Nota del Editor: El arresto a 533 personas en uno de los operativos más impresionantes de los últimos tiempo realizados en Puerto Rico, ha abierto una caja de pandora en torno a la situación social y gubernamental de la Isla. El sociólogo y catedrático de la Escuela Graduada de Administración Pública de la UPR en Río Piedras, Cesar Rey, analiza este suceso como un posible reflejo de la situación actual de la sociedad puertorriqueña.
El parte noticioso comienza relatando que “un padre y una madre aseguran haberse quemado el paladar con sus hijos, comiendo pizza caliente. Un hombre alega que se quemó los pies con carbón de barbacoa, corriendo por la playa. Una mujer dice que las tenazas y el blower la quemaron”.
Estas todas son historias que parecen salidas de una serie televisiva enlatada de tercera categoría. Lo cierto es que se trata de un esquema que se monta en una sucesión de hechos y relatos que por lo frecuente en nuestros medios, parecen cada vez menos novedosos y por ende menos noticiosos.
La realidad es que 533 personas son acusadas por el robo a través de reclamaciones presuntamente falsas que totalizan 6.9 millones de dólares a una corporación aseguradora en esta Isla. Peor aun, una tercera parte de todo una intendencia, el pueblo de Lares, el altar de la Patria, fueron acusadas de este acto sin precedentes, el peor de la historia reciente de este tipo.
Como si fuera poco, entre los acusados figuran servidores públicos de todos los rangos, desde ayudantes especiales en el Senado hasta un otrora conserje, que hasta hace unos días llego a dirigir una región de una corporación pública.
La tragedia de este suceso es que una vez más, se abre la caja de Pandora de nuestro espectro social valorativo que de manera consistente refleja que ha ido en decadencia por más de dos décadas. Nuestra sociedad esta sumergida en una vorágine de apariencias avalada por un consumismo que contrasta grandemente con la realidad socioeconómica que habitamos.
De acuerdo al Censo, en Puerto Rico más del 50 por ciento de su población recibe algún tipo de asistencia por su bajo nivel socio económico y el 58 por ciento de sus niños y niñas viven bajo los niveles de pobreza contrastando grandemente con los niveles de apariencia y consumo que también caracterizan nuestro País.
Este incidente marca una de las grandes paradojas del Puerto Rico del Siglo21, que entre violencia y corrupción esta marcando una modalidad de un grupo cada vez más significativo de nuestro Puerto Rico.
Y es que cerca del 30 por ciento de nuestra economía es de carácter informal, donde el mundo de la ilegalidad se confunde con la formalidad de la economía y se legitima con normalidad.
La escena de un Coliseo Roberto Clemente como gran centro de procesamiento de la Corte Federal en Puerto Rico marca una nueva época en la política moderna entre nosotros. La corrupción nunca escarmentó en sus delirios del poder, hoy asoma sus narices nuevamente llevándose a familias enteras, ancianos y adultos jóvenes, entes gubernamentales y profesionales inescrupulosos.
Hannah Arendt habla de la espectacularidad de la política valiéndose de la apariencia más que la sustancia. El reto que tenemos como sociedad es rescatar en nuestra historia más reciente aquellas lecciones que nos sirvan de cara a la formulación de una sociedad con visión en su liderato y capacidad de formulación de una política pública más coherente, que le dé sentido a un pacto social y que nos permita afrontar nuestro futuro de manera más ética.