Se convocó a la prensa local para cubrir la actividad. La prensa brilló, precisamente por su ausencia. Una ausencia que reforzó en gran medida la presentación del vídeo “Menuda torpeza” el pasado viernes. La muestra del vídeo, además, sirvió como telón de fondo para proyectar una serie de cortometrajes independientes, así como para entablar un diálogo en torno a las estrategias, los subterfugios de los que se valen la gran mayoría de los cineastas en ciernes, a la hora de hacer su trabajo en nuestro País.
El espacio elegido por los organizadores del evento fue el taller de la compañía teatral Y no había luz, que ubica en Santurce. Un nutrido grupo de personas, amigos y conocidos se dieron cita –con la hora de retraso habitual– para disfrutar de un buen momento, acompañado de buenas conversaciones que quizá deriven en condiciones de trabajo menos hostiles.
El primer cortometraje en presentarse fue “No seas pendejo, un corto complejo” del rosarino radicado en la Isla, Juan Botta. El mismo arrancó risas de los presentes por aferrarse a un humor que ya es estampa de su trabajo. Luego fue proyectado “Encierro”, de José “Quique” Rivera. El corto utiliza la técnica del stop motion para narrar la historia de un títere atormentado por la pesadilla en que muchas veces se convierte el trabajo oficinesco. Le siguió “La azotea” de José “Chemi” González. Con una fotografía muy cuidada, el corto –rodado en el ahora extinto teatro Yerba Bruja– mezcla la danza con una narrativa compleja, un tanto invisible, que se sostiene más en el terreno visual.
Le tocó el turno a “Menuda torpeza”. El vídeo, de apenas dos minutos veinte segundos, fue un trabajo en conjunto realizado por Wilmary Ramos, Pedro Iván Bonilla, Egda Claudio, Joelly Rodríguez y Pedro Muñiz. La música utilizada le pertenece al dúo español Pauline en la Playa. Tanto la letra como la historia mínima que cuenta este vídeo, es de una redondez compleja de lograr, máxime cuando se trabaja en un formato tan breve. Una mujer se enamora de un pez, y hace todo porque se concrete el encuentro.
Al final se conversó –una hora para ser exactos–sobre el terreno pedregoso del cine en Puerto Rico. Se habló de la posibilidad de una cooperativa, de lo no tan descabellado de intercalar cortometrajes antes de cada película en las salas de cine comerciales. Se destacó el trabajo en equipo, y la necesidad de insistir en la creación de propuestas para intentar dar con fondos que aseguren una recompensa digna a un trabajo que cuesta sudar la gota gorda. Menuda hazaña.
Menuda Torpeza, por Wilmary Ramos, Pedro Iván Bonilla, Egda Claudio, Joelly Rodríguez y Pedro Muñiz