños en Hunter Collage en el 2004, en el CUE Foundation en Nueva York en el 2006, en TUFT University en Boston en el 2007 y en la galería Lorenzo Homar del Taller Puertorriqueño de Filadelfia en el 2008, entre otros sitios. Barceloneta Bunnies formó parte de la exposición En sus marcas…, organizada por la Universidad del Sagrado Corazón el año pasado. En la pintura, hecha en acrílico y de 72 x 72 pulgadas, observamos a tres personajes: el conejo de Trix, el de la Nestle y un conejo que apenas se quiere comer su próxima pastilla de Viagra. Los tres están posicionados alrededor de un círculo o ventana visual donde un campo sembrado (asumimos que de batata) se alarga hasta finalizar en una hilera de fábricas. Estas últimas, además de estar pintadas una al lado de otra, están unidas por la cortina de humo que sus chimeneas han expulsado al cielo. Es interesante el arreglo de los elementos en esta pintura y la utilización de la perspectiva. Desarrollada como disciplina matemática en el Renacimiento europeo, la perspectiva es el arte de crear volúmenes en un plano y de acomodar los objetos pintados de manera que el espectador tenga cierta experiencia visual. Cuando accedemos a observar esta nueva realidad, la realidad plástica, le damos la oportunidad al artista a que, a través de su inventiva, nos comunique su intención. Es atrayente ver cómo Luciano ha logrado la mezcla entre las técnicas por demás complicadas en función de hacer un comentario sobre ciertos sucesos históricos del Puerto Rico del siglo XX. En este sentido, la finca y las fábricas son el punto de fuga de la pintura y el lugar donde descansa la mirada del espectador del caos que rodea este centro. Es precisamente un caos visual lo que provocan los tres conejos. A su vez, las actitudes de locura que parecen dominar a estas tres figuras son contrastadas por el orden de las letras que les quedan detrás y que sus cuerpos tapan más o menos en su totalidad. El caos aparece alrededor del las letras (US No.1, Aryon, Porto Rico Yam), nuevamente cuando algunos conejitos practican el arte de la reproducción allá en lo oscuro de las esquinas del cuadro. Las Indias (así le llamó Colón a América cuando su primer viaje en 1492), están llenas de conejillos, parece decir el artista. Todas estas referencias a los conejos se conectan a la experiencia de miles de mujeres puertorriqueñas que fueron parte de varios proyectos de esterilización con los cuales el gobierno de los Estados Unidos controló la natalidad en Puerto Rico. Una de las ironías históricas que recoge la pieza es que, años después de estas campañas, se establece en Barceloneta la farmacéutica Pfizer que produce la pastilla Viagra. Luciano crea una relación analógica entre la virilidad, el poder artificial que se obtiene de tomar la pastilla Viagra y lo que él entiende como la fantasía de la estadidad. Por esa razón, el conejo de Trix va, loco de contento, a atrapar la pastilla. Por un lado, la estadidad, vista como ilusión, es la fantasía de la virilidad artificial. Siendo esto así hay que señalar que la política no es el interés principal de este artista, sino hacer un comentario fuerte sobre una población que lleva a sus espaldas una historia de pobreza y boom económico sin precedentes. Una vez el observador se adentra en esta pieza, se da cuenta de que los comentarios de Luciano están hechos para remover consciencias. Dos de los conejos son adictos: uno al azúcar, otro a la fantasía. El tercero parece pensárselo mejor, es quizás el único de los tres que se ha detenido a mirarse a sí mismo en su situación. Quizás por ello es el que observa hacia fuera del cuadro y te devuelve la mirada. En esta pieza ocurren muchas cosas y cada una tiene varias maneras de ser interpretada. El artista parece decirnos con sobrada ironía y colorido su lectura de la historia. Es precisamente el trabajo del artista incomodar y seducir a la misma vez. El humor de esta pieza y las conexiones que hacemos con estos personajes de nuestra niñez nos atraen a mirarla con calma. Quizás necesitemos un mapa para entender este tipo de trabajo. Pero lo que con probabilidad necesitemos con más urgencia luego de ver Barceloneta Bunnies es abrir un buen libro de historia de Puerto Rico y leer. La autora es periodista de cultura.