Nota del Editor: Joel Cintrón Arbasetti, periodista de Diálogo, se encuentra de viaje en Nueva York. Recorriendo la ciudad, localizó las manifestaciones en la Plaza Liberty por el grupo Occupy Wall Street. A continuación, un recuentro de la situación y crónica urbana de nuestro periodista.
Este año ha estado marcado por manifestaciones y levantamientos de ciudadanos que en diversas partes del mundo exigen elementos en común: salario justo, mejor educación, acceso a los servicios de salud y el derecho a una mejor calidad de vida. Asimismo, repudian a los políticos, empresarios y los aparatos de Estado que han creado las condiciones para que unos pocos mantengan y aumenten sus riquezas en medio de la llamada crisis financiera. En algunos lugares del Medio Oriente, como por ejemplo en Egipto, estas protestas han desembocado en el derrocamiento de presidentes. En otros, como en España, la indignación ha logrado aglomerar a miles de personas en manifestaciones que han desestabilizado la normalidad cotidiana y política de la zona, generando así debates sobre la cultura política y el futuro de su país.
Esta indignación ha permeado a Estados Unidos, donde también se han ejercido manifestaciones, específicamente del sector estudiantil y de grupos fragmentados que han hecho reclamos sobre problemas particulares. Sin embargo, no fue hasta hace unos días que se concretizó una manifestación multitudinaria para denunciar la situación de reclamos generales. La convocatoria comenzó a circular por medio de la revista Adbusters y diferentes lugares de la web en forma de un fotomontaje, donde se plasmó una simbólica fotografía de una bailarina de ballet sobre la emblemática escultura de bronce Charging Bull, El Toro de Wall Street, acompañada por una retaguardia de encapuchados y la frase Occupy Wall Street, indicando así el lugar de la manifestación que fue pautada para el pasado 17 de septiembre. Pero ese día la policía de Nueva York hizo un perímetro que no permitió el acceso de los manifestantes al lugar. A raíz del perímetro, se han congregado en una plaza aledaña al centro financiero llamada Zuccotti Park, rebautizada ahora como Liberty Plaza Park donde permanecen hasta el día de hoy las personas que participan de la iniciativa de movilización. Los manifestantes se han denominado como el 99%, en alusión a la desigualdad económica que hace que sólo el 1% de la población estadounidense posea y controle las finanzas del mundo en detrimento de ese otro noventa y nueve por ciento al que los manifestantes quieren apelar.
Una sólida organización
Quien transite por una de las calles que bordea esa Plaza en el área de Lower Manhattan en Nueva York, tal vez sólo vea que en el lugar hay un colorido grupo de personas que conversan, comen, cantan, pintan pancartas o duermen en colchones inflables y casetas de campaña. Pero el ambiente festivo y de ocio que se percibe a simple vista es sólo el correlato del trabajo de una organización estructurada de forma tal que pudiera asegurarles a los manifestantes una larga permanencia en el lugar e incitar la integración de más ciudadanos al movimiento y formar parte de sus diferentes labores.
Los manifestantes se han dividido en diversos grupos de trabajo. Hay un grupo mediático y de enlace con los medios de comunicación que está permanentemente documentando, generando contenidos y difundiéndolos al instante a través del blog Occupy Wall Street y por las diferentes redes sociales. También hay un comité de relaciones con la comunidad, que se encarga de reunirse con los residentes aledaños a la Plaza. Cuentan además con un equipo que se encarga de manejar los alimentos, los cuales son donados en grandes proporciones por personas solidarias con la manifestación. Éstos son distribuidos a cualquier transeúnte de la Plaza, sea manifestante o no. Hay una división encomendada a la seguridad médica, el Medical Group, identificados con una cruz roja en el hombro y en la espalda, y quienes se encargan de manejar productos higiénicos y de emergencia. A esto se suma un comité de finanzas encargado de diligenciar las donaciones monetarias.
Cada uno de los grupos se encuentra posicionado en diferentes segmentos de la Plaza. En los extremos, cerca de la acera por donde caminan los transeúntes, se han colocado mesas de información donde las personas pueden hacer preguntas sobre el movimiento o desde las cuales los activistas motivan a hacer preguntas a las personas que se detiene a mirar. De esta forma lo que antes era una vía de paso se ha convertido en un espacio de debate, en donde convergen diversas personas con diferentes reclamos y originales formas de expresión, que van desde carteles con preguntas como "¿Por qué yo que soy una madre soltera con salario mínimo pago más impuestos que General Electric?", hasta performances en los que se invita a debatir a los que pertenecen o defienden al denominado 1%, los magnates corporativos. Paralelo a estos sucesos, hay una línea de policías que observa muy de cerca. En otra de las calles que bordea la Plaza, hay posicionados vehículos de diferentes unidades policiacas.
A la una de la tarde y a las siete de la noche los manifestantes llevan a cabo una asamblea general en donde cada comité da un informe sobre sus labores. Luego pasan a una sección de anuncios que desemboca en la presentación de propuestas. Ya que no pueden utilizar megáfonos, la estrategia que emplean para que la comunicación sea clara es sentarse en el piso, escuchar en silencio y repetir a coro cada frase pronunciada por quien tenga el turno para que quienes se encuentren a una mayor distancia les llegue el mensaje.
Asamblea general de Occupy Wall Street en Liberty Plaza
video por Joel Cintrón Arbasetti
El conjunto de personas que está participando es más que diverso. Puede verse una gran pluralidad, que aunque en su mayoría son jóvenes, no se restringe a esta demográfica; hay personas de mediana y avanzada edad. Del mismo modo hay una multiplicidad de etnias y grupos sociales: estadounidenses que fungieron como voluntarios durante los atentados terroristas del 9/11, asiáticos con pancartas escritas en su idioma, madres solteras, jóvenes profesionales, ataviados con pantalones negros de vestir y camisas blancas con corbata, “punks de cuneta" (los llamados gutter punks), entre otros. No obstante, no se percibe la presencia de ninguna organización política como tal.
El undécimo día de la manifestación (el miércoles 28 de septiembre), el Servicio Postal Estadounidense despachó en la Plaza Liberty alrededor de 50 cajas provenientes de diferentes partes de Estados Unidos y otros países. Las mismas contenían una variedad de productos, tales como artículos médicos, comida enlatada, baterías, toallas sanitarias y tampones, incluso una gran bolsa de tabaco y una máquina de hacer café. El cartero llevo consigo cartas en donde personas de diferentes lugares del mundo plasmaron mensajes de apoyo. Esta entrega fue recibida por un colectivo que se encargó de dividir los artículos y distribuirlos a cada uno de los comités correspondientes.
Nikky Schiller, una madrileña quien también participó del movimiento 15-M en España y actualmente se encuentra en Nueva York colaborando con el "Movimiento del 99%", explicó que hay mucho por lo cual se debe protestar, y que en la fase en la que se encuentra el movimiento aun no tienen propuestas concretas más allá de reclamar justicia y equidad.
Por un lado, aseguró que uno de los logros importantes de la manifestación es que se ha logrado establecer un equipo de trabajo tal que eventualmente no dependerá de su concentración en un lugar específico como el de la Plaza para tomar acción. Schiller también aseguró que las manifestaciones se han propagado por otras ciudades de los Estados Unidos y que se está gestando una convocatoria abierta, pautada para el 15 de octubre, para incitar acción global en contra del sistema financiero, los medios corporativos de comunicación y al aparato militar industrial.
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