La huelga en el sistema de la Universidad de Puerto Rico ha logrado mucho. Al menos ante mis ojos sí. Más allá de lograr acuerdos, negociaciones, el cese o la rectificación de la huelga, entre los logros de esta histórica manifestación se encuentra la unificación de un sistema universitario que hasta hace 34 días se sentía segregado. “La UPR es del pueblo”, se escucha contínuamente en las diversas manifestaciones. Esta premisa me pone a pensar en todo el tiempo que, en el fondo de mi imaginario, la UPR era sólo el recinto de Río Piedras. Sin embargo, platicando con un colega de las artes y buen amigo, Ángel Rodríguez, entendimos que la huelga más que un mero evento de confrontación, cobertura mediática y negociaciones, ha servido para que gran parte del estudiantado de Puerto Rico se una con fines similares. “Es como llevar la torre de Río Piedras a Ponce, Arecibo y a Mayagüez”, le comenté a Ángel. Prueba de ello han sido las manifestaciones. Por ejemplo, en la marcha del 7 de mayo de 2010, donde hubo representación de los once recintos, jóvenes estudiantes caminaron hasta el Jardín Botánico en Río Piedras a pesar de las constantes lluvias que se suscitaron esa tarde. Así también, las notas musicales se oyeron a viva voz, cuando el 19 de mayor de 2010, diversas agrupaciones musicales de todos los recintos caminaron hasta el Capitolio en son de protesta. La realidad está antes nuestros ojos. Los jóvenes puertorriqueños quieren una Isla unida. Una Isla donde se escuche y se respeten los reclamos y las opiniones de todos. De manera que, estas manifestaciones en específico, ejemplifican brevemente cómo los límites territoriales de la Isla comienzan a verse difusos y la UPR comienza a reclamar una patria completa. De igual forma, las redes sociales han sido testigo de esto que propongo. Por ejemplo, no pasa un sólo día desde que comenzó la huelga en que amistades de diversos recintos informen lo que está sucediendo en la lejanía o simplemente muestren palabras de apoyo a los que se refugian tras los portones. Por otra parte, está unión del estudiantado no se percibe sólo de un lado de la moneda, todo lo contrario. Aquellos estudiantes, partidarios de abrir las universidades y continuar con el semestre también se han unido. La creación de la organización La mayoría silente cada vez cobra más fuerza. Ya casi todos los recintos tienen un grupo como éste o similar. Esto permite entender que no tan sólo los estudiantes se han unido en pro de la huelga, sino que ambas partes han logrado unificarse para alzar su voz con sus reclamos particulares. Reclamos que gritan y exigen que no se olvide que son “once recintos, una UPR”.