Decirle a Manuel Cidre que en Puerto Rico el horno no está pa’ pastelillos es una gran metáfora. De hecho, el fundador de la panadería Los Cidrines dice que gracias a que la situación está como afirma esa analogía es que él se decidió a zumbarse para la gobernación.
- Diálogo: ¿Por qué es que usted quiere ser gobernador, si usted estaba de lo más tranquilo con el pan y haciendo mil cosas más para ayudar al país? Y además, viene una junta que no lo va a dejar hacer na’…
- Cidre: Ahí es que soy bueno yo… A mí nunca me ha gustado sentarme en el portal de mi casa a ver pasar el entierro de mi peor enemigo. Yo creo que yo tengo una experiencia, un peritaje, un conocimiento y una disponibilidad que ninguno de los candidatos tiene. Tengo la edad, tengo el tiempo, tengo el conocimiento y no estoy afiliado a ningún partido. Tengo cuatro hijos y seis nietos que quiero que puedan vivir como yo viví.
Es el final de una entrevista de hora y media. Cidre pudiera hablar hora y media más con tono pasional si lo dejasen. Sobre el Sistema de la Universidad de Puerto Rico explicó en la primera parte de esta conversación con Diálogo que buscaría reestructurarla para “maximizar” y “optimizar” todos los aspectos de su funcionamiento. Son palabras que se usan mucho en el comercio, y Cidre, un veteranísimo y exitoso empresario, las usa para describir sus plataformas en varias ocasiones.
“Por ejemplo, si tengo 78 superintendentes de escuela que son 78 encargados de comités de partidos políticos, no llegamos muy lejos. Hay que darle fin a esas situaciones” de nepotismo y amiguismo político para poder “maximizar y optimizar” los recursos en el Departamento de Educación, cuya regionalización debe reorganizarse para que se despolitice del todo y “se acaben los favores políticos” en esa dependencia.
Seguir el ejemplo de California
Pero esto de “maximizar” y “optimizar” va más allá.
“Hay que darle una mirada diferente al modelo social del país. El modelo social del país no inspira, no fomenta trabajo. En Puerto Rico se gana más dependiendo que trabajando. Hay que convertir el sistema en uno que dé beneficios por trabajar en vez de darte más pobreza si trabajas, que es lo que tenemos hace un tiempo”, articuló.
Dijo que hay que mirar ejemplos como el del estado de California, que ha visto su tasa de desempleo bajar hasta 5.3% en abril pasado, su más bajita desde 2007. California tiene el crecimiento de empleomanía más sólido en Estados Unidos en estos momentos, con el renglón de “servicios profesionales” como el que más empleos produce, un 30% del total. Se estima que, gracias a un aumento en la fuerza laboral en los sectores de tecnología, agricultura y la empresa pública, el estado dorado se encuentra en mejor condición ahora mismo que cuando cerró el siglo 20. Acá, la cosa es distinta. Según datos del informe mensual del Departamento del Trabajo y Recursos Humanos de Puerto Rico, hasta septiembre pasado la tasa de desempleo en Puerto Rico era de 11.6%.
“Al californiano ahora le conviene más trabajar”, aseguró Cidre, aludiendo a los incentivos contributivos y pro empleomanía que durante los pasados años el estado de California ha implementado en búsqueda de levantar su economía.
- Diálogo: ¿Y qué hacemos con el negocio de la salud? Ya los planes médicos parecen usureros.
- Cidre: Antes de entrar en este tema, debo señalar que sí, la salud se ha vuelto un negocio. De hecho, ahí está el hermano del gobernador. Las aportaciones más grandes a las campañas políticas de los pasados años vienen de sujetos con vínculos en los planes médicos. Dicho esto, es obvio que hace falta un cambio que despolitice. Yo propongo un ‘one-two-three’ en la salud. Primero, que tengamos un sistema salubrista integrado, desde la niñez hasta la vejez, cosa de detectar a tiempo condiciones. Segundo, que el propio sistema de educación del país desarrolle un concepto de prevención, desde 0 a 23 años de edad, o sea, desde que se nace hasta la universidad donde se estudien los regímenes alimentarios y de higiene, donde se enfoque en qué hacer antes de la enfermedad, en vez de tratarla luego. Acá también haría falta un enfoque que capacite más personal paramédico, necesitamos atemperarnos más a la realidad. Y tercero, hay que establecer una cubierta de salud básica nacional, y, si acaso, que el plan médico funja como un proveedor para una cubierta adicional.
