El 26 de mayo de 2012, el mundo quedó sorprendido con la noticia de un hombre que le había comido el rostro a otro en Miami. Dada la popularidad que tienen las historias de zombies actualmente, la prensa amarillista hizo fiesta con este evento, aprovechando el parentesco del suceso con las historias de muertos vivientes: un individuo incapaz de razonar que devoraba a otro, e hicieron falta varios disparos para por fin detenerlo.
Uno de los policías involucrados comentó que el “caníbal” podía haber estado bajo los efectos de una droga conocida como “sales de baño”, “ola de marfil”, “cielo de vainilla”, entre otros nombres, y que había sido la causante de otros casos con comportamiento similar. Sin saberlo, acababa de abrir una Caja de Pandora; le acababa de informar al mundo que existía una sustancia capaz de volver a una persona normal en un zombie. Este no había sido el caso de la locura momentánea de un individuo, sino el resultado de una droga.
Entonces empezaron a resaltar casos en la prensa. El amarillismo había encontrado una gallina de huevos de oro. Personas que se habían herido a sí mismas o incluso habían cometido suicidio, por medios sumamente morbosos. Individuos que habían atacado a familiares, amigos o desconocidos, todos presentando una evidente disociación con la realidad. Además, también resultaba atractivo para el morbo público la aparición de una “nueva” droga, hasta ahora desconocida por muchos y con efectos tan sorprendentes como una supuesta fuerza sobrehumana, supresión del dolor, incapacidad de razonar y tanto calor que los que se hallaban bajo sus efectos se desnudaban.
Por si fuese poco, la droga no es ilegal y se consigue fácilmente en internet por un precio sumamente módico. Todos estos elementos hacían de la historia un festín amarillista, que más que informar sobre el peligro de las llamadas “sales de baño”, lo que hacían era promover el interés y la curiosidad de muchos hacia la sustancia.
Fue entonces cuando de repente, la gallina de los huevos de oro desapareció. El informe de la autopsia de Rudy Eugene (el “caníbal” de Miami) reflejaba que no había consumido las infames sales de baño sino que tan solo tenía rastros de marihuana y la “ola de marfil” se alejó de la orilla del ojo público, con la misma facilidad con que había llegado.
La autopsia de Rudy Eugene, "el caníbal de Miami" que mutiló el rostro de Ronald Poppo, no arrojó rastros de las "sales de baño".
Pero el daño esta hecho. Las “sales de baño” ahora eran de conocimiento popular y la información al respecto no solo era poca, sino conflictiva. Algunas fuentes atribuían los efectos a la sustancia conocida como Metilendioxipirovalerona (MDPV), otras decían que las sales eran un tipo de LSD (conocido como ácido), otras que eran un tipo de cocaína. Algunas hablaban de que era una versión sintética de marihuana. Así mismo, los efectos en el organismo eran varios y distintos, según la noticia o la página web. Entre los efectos más comunes están la taquicardia, hipertensión, vasoconstricción, insomnio, náusea, bruxismo, aumento de la temperatura corporal, escalofríos, sudoración, dilatación de pupilas, cefalea, cólico nefrítico, acúfenos, mareos, hiperestimulación, disnea, agitación, hipertonía, paranoia, confusión, delirios, ansiedad, conductas violentas y acciones o pensamientos suicidas.
Para tratar de esclarecer un poco el asunto de las “sales de baño”, comencemos diciendo que la MDPV no es nueva. Es una droga psicoactiva con potentes efectos alucinógenos y estimulantes, desarrollada por primera vez en 1969, y se mantuvo en la sombra hasta 2004 aproximadamente, cuando se empezó a sintetizar como droga de diseño. También se conoce en inglés como Ivory Wave, MDPK, MTV, Magic, Maddie, Black Rob, Super Coke, PV y Peeve. En español como: Ola de marfil, Cielo de vainilla, Bendición y Relámpago blanco.
La cuestión se complica cuando se toma en cuenta que estas sales de baño no solo pueden contener MDPV, sino Mepherodrona, Methynole y muchas otras sustancias. El doctor José Ortiz, catedrático del Departamento de Farmacia y Toxicología de la Escuela de Medicina de Ciencias Médicas de la UPR, explicó a Diálogo que el MDPV es tan solo uno de los cannabinoides sintéticos (derivados del agente activo de la marihuana), pero que “hay por lo menos veinte agentes más que sepamos”.
Según el doctor Ortiz, uno de los problemas con estas drogas es que “no existen sistemas convencionales de detección para estas sustancias”, por lo que “han tomado por sorpresa a la comunidad científica”. Asimismo, al haber una variedad tan extensa, los efectos pueden ser “cualquier cosa”. Esto explica los diversos casos relacionados con las “sales de baño” y sus detalles tan distintos. Por si fuese poco, el tipo de efectos mentales va a depender de cada persona. “Así como hay gente que consume estas drogas y la pasa ‘bien’, hay quienes las consumen y la pasan mal”, explicó el toxicólogo.
Ortiz también aclaró que no solo se consiguen estas sustancias en las “sales de baño” sino en inciensos, picadura de tabaco y en un sinfín de productos que se pueden adquirir en lugares tan comunes como los puestos de gasolina. Estos bienes son legales, ya que se venden con la etiqueta de que no son para consumo humano.
El 6 de junio de 2012, el legislador Víctor Parés Otero presentó el Proyecto de la Cámara 4039, que busca enmendar la Ley de Sustancias Controladas a fin de “prohibir la venta de todo producto o químico que contenga algunos de los químicos Mepherodrona, Metilendioxipirovalerona (MDPV) o Methylone, y sus derivados, que actualmente se mercadean como bath salts o “sales de baño”. Dicho proyecto fue avalado por la Cámara de Representantes el 25 de junio, por lo que el Departamento de Asuntos del Consumidor (DACO) tendría la potestad para multar a todo comercio que incumpla la medida y, confiscar dichos productos.
Ahora bien, el licenciado Rafael Capella Angueira, director de la oficina de Arecibo de la Sociedad para Asistencia Legal de Puerto Rico y abogado criminalista desde hace 28 años dijo a Diálogo que, la medida no debe haber entrado aún en vigencia, ya que 13 de agosto de 2012, no había leído ningún documento oficial con la enmienda. Según Capella, todavía falta la aprobación del Senado y la firma del Gobernador.
Sin embargo, aun si se aprobase, la medida prohíbe solamente la venta de productos con esos tres agentes, no habla de los otros cannabinoides sintéticos. Por si fuese poco, en la Isla se pueden conseguir estos productos por Internet, comprarlos y consumirlos. Ninguna de estas actividades es ilegal. Aun así, Capella explicó que un individuo bajo los efectos de esta droga puede ser acusado por las acciones que cometa.
La situación de estas sustancias es delicada y sigue siendo muy vigente. En Puerto Rico, donde ya se han conocido casos de gente que ha bebido hand sanitizer, usado tampones sanitarios impregnados de alcohol, aspirado aerosol para limpiar equipos electrónicos y demás métodos para alcanzar “notas”, no es de extrañar que ya se esté consumiendo cannabinoides sintéticos, por lo que hay que estar alertas a sus posibles consecuencias.
El autor es periodista independiente.