#TBT / “No a la venta de la telefónica”, se escuchan los gritos limpios de las gargantas. “No a la venta”, se repite en los cartelones. Es 1990, día de paro. Se oye el eco de los zapatos enardecidos contra la calle, el alto murmullo de la ciudad detenida. El fotógrafo sigue la fila firme de cabezas y piernas, su ID cuelga de su cuello, toma las fotos de rigor. De pronto, la cámara se detiene. Desvía su trayecto. Como si descubriera un tesoro, el lente enfoca el uniforme azul, planchado, el cuello robusto, el bigote revuelto, el sudor estampado en la frente, el pelo alborotado. Por encima del cartelón repetido, la gorra del policía con las letras titánicas: “El paro del pueblo, ¡va!”. De ahí, la sonrisa altiva del policía, los puños en alto del pueblo que lo acompaña. El rostro vivo de la solidaridad. Y entonces, el policía se confunde con la gente, se destruyen los muros infranqueables, se levanta un momento de utopía con la naturalidad de un día anónimo… y la esperanza ondea como una bandera. Esperanza que en ese tiempo triunfaría. Esperanza que años después colapsaría. Foto por Ricardo Alcaraz Díaz