
Hay voces que son literatura. El premio Nobel de Literatura 2016, de hecho, desde ayer lleva el nombre artístico de un cantautor: Bob Dylan.
El músico norteamericano recibió el galardón a sus 75 años “por haber creado nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción americana”, según expresó Sara Danius, secretaria permanente de la Academia Sueca, institución encargada de entregar el reconocimiento.
En sintonía con influencias surrealistas y simbolistas, este cantante de rock ha compuesto e interpretado canciones populares de filo transgresor durante poco más de cinco décadas. Es, con toda certeza, un referente generacional.
Dylan, quien adaptó su nombre real, Robert Allen Zimmerman, en homenaje al poeta Dylan Thomas, fue inducido en 1982 al Salón de la Fama de los Compositores. Recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en el 2007, un Pulitzer en el 2008, y así, distintos reconocimientos más durante su trayectoria a los cuales ahora se les suman un Nobel.
Al reconocer su labor con una distinción cotidianamente otorgada a escritores, la academia reafirmó la relación intrínseca que une las letras con la música, y confirmó la voluntad de puente que siempre ha tenido la literatura.
Música y literatura: mundos encontrados
Para el joven Luis Sebastián Pabón, quien cursa un primer bachillerato en Estudios Hispánicos en la Universidad de Puerto Rico (UPR) y uno segundo en Educación Musical del Violonchelo en el Conservatorio de Música de Puerto Rico, ambos mundos, el musical y el literario, en realidad, son uno.
“Las dos son artes inspiradas por las musas. La música es el arte de todas las musas. Cada vez que yo abro un libro, leo una novela, una poesía, siempre va a haber algo musical, algo rítmico que va a envolver la obra. Sea un poema de poesía afro puertorriqueña u otras obras (…) La guaracha del Macho Camacho, por ejemplo, no puedes entenderla sin saber lo que es una guaracha, hay que leerla, bailarla”, afirmó.
“Mientras estoy preparando una pieza musical no hay mejor manera para memorizarla que ponerle una letra, una historia detrás. Eso para mí es la relación perfecta entre ambas. Tiene que haberla”, puntualizó el joven de 20 años.
Según el profesor Mario Roche, director del Programa de Estudios Interdisciplinarios de la UPR, la universidad fomenta la construcción de puentes entre la música, la literatura y otras formas de la cultura, en la medida en que permite espacios dados a la convergencia del quehacer humanístico.
“Yo pienso que ese reconocimiento nos permite constatar cómo ha ido evolucionando la noción sobre la cultura. Es un buen ejemplo de cómo la palabra escrita, el libro, ya no es el eje de la producción de conocimiento, ni la producción central de un gusto estético en el público. Esto hace 15 o 20 años atrás jamás hubiera pasado”, reflexionó el actor y profesor.
Músicos y escritores celebran cruces
“La poesía es también un canto. Hoy, con el Nobel a Bob Dylan, ambas verdades se funden. Y acaso nunca debieron separarse. Ojalá se enseñe más música en las clases de literatura. Ojalá se enseñe más literatura en las clases de música. El mundo sería un tilín mejor”, así celebró con letras el escritor Christian Ibarra la noticia que tuvo ayer a músicos, escritores y otros artistas hechos un lazo de energía celebratoria.
Uno de estos lo fue Omar Silva, guitarrista de la banda puertorriqueña Cultura Profética. El creativo musical se expresó en acuerdo y emocionado por la premiación.
“Él es uno de los muchos que ha hecho a través de la canción grandes propuestas literarias. Bob Dylan es uno de muchos ejemplos de compositores que han creado canciones que son iguales o más poderosas que cualquier poema”, enunció.
Por su parte, la actriz Carola García, quien percibe el componente musical como un eterno punto de partida para sus montajes teatrales, aseguró que “las canciones son poesía con sonido”.
“Bob Dylan es ese rebelde con causa que habla desde los márgenes. [Otorgarle el Nobel] es una manera de honrar a todas esos escritores músicos que al escribir le ponen melodía a sus letras”, compartió la además profesora de la Facultad de Humanidades de la UPR.
El mandolinista de 75 años Gustavo Batista y exdirector del Departamento de Música de la UPR, por otro lado, recibió la premiación con asombro.
“Estoy sorprendido. Era difícil pensar que la academia, que ha sido tan estricta a través de los años, fuera a tomar en consideración a un músico, aunque la música siempre ha estado muy unida a la literatura. La academia está abriendo unas nuevas fronteras para el futuro, lo cual nos llena de mucha satisfacción y alegría”, consideró el exprofesor de música del recinto.
¿Un Bob Dylan boricua?
Para este especialista en música puertorriqueña, el compositor puertorriqueño Rafael Hernández representa para Puerto Rico lo que Bob Dylan para Estados Unidos.
“Dylan resume en sus canciones lo que se vivía en los 60, lo que la época de él refleja, él lo va a mostrar. Rafael hace lo propio en su momento con las canciones patrióticas en Puerto Rico: Preciosa, Mi patria tiembla y Lamento borincano fueron canciones que dejaron esa huella”, consideró el especialista en la historia de la música de Puerto Rico.