
La comunidad Santa Rosa de Dorado puso el grito en el cielo en la mañana del miércoles, 9 de septiembre, cuando en un abrir y cerrar de ojos, las grúas de la desarrolladora Parque Dorado S.E. comenzaron a derrumbar el mogote que la protege de las inundaciones y de la contaminación proveniente del expreso José De Diego. El Comité por un Santa Rosa Mejor, una organización comunitaria que vela por el bienestar de cada uno de los residentes del barrio, convocó a una conferencia de prensa y urgió la intervención del alcalde de Dorado, Carlos López, quien logró paralizar, momentáneamente, la remoción de terreno hasta reunirse todas las partes el jueves a las 10:00 de la mañana en la alcaldía. Tanto el Alcalde como los residentes manifestaron que en los planes originales para la construcción de un parque industrial en los terrenos adyacentes a la autopista no se contemplaba la remoción de mogotes. “Esta comunidad se vino a enterar de que iban a tumbar los mogotes y usarlos de relleno para nivelar el terreno con el expreso cuando ya habían tumbao medio mogote”, dijo Ángel Concepción Ríos, presidente del Comité por un Santa Rosa Mejor. “El coraje que nos da es que a eso de las siete y media de la mañana, prendieron las máquinas y empezaron a tumbar el mogote sin ninguna comunicación previa con la comunidad. Nos sentimos tristes, defraudados”, manifestó la residente Juana Melecio. Por su parte, el desarrollador Eduardo Jiménez, copropietario del terreno, aseguró que todos los permisos están en ley. “Tenemos todos los permisos aprobados. Hace dos años que estamos solicitando una lotificación simple de siete solares para el desarrollo de un parque industrial. Todas las agencias vinieron a ver el lugar y este año bajaron los permisos. Todo está en orden”, indicó Jiménez a Prensa Comunitaria. Sin embargo, los residentes de la comunidad Santa Rosa, apoyados por el pastor Juan Ramón Roldán Plá, de la Iglesia de la comunidad Discípulos de Cristo y el reverendo Ángel Luis Rivera, secretario del Concilio de Iglesias de Puerto Rico, que incluye la Iglesia Luterana de la comunidad, manifestaron que se oponen firmemente a la remoción de los mogotes, cuya importancia fue muy bien descrita por uno de los residentes, Andrés Montañez: “los mogotes nos protegen de las inclemencias del tiempo, absorben las escorrentías y nos protegen de la contaminación e inundaciones que ha traído la construcción del expreso”. Puede acceder al artículo original en: www.prensacomunitaria.com