
TEGUCIGALPA- El presidente de facto, Roberto Micheletti, anunció que pedirá a sus ministros levantar el decreto, lo que ayudaría a una misión de cancilleres de la OEA a sentar en una misma mesa a enviados de Micheletti y Zelaya, recluido desde hace dos semanas en la embajada brasileña de Tegucigalpa. El decreto se aplicó hace más de una semana, con el fin de detener las protestas de los partidarios de Zelaya y silenciar algunos medios favorables al destituido presidente en el dividido país centroamericano. Micheletti se reunió con los ministros para revisar el decreto que restringe las libertades de prensa, asociación y circulación. “Yo voy a hablar ante los ministros, voy a solicitar respetuosamente, igual que como tomamos la determinación para establecerlo, igual haremos para derogarlo”, aseguró Micheletti a un canal de televisión local, antes de entrar en la reunión. Micheletti reconsideró su decisión de suspender algunas libertades, después de recibir una lluvia de críticas de la comunidad internacional y pedidos de sus propios aliados -incluyendo empresarios y políticos- de revertir la medida. Una delegación enviada por la OEA, que prepara el terreno para la visita el miércoles del grupo de cancilleres, reconoció que el principal obstáculo para alcanzar una solución es la restitución del presidente depuesto, algo que Micheletti ha rechazado por completo. La derogación del decreto ha sido una de varias condiciones de Zelaya para retomar las conversaciones con el gobernante de facto, que tomó el poder el 28 de junio, día en el que Zelaya fue sacado a punta de rifle del país y llevado a Costa Rica desatando la peor crisis política en Centroamérica en décadas. “Tengo fe en que este problema se puede resolver”, expresó Zelaya a la cadena Telesur. “Tengo confianza que si algo de corazón y de conciencia les queda a los que ejecutaron este golpe de Estado (…) este problema se va a solucionar en los próximos días”, agregó. El derrocado presidente Zelaya llegó por sorpresa a la sede diplomática, luego de entrar clandestinamente a Honduras tras tres meses de exilio forzoso e infructuosas negociaciones para volver al poder. Desde entonces la embajada está rodeada por decenas de militares y policías con órdenes de arrestarlo. En un comunicado difundido por sus representantes en el exterior se asegura que entre las otras condiciones de Zelaya para retomar negociaciones figuran el cese de un “hostigamiento y acoso” a la embajada de Brasil y la libertad para recibir a quien quiera en la sede diplomática. “El cumplimiento fiel de las muestras de buena voluntad expresadas anteriormente por parte de los protagonistas del golpe del 28 de junio será interpretado por el Gobierno Constitucional como una muestra de voluntad real de diálogo”, explica el comunicado. “Lo que no es negociable precisamente es la restitución de la presidencia”, explicó Zelaya a Telesur. El mandatario de facto no fue tan inflexible el lunes como en otras ocasiones y dijo que la justicia sería la encargada de decidir si Zelaya puede volver al poder. “Hay una razón para sentarse a dialogar, que es la patria primero. La restitución es una aspiración del señor Zelaya (…) tendría que ser la Corte Suprema de Justicia la que tomara esa decisión, no corresponde al Gobierno”, afirmó Micheletti. La Justicia hondureña busca a Zelaya por supuesta violación de la Constitución con sus intentos de allanar el camino a una reelección presidencial, que fue el argumento utilizado para derrocarlo, y acusaciones de corrupción. Sin embargo, Micheletti insistió en que la mejor solución al conflicto es que Zelaya renuncie a sus intentos de volver al poder y que el propio presidente de facto abandone el Gobierno para abrir paso a autoridades interinas encabezadas por el jefe del Congreso. “La tercería yo la acepto siempre y cuando él (Zelaya) también abandone las aspiraciones y que sea una sucesión Constitucional como lo manda la ley”, agregó.