Javier Culson, José Juan Barea, Tito Trinidad, son solo algunos de los nombres que inflan el pecho de los boricuas con tan solo pensar en las grandes hazañas que cada uno de ellos ha realizado en sus respectivas disciplinas deportivas, haciendo de sus logros el de toda su patria . Sin embargo, pocos conocen que un puertorriqueño representó su Isla durante 16 años en una de las disciplinas más reconocidas alrededor del mundo: el patinaje sobre hielo.
Frederick Salgado, de 50 años de edad, comparte con Diálogo su historia como patinador junto a una de las compañías más reconocidas a nivel mundial, Holidays on Ice, y con la que tuvo la oportunidad de representar a Puerto Rico en más de 180 ciudades y 37 países.
Frederick comenzó a patinar sobre hielo a los 14 años, cuando abrió sus puertas la primera pista de hielo en Puerto Rico, llamada Reino de hielo, que estaba ubicada en Río Piedras, donde el patinador se crió.
“Como yo no tenía maestros, yo tenía que prender el televisor de mi casa y ver por las mañanas los programas de ‘ABC Sports’ y ahí salían las competencias de patinaje sobre hielo, entonces yo miraba esas personas patinar bien temprano en la mañana y luego iba a la pista de patinaje más tarde, a practicar lo que había visto en la televisión”, relata Frederick.
Holidays on Ice vino a la Isla en aquel entonces, a presentarse en el Coliseo Roberto Clemente. Quizás por casualidad o simplemente porque el destino así lo quería, el equipo de Holidays on Ice tuvo que trasladarse a ensayar a la pista del Reino de Hielo, luego de que el espacio habilitado en el Roberto Clemente sufriera algunas averías.
Salgado, fascinado por la elegancia y el estilo único de cada uno de los patinadores, llegaba a cada uno de los ensayos y abría la puerta de la entrada a la pista cada vez que el equipo entraba y salía.
Sin imaginarlo, un momento crucial en la vida de Frederick sucedió en aquel instante. En una de las pausas de los ensayos, Salgado se puso un par de patines y comenzó a deslizarse sobre el hielo. Al culminar la rutina, el director de espectáculos de Holidays on Ice, lo invitó a formar parte de la compañía.
Algunos días después y tras intensos ensayos, el joven patinador puertorriqueño se estaba presentando por primera vez junto a Holidays on Ice, en su propia tierra, en el Coliseo Roberto Clemente, frente a su público.
Frederick Salgado, el tercero de izquierda a derecha, en medio de una de sus presentaciones junto a "Holidays on Ice". Foto: Suministrada
“Una semana estuve presentándome en Puerto Rico, tuve que amolarme, me tomó, yo te diría, cuatro semanas, pero yo no tenía tiempo para amolarme, yo tenía que salir en el espectáculo porque ya me estaban pagando, yo tuve que aprender las coreografías completas en menos de seis días, un espectáculo de dos horas y media”, relata Salgado.
A sus 16 años y luego de una intensa conversación con su mamá, que se negaba en un principio a firmar el permiso necesario por ser menor de edad, Frederick parte en 1979 junto a la compañía y emprende un viaje que lo llevaría alrededor del mundo en las cinco distintas giras que realizó durante su carrera como patinador.
El momento cumbre en la carrera de Frederick llega luego de 13 años de presentaciones junto a Holidays on Ice, cuando le ofrecen ser la estrella principal de uno de los espectáculos que se presentaría exclusivamente en Europa.
“Me convirtieron en un ilusionista, tenía mi propio número en patines sobre hielo, yo tenía que hacer trucos, elevar mujeres en aire, hacerlas desaparecer, suspender una mujer en el aire y pasarle un anillo, trabajar con fuentes de agua, trabajar con cajas y espadas atravesando mi cuerpo”, recuerda Frederick.
En el centro, Frederick Salgado junto a sus compañeros en uno de los espectáculos de "Holidays on Ice". Foto: Suministrada
Salgado no solo se caracterizó por sus impecables piruetas sobre hielo y en el aire. Quizás por el sabor caribeño o tal vez por su talento innato, el caso es que Frederick era lo que se conocía en la empresa como un “showman” que lograba captar la atención del público sin problema, lo que le abrió las puertas para convertirse en estrella principal.
En 1996 y tras haber alcanzado el logro más alto en su carrera, Frederick decide retirarse de la compañía y regresar a Puerto Rico. Una cámara lo acompañó a lo largo de toda la aventura, con la que guardó en fotos un pedazo de cada lugar que visitó. Pero el desliz sobre el hielo, la adrenalina de cada vuelta y el sentimiento sobre la pista, solo existe dentro de él y solo él puede describirlo.
“El patinaje es una sensación única, solamente ponerte los patines, amarrártelos y entrar en ese hielo, puedes tener música para deslizarte en el hielo, pero cuando estás solo en la pista, el hielo y soledad, nada de música, el ‘feeling’ de patinar, el ‘feeling’ de mover las cuchillas, solamente yo te lo puedo describir con un sonido, es este sonido… rrrchhhhhhHHT”.