Los cinco mayores proveedores de armas coinciden con cuatro miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que, irónicamente, abogan por una coexistencia pacífica y defienden los principios del desarme. “No tienen escrúpulos en, simultáneamente, vender armas mortales en zonas de combate”, denunció un diplomático de la ONU que pidió reservar su identidad.
A China, Estados Unidos, Francia y Rusia se les suma Alemania, que desde hace tiempo trata de conseguir un asiento permanente en el máximo órgano de seguridad de la ONU, según un informe publicado el 12 de este mes por el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri).
Cuando hay guerras no gana ninguna de las partes enfrentadas, sino los comerciantes de armas, llamados mercaderes de la muerte por los pacifistas.
Los conflictos aumentan, y con ellos el hambre de armas convencionales como lo prueban los seis años de guerra civil en Siria, donde las múltiples facciones enfrentadas reciben armas de Estados Unidos, Rusia o Irán.
Pero también está el conflicto en Yemen, que ya lleva tres años, donde Arabia Saudita emplea armas estadounidenses de forma indiscriminada, en gran medida contra la población civil.
Además, se mantiene el conflicto palestino-israelí, que va para los 50 años y que transformó al estado judío en una potencia militar, muy superior a la de todos los países árabes juntos.
También llegan armas sin interrupción a Egipto, Libia, Líbano, Irán, India, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Kuwait, Afganistán y Pakistán.
Las armas comercializadas incluyen aviones de combate avanzados, vehículos aéreos no tripulados, misiles, buques de guerra, tanques, vehículos blindados para transporte de tropas, artillería pesada y armas pequeñas.
Los cinco mayores proveedores de armas fueron los responsables de 74 por ciento de las exportaciones en el período 2013-2017, según datos de Sipri.
Y el quinto miembro permanente del Consejo de Seguridad, Gran Bretaña, no los sigue de lejos. Londres cerró un acuerdo armamentístico con Arabia Saudita por 5,000 millones de dólares en la primera semana de marzo, como informó el diario The Wall Street Journal el 10 este mes.
Solo los países de Medio Oriente, la mayoría destruidos por las guerras, aumentaron a más del doble la compra de armas en los últimos diez años, indica Sipri.
A pesar de las preocupaciones por las violaciones a los derechos humanos, “Estados Unidos y los países europeos siguen siendo los principales exportadores de armas a la región, responsables del suministro de 98 por ciento de las armas importadas por Arabia Saudita”, señaló Pieter Wezeman, investigador del programa Gasto Militar y de Armas de Sipri.
Los actuales conflictos armados en Yemen, Siria, Irak, la región egipcia de Sinaí, Libia, Palestina, Líbano y Turquía y la idea de que la fuerza militar es un importante instrumento, sino el principal, para lidiar con ellos, son las razones de la mayor demanda de armas en la región.
Además, las guerras se vinculan con las aspiraciones de varios países de convertirse en potencias regionales, en particular Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Turquía que, a su vez, instalan la profunda sensación de amenaza entre Arabia Saudita y Emiratos contra Irán, y entre Israel e Irán.
Y el enfrentamiento entre Arabia Saudita, respaldado por Emiratos, y Qatar refleja la rapidez con que aumentan las tensiones, aun entre países que eran aliados hasta hace poco.
“La preparación para esas tensiones imprevistas es probablemente el motivo de que los regímenes de la región se modernicen o, en el caso de Qatar, amplíen su arsenal”, observó Wezeman.
La compra de armas ha demostrado poca efectividad en la disuasión de conflictos. La sensación de seguridad, además del prestigio y de la oportunidad que el comercio de armas ofrece a la corrupción, son otras razones que explican el actual comercio de armas.
Los nuevos datos de Sipri confirman una tendencia perturbadora, Estados Unidos amplía la distancia que le lleva en este sector a Rusia, el segundo mayor exportador de armas en el período 2013-2017, indicó Natalie J. Goldring, del Programa de Estudios de Seguridad de la Facultad Edmund A. Walsh de Servicio Exterior, de la Universidad de Georgetown.
Estados Unidos mantiene el título de “principal mercader de la muerte”. Los fabricantes estadounidenses suministraron más de una tercera parte del valor de las mayores armas convencionales dispersas por el mundo entre 2013 y 2017, precisó.
“La situación no parece mejorar pronto”, pues el gobierno de Donald Trump parece promover el plan “compre estadounidense”, que en la práctica se traduce en considerar a las armas como si fueran cualquier otro producto.
Parece que Trump continuará con la lamentable tendencia de los anteriores gobiernos de ejercer muy poco control sobre las armas de fabricación estadounidense, observó Goldring, quien también representa al Instituto Acrónimo de las Naciones Unidas en materia de comercio de armas convencionales.
Una señal positiva es que el “Congreso (legislativo) adopta una visión más crítica sobre algunas exportaciones de armas”, indicó.
“En el verano (boreal) pasado le faltaron tres votos para aprobar una resolución que impidiera la venta de municiones de alta precisión a Arabia Saudita”, ejemplificó Goldring.
“Si con más armas las personas estuvieran más seguras, Medio Oriente debería ser un lugar notoriamente pacífico. Pero lo contrario parece estar más cerca de la verdad”, apuntó.
India fue el mayor importador de armas entre 2013 y 2017 con 12 por ciento del total, seguida de Arabia Saudita, cuya compra aumentó en 225 por ciento, en comparación con el período 2008-2012, según Sipri.
Las armas importadas por Egipto, en tercer lugar, aumentaron 215 por ciento, seguido de Emiratos, en cuarto lugar, mientras Qatar, en el lugar 20, aumentó sus importaciones y suscribió varios importantes acuerdos en el mismo período.
“Las tensiones entre India, por un lado, y Pakistán y China, por otro, incentivan la creciente demanda india de grandes armas, ya que sigue sin poder producir”, explicó Wezeman.
En cambio, China tiene cada vez más capacidades de producir sus propias armas y sigue fortaleciendo sus relaciones con Pakistán, Bangladesh y Myanmar (Birmania) a través del suministro de armas.
Y Medio Oriente, explicó Wezeman según los datos de Sipri, aumenta sus importaciones de uso militar, que incluyen a las fuerzas paramilitares como la policía militarizada o las llamadas fuerzas internas de seguridad, que existen en casi todos los estados de la región.
Casi todos los países de la zona tienen conflictos armados. Muchos, tanto internos como intervenciones en el extranjero.
El uso de armas pesadas en conflictos internos es común en las operaciones turcas contra grupos kurdos, entre los diferentes grupos en Siria, en las fuerzas estadounidenses y europeas contra el Estado Islámico, en las fuerzas egipcias en el Sinaí, en Israel contra el libanés Hezbolá y el palestino Hamás, y en Irak y Yemen.
Los acuerdos de armas para operaciones internas contra fuerzas rebeldes o contra la oposición desarmada también son sustanciales.
Un ejemplo típico es la venta de un gran número de vehículos blindados, fabricados en Canadá, para la Guardia Nacional Saudí por 10,000 millones de dólares, señaló Wezeman.