En los últimos años las estadísticas indican que 1 de cada 10 niños presenta un trastorno de atención, un aumento que tiene perplejos a los expertos y sobre todo a los educadores que tienen que lidiar diariamente en el salón de clases con niños que afectan, por su conducta, el aprendizaje de los demás.
Son impulsivos, desorganizados, todo se les pierde, se desconectan y salen hablando de otro tema, no entienden instrucciones, todo se les olvida y siempre están pidiendo que se les repitan los mensajes o lo expuesto auditivamente. Esta conducta ocurre en todo lugar, pero en algunos empeora en el salón de clases por el aumento de la demanda de enfoque y por la multiplicidad de estímulos sensoriales que funcionan como elementos distractores.
Dos terceras partes de ellos toman medicamentos para ayudarlos a enfocarse en el salón y evitar un fracaso escolar. Algunos mejoran, para otros el remedio es peor que la condición por los efectos secundarios, y a otros les ayuda, pero aún el problema persiste, aunque en menor grado.
¿Qué causa el alza en este diagnóstico?
Las causas pueden ser muchas, desde la dieta alta en azúcares refinadas, colorantes e ingredientes artificiales hasta la comida chatarra. En muchos hogares ya no se cocina y los niños terminan comiendo en el carro entre tutorías, terapias, prácticas de juegos y clases de música o arte.
Es la generación de “nuggets y papitas”, por los padres estar muy ocupados, quienes remedian el asunto con lo que se pueda ingerir en el vehículo, que sea económico y le guste al niño. Los problemas de salud que puede ocasionar esta dieta son innumerables, además de los sociales, porque si la familia va a un restaurante tiene que tener un menú para niños, porque, de lo contrario, no comen.
Se ha señalado a la sobre exposición a la tecnología como otra de las causales. Investigaciones reportan que la tecnología es adictiva y que afecta el desarrollo de la atención. Esta exposición desarrolla niños más visuales, con menos destrezas auditivas, estas últimas necesarias para atender y aprender. Además, esta práctica limita el movimiento de los niños. El cerebro necesita el movimiento para un desarrollo sensorial óptimo.
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La sobre exposición a la tecnología desarrolla niños más visuales, con menos destrezas auditivas, necesarias para atender y aprender. (Visual Hunt)
Crónica de un fracaso anunciado: cuando se suma otro diagnóstico
¿Por qué los medicamentos no son la alternativa para todos estos estudiantes? Porque hay otro diagnóstico que usualmente cohabita con los trastornos de atención: el trastorno de procesamiento auditivo. Este no responde a fármacos, sino a terapias especializadas, y es el que más afecta en el salón de clases para aprender.
¿Qué es un trastorno de procesamiento auditivo?
El trastorno del procesamiento auditivo (o trastorno del procesamiento auditivo central o CAPD, por sus siglas en inglés) es un diagnóstico que se da en los individuos que tienen dificultad para procesar y analizar lo que oyen. La audición está intacta, pero el cerebro tiene dificultad para procesar la información o estímulos auditivos.
¿Cuáles son algunos de los indicadores de un trastorno de procesamiento auditivo?
- Dificultad para seguir las instrucciones orales, especialmente aquellas que contienen muchos pasos.
- Solicitan frecuentemente a la persona que les habla que repitan lo que dijeron o responde con “¿qué?”.
- Dificultad para enfocarse, se distraen con facilidad, especialmente por ruidos de fondo.
- Pueden presentar dificultad para leer y escribir; ambas destrezas requieren la habilidad de procesar e interpretar los sonidos del lenguaje o fonemas.
¿Cómo se puede ayudar a estos niños?
- Una dieta libre de ingredientes artificiales, azúcares y harinas refinadas podría ayudarlos. Algunos se benefician de la eliminación del gluten (ingrediente en la mayoría de las harinas, sobre todo en el trigo) y la caseína (proteína de la leche de vaca) de sus dietas.
- La disminución de la exposición a la tecnología, así como la práctica de un deporte también puede ser muy beneficioso.
- El aprendizaje de un instrumento musical y escuchar música clásica también ayuda a aumentar las destrezas auditivas y la atención.
Un programa de terapias especializadas es la alternativa para los niños que no pueden ser medicados, por los efectos secundarios adversos o por la decisión de los padres. Las terapias más efectivas para tal objetivo son el Metrónomo Interactivo® y la terapia sensorial auditiva Tomatis®. Ambos acercamientos terapéuticos son muy innovadores y pueden ayudar a aumentar el lapso de atención, la capacidad de enfoque, la comprensión, la memoria y la discriminación auditiva, destrezas sumamente importantes para el aprendizaje.
La terapia con el Metrónomo Interactivo® utiliza una computadora con claves visuales que simulan un juego electrónico, mientras los individuos realizan unos movimientos corporales de acuerdo al tempo de un sonido que emite la máquina, lo cual ayuda a sincronizar el reloj o el tiempo del cerebro para procesar con rapidez los estímulos auditivos, disminuyendo también la tendencia a la distracción.
Por otro lado, la terapia sensorial auditiva Tomatis® es una tecnología diseñada en Europa que utiliza música de Mozart con sonidos filtrados para estimular en forma neurosensorial al cerebro y aumentar el procesamiento sensorial general, pero sobre todo el auditivo.
Un programa que una ambas terapias ayuda a los niños con estos diagnósticos, trastorno de atención y de procesamiento auditivo, con la ventaja de que no provocan los efectos secundarios de fármacos. Poder atender, enfocarnos, comprender y aprender es esencial para todo quehacer humano, por lo cual, ayudar a estos individuos va más allá de solo mejorar su ejecución escolar, sino la posibilidad de una vida con un mayor bienestar, con menos fracasos y una mayor estima propia.
La autora es patóloga del habla y lenguaje y directora del Instituto Fonemi de Puerto Rico, una institución terapéutico-educativa que utiliza programas, modalidades y técnicas de terapia innovadores para dominar la lectura, desarrollar la escritura y la comunicación. Ha desarrollado un programa para niños con autismo, así como uno de intervención temprana para infantes con rezago en la comunicación. Para más información pueden llamar a al 787-774-1163/ 1164, o escribir a info@fonemipr.com.