Cuando Melissa Solórzano García creó el concepto de Leamos Más Puerto Rico, un proyecto inspirado en la educación Montessori, que busca promover y socializar la lectura, quizá no pensó cuán rápido su lucha social se intensificaría.
Solórzano García se dedica a gestar que la gente lea y, en los tiempos de Snapchat y Facebook Live que vivimos, eso de por sí ya es un reto de carácter social y político. Es una educadora que se especializa en literatura infantil y juvenil; eso, y sus empleos de maestra de escuela elemental en Vieques y de periodista freelance le paga la renta desde hace años.
Mientras tanto, Karla Ferrer Arévalo, es una trabajadora social que se dedica a la educación en sexualidad, otro laburo con grandes desafíos sociopolíticos. Ambas ejercen oficios que muchas veces nadan contra la corriente en este río lleno de escuelas de pirañas disfuncionales y cocodrilos con fauces hechas de ignorancia que llaman el archipiélago de Puerto Rico.
Entonces, de repente, tienen en su cara el apocalíptico trote en el Capitolio de ejemplares conservadores como Otoniel Font y Wanda Rolón, soplando las cornetas que anuncian un retrasado porvenir para sus respectivas labores como educadoras. Un ejército gubernamental con ínfulas celestiales luce dispuesto ahora a imponer el afán de la ultra derecha religiosa del país.
Por ejemplo, según respondieron en el Senado a un cuestionario elaborado y dirigido por la Unidad de Investigaciones y Datos de El Nuevo Día, de los 30 senadores recién juramentados, solo 12 están a favor de la educación de género, mientras que 11 están en contra y seis, todos de la mayoría del Partido Nuevo Progresista, entre ellos el presidente senatorial Thomas Rivera Schatz, ni siquiera quisieron contestar.
“Los senadores mostraron interés en torno al tema de la equidad, aunque a la misma vez evidenciaron que algunos confunden este concepto, que lo que propone es eliminar el sexismo, con la educación sexual en las escuelas”, destacó en rojo cobrizo el propio diario del Grupo Ferré Rangel en una nota cibernética.
Además de la retrógrada sombra que parece cubrir al Senado con respecto a esto, vale recordar que en marzo pasado el ahora gobernador Ricardo Rosselló, cual voz que clama en el desierto, juró su oposición a la educación con perspectiva de género. En una actividad realizada en la Iglesia Bautista de Levittown, Rosselló firmó un acuerdo con un grupo líderes del sector evangélico del país para, si ganaba la gobernación, dejaría sin efecto una Carta Circular del Departamento de Educación que promueve la educación con perspectiva de género.
En aquel momento de candidato caza-votos, Rosselló explicó que lo propuso “bajo el fundamento de que entendemos que esa decisión recae en los padres y no en el Estado”. Pues Rosselló ganó la Gobernación y ahora, como es la norma en la política partidista puertorriqueña, todo apunta a que adelantos logrados en el pasado cuatrienio, esta ocasión con respecto a la educación con perspectiva de género, retrocederán.
Solórzano García y Ferrer Arévalo entienden que la niñez puertorriqueña se ve amenazada a dar un paso atrás en cuanto a su educación de perspectiva de género se refiere, si es que, en la práctica, se logró en efecto dar un paso al frente con los discursos esbozados durante el dominio del Partido Popular Democrático. Ambas van a la defensa de la más frágil población de Puerto Rico; buscan proteger el derecho humano a no limitar el conocimiento de la niñez boricua; intentan evitar empeorar su salud mental con lo retrógrada del discurso a reimponerse; quieren evitar que se les aísle del resto del entendimiento contemporáneo lo que es equidad de género y sexualidad.
Así las cosas, pues, manos, pies y cabeza a la obra. Este fin de semana, desde sus propias trincheras, harán el trabajo que les toca. Mañana, sábado, celebran un taller para adultos sobre cómo abordar la sexualidad en la niñez desde la literatura infantil, mientras que el domingo celebrarán uno para niños. El simposio se efectuará de 8:00 a.m. a 12:30 p.m. en el local Nosotr@s que ubica en el edificio Inmaculada Elderly, en el 1715 de la avenida Ponce de León en Santurce. Mientras, el domingo celebrarán otro taller que abordará la sexualidad con la niñez desde la literatura infantil, pero dirigido a niñas y niños entre los seis y 10 años de edad, de 9:00 a.m. a 11:00 a.m., en la Casa Taft, en el #169 de la Calle Taft, en Santurce.
“Más allá de unas cartas circulares que permitan o no tal o cual cosa, todos y todas las que trabajamos con la niñez y la juventud debemos estar conscientes que la sexualidad está en y con nosotros y nosotras desde que nacemos”, le dijo de entrada Solórzano García a Diálogo.
“Y en nuestro deber de formar, tenemos la responsabilidad ineludible de asumir la perspectiva de género desde una postura responsable, salubrista y equitativa. Si educamos desde la culpa y el terror, no podemos pretender que la niñez y la juventud tome decisiones informadas sobre su cuerpo, emociones e identidad”, agregó la gestora educativa.
