MINGORA, Pakistán (Reuters) – Después del pedido que le hizo Estados Unidos al Gobierno de Pakistán de comprometerse en la lucha contra la militancia, las fuerzas de seguridad pakistaníes atacaron a un grupo de talibanes dejando un saldo de 64 muertos. La expansión de la influencia talibana en Pakistán -un país con poderío nuclear- generó preocupación en el interior y el exterior y será un tema clave en la reunión que se dará próximamente entre el presidente estadounidense Barack Obama y sus contrapartes afgana y pakistaní en Washington. Un pacto de paz firmado en febrero pasado para poner fin a la violencia talibana en el valle de Swat colapsó, provocando que miles de personas huyeran de Mingora, la principal localidad de la región, después de que un funcionario del Gobierno advirtiera sobre posibles enfrentamientos. El Ejército lanzó ataques en las afueras de Mingora, ubicada a 130 kilómetros al noroeste de Islamabad, y en el distrito cercano de Buner, donde murieron 27 militantes. Mientras un toque de queda mantuvo a los residentes alejados de las calles de Mingora, las fuerzas del Gobierno alcanzaron blancos militantes con artillería y helicópteros, incluida una mina de esmeraldas que los talibanes habían tomado. “Hubo dos ofensivas rápidas de las fuerzas de seguridad. Destruimos a los militantes y estamos avanzando”, dijo un funcionario de seguridad que se negó a ser identificado. El Ejército comentó que 37 militantes fallecieron en los choques en Swat, 35 de ellos en la mina, mientras que dos soldados murieron por la explosión de una bomba. Autoridades provinciales confirmaron que hasta 38,000 personas fueron desplazadas de Swat y áreas aledañas desde que surgieron los combates el mes pasado. Además afirmaron que hasta 800,000 personas podían huir del valle, que tiene una población de 1.6 a 1.7 millones de habitantes. “La situación es muy mala. Están usando todo tipo de fuerzas en nuestra contra. Comenzó una guerra total y nuestros combatientes están resistiendo”, dijo el portavoz Muslim Khan vía telefónica.
El presidente Asif Ali Zardari, viudo de la ex primera ministra asesinada Benazir Bhutto, se reunirá con Obama y el presidente afgano Hamid Karzai para conversar sobre la amenaza militante. Obama instará a los líderes a dejar de lado una historia de desconfianza y a unirse a Washington en su alianza contra los extremistas, dijeron funcionarios del Gobierno estadounidense. La acción pakistaní contra enclaves militantes en la frontera afgana es vital para los esfuerzos de estabilizar Afganistán. “Pakistán debe demostrar su compromiso para eliminar a al Qaeda y los extremistas violentos dentro de sus fronteras”, dijo en un testimonio en el Congreso, Richard Holbrooke, representante especial estadounidense para Afganistán y Pakistán. El portavoz de la Oficina de Relaciones Exteriores, Abdul Basit, expresó que el compromiso de Pakistán era inquebrantable. “Somos los que más sufrimos por el terrorismo. ¿Quién más que nosotros puede estar interesado en extirpar esto?”, dijo Basit.