
#TBT / La Habana, 1995. El periodo especial persiste. El niño cuela las piernas entre los barrotes del balcón. Cuba y Estados Unidos culminan la “crisis de los balseros”. El niño se apoya de la baranda. Las paredes colapsan y no hay material para arreglarlas. El niño ríe a carcajadas.
En 1995 yo tenía tres años y también crecía en La Habana. Me importaba poco la pintura gastada de las fachadas y los huecos en el techo. Tampoco sabía qué era el período especial ni la crisis de los balseros. Mi ambición era jugar con mi muñeca de trapo, mi inquietud primordial, seguirle el rastro a los perros, mi delirio, nombrar las formas de las nubes. Hasta me divertía colar los pies por los barrotes curvos de balcones con paredes rotas desde donde reír a carcajadas.
Foto por Ricardo Alcaraz Díaz, texto por Gabriela Saker Jiménez.