WASHINGTON (Reuters) – El fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, nombró el lunes el fiscal que investigará los casos de abusos a prisioneros de la CIA, una pesquisa que podría demorar el tratamiento de otras prioridades del presidente Barack Obama como la reforma del sistema de salud. La decisión se da después de que el Departamento de Justicia de Estados Unidos recomendara considerar el procesamiento de empleados y contratistas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) que habrían hecho duras interrogaciones en Irak y Afganistán, superando los límites aprobados. “Me doy cuenta totalmente que mi decisión de comenzar esta revisión preliminar será controvertida”, dijo Holder en un comunicado. “En este caso, dada toda la información actualmente disponible, es claro para mí que esta revisión es el único camino de acción que tengo que tomar”, apuntó. Holder eligió al fiscal federal John Durham para coordinar la investigación, sumándose a la pesquisa que desarrolla sobre destrucción de la CIA de videos mostrando interrogaciones fuera de la ley. Funcionarios del Gobierno de Bush, incluyendo al ex vicepresidente Dick Cheney, negaron que se haya empleado tortura y defendió sus prácticas de interrogación como legales. Estas incluían privación de alimentos y de sueño, así como las denominadas prácticas de ahogamiento simulado a un puñado de sospechosos. En una ocasión, los interrogantes amenazaron a Khalid Sheikh Mohammed, acusado de ser uno de los cerebros de los ataques del 11 de septiembre de 2001, con matar a sus hijos si había nuevos atentados a Estados Unidos, de acuerdo con detalles revelados en un reporte del inspector general de la CIA. De igual forma, el Gobierno confirmó el lunes que estaba creando un nuevo grupo para interrogar a sospechosos de terrorismo acatando las reglas establecidas. Estas decisiones podrían presentar problemas políticos en un momento crucial para el Gobierno. Obama dijo varias veces que quiere seguir adelante y no profundizar las acciones del Gobierno de George W. Bush tras los atentados del 11 de septiembre del 2001. Pero la Casa Blanca señaló que la decisión dependía de Holder, quien tiene un criterio muy independiente sobre este tipo de situaciones Los republicanos previsiblemente acusarán a Obama de ser demasiado blando en materia de seguridad nacional, mientras que otras figuras liberales quedarán disconformes si la investigación es limitada a aquellos que condujeron interrogatorios y se excluye a los funcionarios que aprobaron las tácticas. Cuando la CIA refirió por primera vez los hallazgos del inspector general al Departamento de Justicia durante el Gobierno de Bush, decidió que ninguno de los casos ameritaba un procesamiento.