
Por segundo año consecutivo, la convocatoria a un paro nacional para el 1 de mayo culminó con un enfrentamiento entre la Policía y manifestantes, y en arrestos.
Pero a diferencia del año pasado, fue palpable que la estrategia policial consistió en un uso abusivo y desproporcional de la fuerza, incluyendo arrestos con visos de inconstitucionalidad, entradas a residencias estudiantiles, lanzamientos excesivos de canisters de gas lacrimógeno y macanazos a periodistas. El secretario de Seguridad Pública, Héctor Pesquera, confirmó ocho arrestos, pero Diálogo conoce de hasta 15 personas intervenidas.
El conflicto surgió al mediodía, cuando todas las organizaciones –las feministas, los ambientalistas, la comunidad universitaria, los distintos gremios obreros y los partidos políticos de oposición– en repudio a las medidas de austeridad, propuestas por la Junta de Control Fiscal (JCF) y el gobierno, llegaron hasta la entrada de la Milla de Oro, donde vieron que el acceso al resto de la avenida Ponce de León estaba cerrado por una línea de agentes de la Unidad Motorizada y de la Unidad de Operaciones Tácticas.
Tras una negociación –que duró media hora– entre el portavoz del grupo Jornada se acabaron las promesas, Scott Barbés, y directivos de la Policía, se permitió que los manifestantes se movieran desde el edificio de la compañía Liberty hasta el edificio The Hato Rey Center, todavía lejos de las instituciones financieras y del edificio Seaborne, donde ubican las oficinas de la JCF, los dos lugares objeto de la manifestación.
Ahí inició otra negociación, que duró cerca de una hora, entre portavoces de los manifestantes y la Policía, que no prosperó. La hora de espera, sumando al rechazo de la Uniformada de dar el acceso a una avenida prácticamente vacía luego de que se les dijera a los manifestantes que podrían continuar con su paso, terminó por caldear los ánimos.
En respuesta a la negativa, los manifestantes intentaron desarticular la línea de defensa de la Policía y lanzaron piedras para lograr acceso a la avenida Ponce de León. Fue entonces cuando se lanzó gas lacrimógeno para desbandar la manifestación. Los protestantes se reagruparon poco después en la avenida Muñoz Rivera, al igual que la Policía, lo que dio paso a continuar la confrontación.
Esta se extendió por cerca de tres horas –entre las 1:00 p.m. y las 4:00 p.m.– a lo largo de toda la avenida. Cada cierto punto la Policía lanzaba gas lacrimógeno para evitar que los manifestantes quemaran basura en la carretera. El intercambio continuó hasta llegar a Río Piedras, cuando la Uniformada comenzó a rodear a los manifestantes, aprovechándose de las distintas calles que conforman la zona universitaria.
Fue en Río Piedras donde la Policía intentó entrar en residencias de estudiantes. En una de las que lograron entrar, bajo la excusa de “persecución caliente” o hot pursuit, como explicó el comisionado de la Uniformada Henry Escalera, se arrestaron a tres estudiantes: Manfred Pérez, Alfonso Questell y Angélica Questell. Esta última resultó herida.
Gobernador: lamentable el “grupúsculo” que lacera la imagen de Puerto Rico
Poco después de las 5:30 p.m., el gobernador Ricardo Rosselló Nevares realizó una conferencia de prensa en la que criticó que una “minoría” trastocara el “derecho amplio, total, a la libre expresión”.
“Es lamentable que un grupo mínimo de los que decidieron ejercer su libre expresión desvirtuaran una actividad con incitación a la violencia”, expresó el primer ejecutivo.
Aunque Rosselló Nevares no hizo alusión al grupo, Pesquera, en la misma conferencia, aclaró posteriormente que se trataba de Jornada se acabaron las promesas.
“El confrontamiento no lo motiva la Policía, sino las acciones de este grupo pequeño, que no se comportaron como se supone que se comporten”, dijo. Pesquera agregó que hay 15 policías lesionados, y que la decisión de disolver la manifestación se debió a un “ácido” que lanzaron los manifestantes contra los agentes. Sin embargo, no mostró evidencia de eso, a diferencia de los videos que sí enseñó en la conferencia y que proyectaban imágenes de los manifestantes lanzando piedras.