Ferrer Arévalo por su parte, dijo que es necesario “reconocer como un derecho humano fundamental la diversidad de todas las personas”.
“Nuestro trabajo busca precisamente que, tanto la niñez, como la juventud y la adultez, tenga las herramientas para combatir ideologías que se sostienen en discursos de odio”, punzó.
El taller para adultos, indicó Solórzano, proveerá herramientas para trabajar con la niñez, “específicamente entre los 0 hasta los 10 años de edad, desde los libros y la literatura infantil”. Va dirigido, indicó, “a familias, docentes u otros adultos que trabajen con la niñez o que simplemente les interese el tema”.
La literatura infantil, dijo, propone un arma para abordar la sexualidad en la niñez, más cuando “desde la adultez muchas veces optamos por ignorar, silenciar, rechazar, censurar las infinitas preguntas e inquietudes que la niñez nos plantea por la incomodidad que el tema de la sexualidad genera”.
Los desafíos de educar con perspectiva de género
Dentro de sus respectivas carreras como profesionales, Ferrer Arévalo y Solórzano García han palpado de cerca cuán difícil es el asunto de proveer educación con perspectiva de género en un país tan obstinado como esa centenaria colonia que se conoce como Puerto Rico.
“En mi caso, he trabajado principalmente con personas jóvenes y adultas, lo que implica otro reto porque es sumamente difícil desarticular una identidad construida que ya tiene un bagaje sólido, y muchas veces pesado, que transita por una brecha generacional de muchas carencias y donde prevalecen distintas formas de violencia”, destacó la trabajadora social Ferrer Arévalo.
“Cuando se trabaja con sexualidad nunca se está trabajando solo con una cosa, porque la sexualidad es fundamental para todo lo que somos como seres humanos: basándonos científicamente en el sexo hay características biológicas que nos definen como hembras o machos; con respecto al género tenemos toda una significación que la sociedad atribuye al sexo biológico de las personas; todo esto, además de lo que son temas como la identidad como tal, la orientación del deseo erótico-afectivo, de las emociones, de la vinculación afectiva y de la reproducción, que se expresan en forma de pensamientos, creencias, valores, actitudes, actividades, roles, relaciones, entre otros”, apuntó la también madre.
Solórzano García, por su parte, expuso el ejemplo de su trabajo durante casi dos años como maestra en Vieques donde palpó que “el incesto y la violación de menores son la norma del día, aunque no se hable de ello”.
“Y más allá de que no hay suficientes profesionales capacitados para trabajar con todo lo que implica el abuso sexual, la niñez internaliza estas formas de violencia como correctas y se siguen reproduciendo y aprenden que la afectividad es así, violenta. Es súper importante educarles sobre los límites y el poder del consentimiento, que es la capacidad de decir basta a lo que no te gusta. Les da, a todos y a todas, la posibilidad de desarrollar una buena autoestima y seguridad a la hora de enfrentar una situación incómoda, injusta o abusiva”, añadió la siempre periodista.
“Otra cosa que he visto en las escuelas es que llevan profesionales para hablar sobre la sexualidad, como sinónimo de relaciones sexuales únicamente, y la juventud termina horrorizada porque se aborda desde el miedo a las enfermedades de transmisión sexual. Y claro, es bien importante hablar sobre los riesgos desde una postura salubrista para que la juventud pueda tomar decisiones bien informadas pero no como si fuera una historia de terror”, añadió Solórzano García.
La gestora de Leamos Más Puerto Rico reiteró su repudio a “tratar la sexualidad como un tabú”, pues “nos estamos negando nuestra identidad, nuestros sentimientos y nuestros cuerpos”.
“El principal reto cuando se da esta negación de la sexualidad como algo innato es que no tenemos herramientas para saber lo que realmente nos hace daño o no. Además, una educación con perspectiva de género responsable, salubrista, equitativa nos permite relacionarnos entre personas, sin necesidad de juzgar, excluir ni agredir a los demás”, interpuso Solórzano García.
Ambas educadoras coincidieron en que hay mucha desinformación con respecto a lo que significan los términos sexualidad y género.
“Si bien somos seres sexuados desde el espectro biológico, los significados que le atribuimos al cuerpo y la identidad son en su totalidad construcciones sociales que se sostienen por un sistema de valores cargado de tabúes, mitos, prejuicios y estereotipos. Estamos viviendo tiempos críticos en Puerto Rico, vemos todos los días cómo el desprecio, las fobias y la violencia hacia cualquier estilo de vida que se separe en lo más mínimo de las corrientes tradicionales asociadas al poder y al status quo, nos definen (nos guste o no) como sociedad. Apuesto a que podemos reconstruirnos desde la equidad y la justicia, y voy con todo”, planteó Solórzano García.
“Lo que queda es retar y exigirle al sistema, y si no responde, seguir juntando esfuerzos para que existan otros espacios -fuera de las salas de clases- y profesionales capacitados/as que faciliten las herramientas que irresponsablemente el Estado-Iglesia se niegue a proveer”, finalizó Ferrer Arévalo, sonrisa en cara, al igual que su socia, ambas listas para la faena de este fin de semana.