Otro aspecto que Cidre le gustaría solidificar para Puerto Rico es la presencia en el comercio internacional. El candidato independiente aprovechó para criticar las gestiones realizadas por su rival del Partido Popular Democrático (PPD), David Bernier, otrora secretario de Estado bajo el mandato de Alejandro García Padilla, quien en estos años alude a haber creado lazos empresariales entre Puerto Rico y otras naciones latinoamericanas como Perú, Costa Rica, República Dominicana y Colombia.
El gran problema, repitió en varias ocasiones Cidre, es que “nunca Puerto Rico ha podido negociar algo bilateral en igualdad de condiciones”.
“Uno tiene que negociar todo de igual a igual. ¿Cómo es posible que Costa Rica puede enviar sus productos a Puerto Rico y Puerto Rico no puede enviarlos de vuelta? Nosotros tenemos aún aranceles especiales”, que figuran dentro de la centenaria Ley de Cabotaje, de los que hay que desprenderse “para poder equiparar la producción y exportación” con naciones vecinas dentro de la región.
Cidre recordó cuando en 2004 fue miembro de la representación de Puerto Rico en el comité que discutió en Santo Domingo el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y el Caribe (CAFTA), junto a otras figuras del comercio y la diplomacia de Puerto Rico, como el exsecretario de Estado y excomisionado residente, Antonio ‘Tito’ Colorado.
“Recuerdo que en aquel momento, una nación que fue bien inteligente negociando con Puerto Rico fue República Dominicana, donde siempre intentaban buscar negociar china por china, en igualdad de condiciones. Eso es lo que tenemos que hacer acá”, resaltó.
Cidre cree que Puerto Rico “posee un tipo de oro negro, que se llama consumismo”. Los mercados de las otras naciones, dijo, “son locos por entrar en el nuestro y eso hay que aprovecharlo, pero siempre estipulando que tiene que ser en igualdad de condiciones”.
“Sé, por ejemplo, que cuando hicieron negocios en Perú y en Colombia no lo hicieron en igualdad de condiciones, no exigieron lo que hay que exigir, que es la equidad que se necesita para hacer un negocio justo”, puntualizó.
Otra cosa que los gobiernos bipartidistas no han sabido manejar, entiende Cidre, son el desarrollo de las Leyes 20 y 22. Citó el ejemplo de millonarios que conoce, que han llegado a Puerto Rico atraídos por esas leyes, pero que en realidad “ellos ganan mucho más viniendo aquí, con sendas exenciones contributivas, que lo que gana el país”.
“Por ejemplo, tengo este amigo millonario, que vivía en Manhattan. Tremendo tipo, bien low key, le interesa invertir acá, y piensa en el bien común. Tiene dinero, lo heredó de su papá. Entonces, en Manhattan, las matrículas y los estudios de sus cuatro hijos pequeños le salían en $45 mil al año. Su apartamento en Park Avenue le salía en $170 mil al año. Tiene que pagar un 45% de impuestos sobre ingresos en Nueva York. Entonces, vino acá y con el tax break que cogió, en un mes pudo pagar el equivalente a todos sus gastos de un año en Nueva York. ¡O sea, el gobierno de aquí no se capitalizó en casi nada!”, destacó.
“Yo le diría: ‘pues si quieres tener ese por ciento tan bajito en los impuestos que te dan la Ley 20 y 22, mira, pues ponme el capital para arreglar la AMA, (Autoridad Metropolitana de Autobuses), o dame el capital para desarrollar el trabajo de una cooperativa de agricultores que tengo en el centro de la isla, pero hasta eso se ha hecho mal. Hay buenas iniciativas, mal utilizadas. Hasta pienso que el miedo insular nos impide exigir las cosas como son. ¡Eso tiene que acabar!”, expresó Cidre.
Entonces, está el caso de la recién apertura del mundo a Cuba, que para Cidre es una situación cercana a su corazón, pues llegó desde la tierra de José Martí a Puerto Rico cuando apenas era un niño. Al hablar de esto, su tono se torna aún más pasional que antes, aunque siempre en defensa del negociante puertorriqueño.
