Su vida dio un vuelco una tibia mañana de sábado hace tres años cuando fue arrollada por un vehículo mientras se ejercitaba en el Viejo San Juan. Y aunque la adversidad tocó su puerta, hoy, la corredora de maratones Mayra Elías Díaz continúa impulsándose por las avenidas del País para brindarle nuevas esperanzas a aquellos que como ella sufren de paraplejia. También para alzar su voz exigiendo que los conductores negligentes aprendan a respetar la vida.
Previo al accidente, Mayra fungía como propagandista médico. Respecto a este cambio drástico que dio su vida expresó que “es bien difícil tu poder adaptarte cuando eres una persona bien activa que hacías muchas cosas. Y ahora saber que vas a hacer una pausa bien grande, que no vas a poder volver a caminar, es bien doloroso”.
Sin embargo, la corredora quien ha contado con el apoyo de su esposo y sus dos hijas durante este proceso, ha logrado transformar ese dolor en algo beneficioso para sí misma y para muchos otros, quienes han enfrentado situaciones similares. Recalcó que a esta nueva vida que tiene le ha sacado partido. Manifestó que “como viví y fui víctima de eso me siento responsable de tratar de ayudar a otros y eso es lo que me siento bien haciendo ahora”.
Como resultado de toda esta situación nació A Runner’s Love, una competencia para corredores, donde los fondos generados en las inscripciones van destinados a costear los gastos médicos de personas, que como Mayra, han recibido serias lesiones en el cordón espinal. La idea surgió de los corredores que estaban con ella el día del accidente. Querían hacer algo para ayudarla a costear los gastos hospitalarios así que se preguntaron qué era lo mejor que sabían hacer. La respuesta no se hizo esperar: “correr”.
Según Mayra, la factura del hospital donde estuvo ingresada en Estados Unidos, asciende a $550,000, los cuales afirma aún no ha terminado de pagar. Destacó que este tipo de tratamiento no lo cubre ningún plan médico. “A través de esta actividad hemos tratado de saldar la cuenta, dijo mientras se escapaba un pequeño suspiro. Su rostro se iluminó cuando recordó el gran gesto de amor de sus compañeros maratonistas, pues la primera y segunda edición de dicha carrera (que se celebra en diciembre) se organizaron con el fin de ayudarla.
Aclaró que una parte de los fondos que se recaudan en este evento además de ayudar económicamente a las personas que por alguna situación ha quedado parapléjicas (pues se sabe que los gastos en los que se incurren son exorbitantes), se destina a concienciar los conductores para que se respete la vida de los peatones, ciclistas y otros transeúntes.
Aprovechó para exhortar a los conductores a que si ven a un peatón o a un ciclista que mantengan una distancia prudente y que si por accidente golpean a esa persona que se queden en la escena. La corredora recalcó que “la diferencia aquí, entre una persona que sobrevive y una que no, es que te quedaste o no en la escena para llamar al 9-1-1”.
Por su parte, Jorge Rivera Bujosa, corredor y amigo de Mayra, quien estuvo con ella el día de su accidente agregó que esta carrera es una forma de “hacer un statement de nosotros como corredores de que no vamos a aguantar este abuso”. Adjudicó el problema de los hit and run (personas que provocan un accidente y abandonan la escena) a la insensibilidad de algunos conductores. “No hay esa conciencia moral de que cualquier movimiento que yo haga puede costar una vida”, sostuvo.
Una mujer que no se rinde
El tesón y la entereza que ha demostrado Mayra a lo largo de su recuperación es loable. Aún recuerda como si fuera ayer aquel fatídico día en la que su vida dio un giro de 180 grados. Cuenta que esa mañana se levantó como de costumbre a las tres de la madrugada para hacer sus preparativos para salir a correr. Una hora y media más tarde llegó al Parque Central donde junto a sus compañeros corrieron aproximadamente tres millas. Ya como a las 6:30 de la mañana estaban de camino al Morro. En un momento entre las 6:30 y las 7:30 a.m. se detuvieron a comprar una botella de agua y ese fue su último recuerdo. Lo que pasó después lo sabe porque se lo contaron sus amigos.
Le indicaron que luego de pararse a comprar agua continuaron su ruta por la Avenida Constitución en San Juan. Tomando las debidas precauciones comenzaron a correr por el carril de las guaguas de la Autoridad Metropolitana de Autobuses (AMA), pegados a la acera, cuando repentinamente un auto invadió el área por donde iban los corredores, atropellándolos a todos. Mayra quedó inconsciente en el piso mientras sus acompañantes, un tanto aturdidos por lo que acababa de suceder se movilizaban para llamar al 9-1-1.
Luis D’Acosta, el joven que atropelló a Mayra, estuvo un mes desaparecido. Nadie sabía sobre su paradero, mientras que la corredora, sus compañeros y sus familiares exigían que se encontrara al responsable de este acto negligente. Luego de un mes del accidente el sospechoso apareció, pero no dijo absolutamente nada. D’Acosta fue sentenciado a un año de prisión y ocho meses en probatoria
Según estadísticas de la Comisión para la Seguridad en el Tránsito para marzo del 2015 se habían reportado nueve casos de hit and run, entre los que figuraba el de la cantante Ivania Zayas. En el 2014 fueron 18 y en el 2012, cuando ocurrió el accidente de Mayra, 21.
Tras este incidente se comenzaron a enmendar las leyes y las penas que se imponen a los acusados por este tipo de conducta. El agente Juan E. Flecha de la División de Tránsito de San Juan, indicó que la condena por este acto puede ir desde 3 a 15 años de cárcel. La cantidad de años que se otorga al individuo está sujeta a varios factores: si la persona tenía un récord limpio, si permaneció o no en la escena o si estaba bajo los efectos del alcohol, entre otros. Señaló además que los horarios donde ocurren la mayor parte de estos accidentes es entre 8:00 p.m. y 12 del mediodía.
Definitivamente no todos tienen la dicha de sobrevivir a un accidente como el de Mayra. Esta joven mujer ha tenido una recuperación admirable, su estado de ánimo alegre y lleno de energía da fe de ello. Y aunque está en una silla motorizada, ello no ha sido impedimento para continuar con su vida, al punto de que participa como corredora en la carrera de A Runner’s Love. Explicó que el evento establece tres categorías: el 5K en silla de ruedas, el 10K para el resto de los corredores y el 5K pedestre, que se puede hacer corriendo o caminando. Esta valiente maratonista es la viva prueba de que hay muchas maneras de caminar y que es tarea de la persona decidir si se rinde o si se adapta a una nueva vida.
La autora es estudiante de periodismo en la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico. Este texto se produjo para el curso Redacción Periodística II (INFP 4002), que dictó la profesora Odalys Rivera el pasado semestre.