“¿Alguna vez viste Teatro Ciego? Nunca lo vas a ver…” Con esta invitación tan lúdica y exquisita, un grupo homónimo de teatro argentino apuesta por una visión sin vista, una experiencia en donde el mundo “real” sea palpado sin ojos. Es una puesta en escena que busca privarnos del sentido que sobrevaloramos a la hora de constatar lo que suponemos como cierto. Nunca se ha dicho: oír, oler, tocar ni probar, sino “ver para creer”. La hegemonía de lo visual- que constantemente nos bombardea- es desafiada por unos teatreros argentinos, que luego de pulir su novel propuesta desde 1991, en el 2008 fundaron el Centro Argentino de Teatro Ciego. Actualmente su oferta teatral cuenta con cinco piezas, entre las que destacan La Isla Desierta y A Ciegas con Luz. La primera es una adaptación de la obra de Roberto Arlt producida por el grupo Ojcuro, conformada por ocho actores, cinco de ellos ciegos. La segunda es un espectáculo musical-teatral-culinario como pocos. Ambas producciones se dan en total oscuridad e incorporan en su puesta en escena olores, sonidos y contacto táctil con el espectador. Más allá de conseguir que el público advierta lo que es ser no vidente por unas horas, Teatro Ciego invita a transgredir el poder de la mirada, a conceptuar nociones visuales como el espacio y el movimiento en términos sensoriales que muchas veces devaluamos frente al ojo avizor. El Centro Argentino de Teatro Ciego ofrece también talleres actorales y pronto trasladará su propuesta a las disciplinas de la danza y los cantos corales.
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