- Cidre: ¡Pues seguro que estoy a favor de una oficina de Puerto Rico en Cuba! Pero, más que nada… ¡Nosotros debimos haber llegado con Obama en el avión a Cuba! Teníamos que decirle al presidente de los Estados Unidos, “we are Puerto Ricans” y tiene que atender nuestra situación como se debe y eso significa hacer negocios nosotros directamente con Cuba. ¡Los cubanos quieren negociar con los puertorriqueños antes que con los americanos!
- Diálogo: Cidre, ¿Cuba se va a comer a Puerto Rico, económicamente hablando?
- Cidre: No, no way, no way. Puerto Rico tiene que convertirse en el Hong Kong del Caribe, e insertar a República Dominicana y Cuba. El cubano, el dominicano quiere bregar con el de aquí antes que con los de Estados Unidos. Entonces, hablan de la junta, pero yo creo que en esto también hay que trabajar de la mano [con la junta]. Mis colegas, María de Lourdes [Santiago, del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP)], Rafa [Rafael Bernabe, del Partido del Pueblo Trabajador (PPT)], dicen que si la junta, que si los yanquis, y al final del camino, como ya yo le he dicho a mis amigos Juan Dalmau y Hugo Rodríguez [ambos del PIP], el día en que la soberanía empiece a hablar de progreso, de desarrollo económico, de oportunidades, sin tener que tirarle a nadie, ese día la soberanía va a tener un sitial diferente.
- Diálogo: Oiga, ¿cree que usted puede equiparar el organigrama de un partido político? ¿Quién, por ejemplo, velaría sus colegios?
- Cidre: Yo te voy a decir algo, ante de yo lanzarme, yo palpé en la calle cómo estaba el panorama político y notaba cómo la gente prefería hablar de Fatmagul que de política. Y es porque ya no creen en lo que hay. Agrega a eso la integración de las redes sociales y ahora uno, como candidato, puede optar por un rol muy diferente a la hora de hacer política. Decirte ahora mismo que yo voy a ganar las elecciones sería una irresponsabilidad enorme. Pero decirte que las voy a perder también. Pero creo que, como se están moviendo las cosas con respecto a las posibilidades de participación electoral, los candidatos independientes podemos salir mejor que los de los partidos de minoría.
Eso Cidre lo dijo a finales de agosto. De ahí a la publicación de la entrevista con Diálogo, mucho ha pasado con su candidatura, especialmente con la juventud en las redes sociales. Por ejemplo, sorprendió a todos cuando dominó el simulacro electoral en el Colegio Puertorriqueño de Niñas, con un 66.9% de ese voto juvenil. Por si fuera poco, recibió el respaldo del afamado reggaetonero humacaeño Cosculluela (José Cosculluela Suárez), quien lo endosó públicamente en su cuenta de Instagram.
Por si fuera poco, en la misma semana en la que publicamos esta entrevista, las encuestas del diario El Nuevo Día ubicaban a Cidre en cuarto lugar, detrás de Ricardo Rosselló, del Partido Nuevo Progresista; de Bernier; de la también independiente Alexandra Lúgaro; y al frente de Santiago del PIP y de Bernabe del PPT. O sea, algo está haciendo bien en su campaña que ha convencido a un sector de la población de que es el candidato idóneo para asistir a la junta de control fiscal en la gobernanza de Puerto Rico.
“Geográficamente, donde quiera que me meto la gente me conoce. Pero yo creo que el reto grande no es que me reconozcan el rostro, es que el puertorriqueño use el voto como una expresión de contundencia. Cuando yo me presento pasan varias cosas: primero, se eleva la vara de la discusión con temas relevantes, y segundo, invito a las otras y los otros, y al pueblo entero incluso, a bajarse de las gradas y convertirse en jugadores a favor de las soluciones. Quiero levantar una masa electoral contundente que envíe un mensaje de que ya lo que hay no funciona”, puntualizó.
¿Levantar una masa? No hay que decir más. Con Cidre las metáforas políticas siempre irán mucho más allá de su panadería. Todo se trata de controlar la temperatura del horno, en este caso, del horno político y socioeconómico de Puerto Rico.
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