
NACIONES UNIDAS- El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas impuso una cuarta ronda de sanciones contra Irán por su programa nuclear que, según sospechas de las potencias occidentales, busca fabricar armamento atómico.
Irán insistió en que seguirá adelante con el enriquecimiento de uranio, que está en el centro de la disputa. El presidente de la república islámica, Mahmoud Ahmadinejad, aseguró que la resolución de la ONU “carece de valor” y que “es como un pañuelo usado que debe arrojarse a un tarro de basura”.
Sin embargo Rusia y China, que tienen fuertes lazos económicos con Teherán y por momentos se resistieron a las sanciones, dieron un apoyo total a la nueva medida de la ONU para poner a la lista negra a docenas de militares iraníes, empresas industriales y de transporte naval.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, indicó que las sanciones, que también establecen la inspección de cargamentos sospechosos desde y hacia Irán y endurece un embargo de armas, serán cumplidas vigorosamente.
La resolución fue el producto de meses de diálogos entre Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, China y Rusia.
Con 12 votos a favor, recibió el menor apoyo de las cuatro resoluciones de sanciones contra Irán que han sido adoptadas desde el 2006.
Brasil y Turquía votaron en contra de la resolución, molestos por el rechazo a un acuerdo de combustible atómico con Irán que, según ellos, volvía a las sanciones innecesarias. El Líbano, donde el grupo militante Hezbollah que cuenta con apoyo iraní es parte del Gobierno, se abstuvo.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, declaró que la resolución era un error y su canciller informó que dudaba de que las sanciones tuvieran impacto.
Sin embargo, la secretaria de Estado estadunidense, Hillary Clinton, declaró desde Colombia que podrían “disminuir y ciertamente interferir” las ambiciones nucleares de Irán.
IRÁN SE DEFIENDE
Las cuatro potencias occidentales del consejo habían buscado sanciones mucho más severas -algunas de ellas apuntando al sector energético de Irán- pero Pekín y Moscú trabajaron duro para suavizar las medidas propuestas en el documento de 10 páginas.
“Este consejo ha estado a la altura de sus responsabilidades. Ahora Irán debe escoger un camino más prudente”, aseguró al consejo la embajadora estadounidense, Susan Rice, tras la votación.
Irán niega las acusaciones occidentales de que esté buscando desarrollar armamento atómico e insiste en que su programa de enriquecimiento de uranio sólo tiene fines pacíficos.
El enviado de Teherán al organismo de supervisión nuclear de la ONU en Viena informó que las sanciones no alterarán el programa nuclear de Irán. “Nada cambiará. La República Islámica de Irán continuará las actividades de enriquecimiento de uranio”, decaró el embajador Ali Asghar Soltanieh.
China, que vaciló por meses antes de unirse a las conversaciones sobre nuevas sanciones en enero, instó a la completa implementación de las nuevas medidas y exhortó a Teherán a cumplir las demandas internacionales sobre su programa de enriquecimiento.
En Washington, Obama explicó que las nuevas sanciones eran las más extensas que Irán haya enfrentado y enviaban un mensaje inequívoco.
“Nos aseguraremos de que esas sanciones eran cumplidas vigorosamente, al mismo tiempo que seguimos refinando y haciendo cumplir nuestras propias sanciones a Irán”, declaró el Gobierno de Israel, que ha dejado entrever que podría bombardear las instalaciones nucleares de Irán de la misma forma en que lo hizo con Irak en 1981, aseguró que las nuevas sanciones eran un paso importante, pero llamó a medidas diplomáticas y económicas incluso mayores.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia pudo tener a Israel en mente al anunciar que las medidas en la resolución “excluyen la posibilidad de emplear la fuerza”.