María se levanta todos los días a las seis de la mañana para prepararse e irse a trabajar. Sus primeros pasos mañaneros van dirigidos a cepillarse los dientes por lo que cubre con pasta dental su cepillo de rabo a cabo. Luego se da un shot de enjuagador bucal mientras va pensando en lo que hará de desayuno. Con su comida ya en mente, pone a calentar el aceite canola y toma un sorbo de agua embotellada para hidratar su cuerpo. Mientras espera que las salchichas fritas y el revoltillo de huevo estén listos, sale al balcón a inhalar de su e-cigarette, porque quiere una vida más sana, sin nicotina y contaminantes. Al terminar de comer, se echa una goma de mascar a la boca para eliminar el mal olor y continúa rumbo al trabajo.
La rutina diaria de María es el hábito matutino de muchas personas alrededor del mundo. Al igual que ella, hay quienes desconocen que desde que se levantan hasta que se acuestan están entrando en contacto con peligrosos contaminantes a través del sentido del gusto. La pasta dental, el enjuagador bucal, el aceite canola, el agua embotellada, los e-cigarette y la goma de mascar, son solo algunos productos de uso cotidiano que contienen ingredientes de dudosa calidad.
Según un estudio realizado por el catedrático asociado en salud de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, Joaquín Velázquez Álvarez, una gran parte de las pastas dentales que se encuentran en los supermercados contienen lauriel sulfato de sodio (SLS por sus siglas en inglés), un detergente sintético que es usado en productos industriales, jabón para lavado de autos y limpiadores de piso. De acuerdo con el también expresidente de la Asociación de Naturópatas entrevistado por Diálogo, el sodio lautri sufra y el sodio lauriel son químicos cancerígenos que se encuentran en las pastas dentales.
Vázquez Álvarez también argumenta que los enjuagadores bucales que contienen 25 por ciento de contenido de alcohol o más, están vinculados con el cáncer bucal y cáncer de garganta. El enjuagador también tiene como ingrediente el gricol, producto activo en el coolant de carro. “Nosotros debajo de la lengua tenemos las glándulas salivales. Por tanto, todo lo que tú te pones en la boca se va a absorber a través de esa glándula y eso va directo al sistema”, aseguró el especialista.
Algo similar ocurre con la goma de mascar. Aunque el hábito de mascar “chicle”, luzca inofensivo, pocos conocen que puede ser una práctica dañina. Según Vázquez Álvarez, “chicle” sin haber ingerido alimento pudiera ocasionar gastritis, úlceras y bruxismo (sobrecarga de la mandíbula). El catedrático de la Inter considera que la causa principal de gastritis en muchas personas en el País es el consumo de goma de mascar debido al ácido que se produce al no haber ingerido alimento.
Según el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y Procuración de Justicia del Distrito Federal en México, un “chicle” alberga entre 50,000 y 70,000 bacterias cuando está fresco.
¿Y que de los otros productos?
El aceite canola que usualmente se utiliza María dejó calentar mientras se cepillaba, no proviene de alguna planta Canola como se suele pensar. Según la plataforma cibernética Ecoportal, la palabra Canola ha sido utilizada como una estrategia comercial formada por industrias canadienses que se deriva, según esta página informática especializada en temas ambientales, de la palabra “Canadianoil”. La Canola proviene de la semilla de Colza, utilizada principalmente en Europa para uso industrial y automotor. Además es un producto transgénico.
El agua embotellada tampoco se queda fuera de esta espiral de contaminación gustativa dentro de la rutina diaria de María. La mayoría de las botellas de agua se fabrican con polietileno, un plástico derivado del petróleo crudo. También ha habido hallazgos sorprendentes en su contenido. Un estudio de la Sociedad Eco Ambiental de la Universidad de Puerto Rico reveló que en diez marcas diferentes de agua embotellada se encontraron grandes cantidades de contaminantes como: cafeína, fármacos, metales pesados, residuos de fertilizantes, amonio, químicos industriales entre otros.
En cuanto a los cigarrillos electrónicos, también existen muchas interrogantes. La Sociedad Española de Oncología Médica de España, por ejemplo, no recomienda su uso e insta a que se realice investigación científica para conocer su eficacia y seguridad, según documenta el informe “Cigarrillos electrónicos: situación actual, evidencia disponible y regulación”, emitido en noviembre de 2013 por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad de España. De acuerdo con ese informe, se han identificado varias sustancias cancerígenas en estos cigarrillos, tales como nitrosaminas, acroleína, formaldehido, acetaldehído, níquel y cromo.
Pero no todo está perdido para María. Según Velázquez Álvarez, algunos de los productos que comúnmente utilizamos pueden producirse de forma casera. Otros se pueden conseguir en tiendas especializadas en la venta de productos alternativos, más propios para la salud y el medio ambiente.