Es bueno saber que tenemos de regreso, en la pantalla grande, a un detective como Hercule Poirot. Esta vez, con sentimientos palpables, humano y gracioso. “Soy, probablemente, el mejor detective del mundo”, dice el protagonista de Murder on the Orient Express. El filme de 20th Century Fox estrenó ayer en las salas de cine de Puerto Rico.
La cinta, dirigida y protagonizada por Kenneth Branagh (Hamlet, Cinderella) y con un guion de Michael Green (Logan, Blade Runner 2049), es basada en la novela del mismo nombre, escrita por Agatha Christie. Es la cuarta ocasión que la obra es adaptada: en 1974 se convirtió en película, en 2001 llegó a la televisión y en 2010 para la serie Agatha Christie’s Poirot.
La historia comienza introduciéndonos a Poirot (Kenneth Branagh) resolviendo un robo de una reliquia en Jerusalén. Filmado en 65mm, las primeras escenas son un gran elogio y nos captura para ganarnos al personaje, un detective que puede resolverlo todo, con una reputación intachable.
Los problemas comienzan cuando decide coger unas “vacaciones”. Mientras se transportaba en el aclamado Orient Express, es testigo de un asesinato en pleno viaje. Son 13 los sospechosos que deben ser interrogados por Poirot durante su tiempo de descanso. Pero claro, lo mejor es que vemos un detective que tiene un dilema moral en cada momento que logra, quizás, encajar el rompecabezas.
Los vagones del tren son compartidos por un gran reparto que incluyen a Michell Pfeiffer, Penélope Cruz, Johnny Depp, Judi Dench, Daisy Ridley, Leslie Odom Jr., Josh Gad, William Dafoe, entre otros. Todos son interrogados por Poirot. Incluso, llega al punto de poder conocer el pasado de cada uno para poderles sacar más información.
El aprontamiento del detective es lo que deleita el viaje del Orient Express. Cada dato que escuchamos y pensamos que ‘no tiene ningún sentido’, ‘para qué se escribió en el guion’ o ‘por qué el detective es entrometido’, Poirot nos los recuerda luego y nos hace ver la conexión entre sus hipótesis. ¡Recuerden que es el mejor detective del mundo!
Por otro lado, hay escenas que nos adentran a momentos humanos de Poirot para conocer un poco de su pasado y descubrir su moral y como esta choca con el caso del Orient Express. Branagh nos hace sentir empatía por el personaje y recordar que toda persona, con una reputación intachable, tiene sus tormentas internas.
En términos técnicos, hay que decir que me agrado sentirme, literal, en un tren, gracias a la cinematografía de Haris Zambarloukoses. Los encuadres de cámaras crean un efecto de encierro, que generan intriga y misterio. Era como estar en un vagón pequeño y con pocas esperanzas de saber la verdad, solo con el conocimiento que afloraba de las conversaciones.
El director logra establecer a su elenco en escenas que brillen. Cada entrevista de Poirot a sus sospechosos es la oportunidad de los actores y actrices de hacer su mejor interpretación. Claro, unos personajes tienen más tiempo que otros frente a la cámara, pero no es un defecto porque la película es sobre Poirot y cómo los que están a su alrededor intentan cuestionar al que hace las preguntas.
Pero, ¿será Poirot, en realidad, el mejor detective del mundo?