La filósofa y ensayista española María Zambrano trabajó durante toda su existencia sobre el tema de la incertidumbre como única certeza que puede tener el ser humano. Habiendo sido víctima del exilio durante la época de la dictadura de Francisco Franco, evento que modificó para siempre el rumbo de su vida, comprendió que el transcurso de acontecimientos que escapan al control de nuestras manos, es lo que dicta el rumbo que debemos tomar para adaptarnos a los cambios imprevistos. Partiendo de esta idea, los dueños y trabajadores del periódico Le Nouvelliste en Haití aprendieron la lección luego del terrible terremoto acontecido en su patria. Este diario, fundado en 1989, es uno de los principales medios informativos de la nación y como todo medio impreso de esta era, se encontraba inmerso en la pugna de enfocar sus recursos en la edición en papel o comenzar a invertirlos en la versión digital. El sismo de siete grados en la escala de Richter que ocurrió el 12 de enero, movió bruscamente la balanza en favor y casi sin remedio de lo electrónico. El edificio sede del periódico queda en el centro de la capital Puerto Príncipe y aunque continúa en pie luego del desastre, los expertos en demoliciones insisten que sus bases deben ser reforzadas antes de soportar el ajetreo usual de las imprentas. La maquinaria necesaria para hacer la versión impresa del diario, sin embargo, no corrió con tanta suerte. Ésta quedó tan desajustada que ahora están en manos de técnicos venezolanos quienes buscan solucionar los daños. El equipo de trabajo del periódico haitiano se ha reducido a la mitad. Max Chauvet, director y copropietario comentó al diario español el País que algunos periodistas no han podido ir a trabajar porque tienen que cuidar de sus familias y otros simplemente tuvieron que ser despedidos por reducción de gastos. Comenzaron con aquellos que tenían otras fuentes de ingreso. Ahora sólo quedan doce quienes pueden redactar notas, tomar fotografías y grabar videos. Aún así lograron sacar una edición impresa de tan sólo doce páginas. Para esto se tardaron tres semanas. “Tuvimos que recurrir a una imprenta privada que carecía de los medios adecuados y sólo podía trabajar unas horas pues de noche los operarios temían por su seguridad”, explicó Chauvet a El País. Luego añadió que antes del terremoto se vendían quince mil ejemplares cinco días por semana, mientras que de este número especial de doce páginas sólo se pudieron vender cinco mil. “Es la nueva realidad. Nuestros lectores están muertos, tienen problemas más serios o se han marchado del país. Es muy difícil sacar un periódico en Haití, donde la inmensa mayoría de la población es analfabeta o vive en Estados Unidos y Canadá”, reveló Chauvet a este medio español. Esta tragedia ha hecho que Le Nouvelliste concentre sus esfuerzos en la versión online www.lenouvelliste.com. Chauvet sostuvo que el problema es que en Internet no hay, de momento, publicidad, por lo que no resulta rentable. Para el director, harán falta años de trabajo para volver al estado en el que estaban antes del sismo, si es que vuelven. La nueva sede improvisada y provisional de Le Nouvelliste queda en Petionville, el llamado barrio elegante de la capital. Esta redacción tiene el aspecto de un puesto de guerrilla cibernética con una decena de computadoras, cables enrollados por doquier, dos ventanas y aire acondicionado. Es este el puesto de batalla desde el cual Chauvet y su equipo intenta resistir este giro inesperado del destino, que demuestra una vez más que no podemos luchar contra la incertidumbre y que nuestra supervivencia radica en la capacidad de adaptación física, intelectual y espiritual.