El posterriqueño, un proyecto que supondría iluminar al País con mayor efectividad y a menor costo, continúa atascado entre procesos administrativos de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
La iniciativa, concebida por la organización comunitaria Casa Pueblo e ingenieros del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), ofrece un alumbrado externo más efectivo en términos económicos y energéticos en comparación con el poste convencional. Las luminarias servirían para carreteras, estacionamientos y aceras.
Según el portal de Casa Pueblo, la tecnología del proyecto está centrada en diodos emisores de luz (LED) y su costo energético solo sería de $54 cada uno si el costo del kilovatio por hora es de treinta centavos. Los postes tradicionales cuestan $125 cada uno bajo la misma fórmula. El posterriqueño se ubica a un 55% más eficiente que el poste tradicional. Asimismo, este invento reduciría la contaminación lumínica y no dependería enteramente de la quema de combustible.
Con estas cualidades, un sistema eléctrico como este no debería confrontar ningún obstáculo para su aprobación. Sin embargo, el posterriqueño lleva cerca de tres años esperando a que sea encendido. La traba, mayormente, redunda en disloques administrativos.
El director de Casa Pueblo, Arturo Massol —y quien fuera uno de los proponentes del proyecto— sostuvo que la administración universitaria “se le ha sentado encima” al posterriqueño. A juicio del líder comunitario en Adjuntas, la UPR ha abandonado alianzas estratégicas como las que tenía con Casa Pueblo.
El proyecto fue inicialmente diseñado por ingenieros y estudiantes del RUM en conjunto con Casa Pueblo desde el 2014. A principios del 2016, la Junta de Gobierno de la UPR creó la corporación Viride Innovation Technology, adscrita a la institución, y que se encargaría de mercadear el producto. Empero, desde finales de ese mismo año, el lanzamiento al mercado del posterriqueño comenzó a experimentar contratiempos.
En ese entonces, Massol denunció la pasividad con la que la institución manejaba la propuesta. En octubre de 2016, el entonces rector del RUM, John Fernández Van Cleve, indicó que aún evaluaban la viabilidad en el mercado del posterriqueño.
Mientras que en diciembre de 2016, tras una reunión de la Junta de Gobierno, la entonces presidenta interina del sistema UPR Celeste Freytes expuso que esperaban por las carcasas (la cubierta del alumbrado) que provenían desde China. Ahora, en 2017, el decano de Ingeniería del RUM, Agustín Rullán, aseguró a este medio que ya ordenaron estas piezas.
En cualquier caso, para Massol, la coyuntura que experimenta Puerto Rico tras el devastador paso de María urge mayor celeridad de iniciativas como esta con las que se propone reducir la demanda energética.
“En este periodo de gran inestabilidad, cuando en la Autoridad de Energía Eléctrica sube la demanda, [el sistema] colapsa. Con más razón tener un alumbrado de alta eficiencia hubiese sido excelente para que esa energía pueda prender los postes de noche”, subrayó el también profesor del RUM.
Con él coincidió el profesor de Ingeniería Eléctrica del recinto mayagüezano, Gerson Beauchamp. El ingeniero comentó sobre el aparente letargo de la administración universitaria sobre el posterriqueño.
Apuntó a que la administración universitaria “no ha sido capaz” de ultimar un acuerdo colaborativo con Casa Pueblo “para una mínima regalía y para poder utilizar el nombre del posterriqueño que fue realmente una idea” de la organización comunitaria.
“La propaganda que se hizo en los medios y el reconocimiento que tiene ahora mismo se le debe al trabajo que hizo Casa Pueblo. La Universidad tiene que hacer la gestión para que se dé ese acuerdo colaborativo entre Casa Pueblo y la UPR”, precisó el ingeniero.
Por su parte, el decano de Ingeniería del RUM confesó que, hasta el momento, no se ha llegado a un acuerdo con Casa Pueblo. No obstante, el profesor puntualizó que el proyecto espera el aval del presidente interino Darrel Hillman y el presidente de la Junta de Gobierno, Walter Alomar.
“Cada vez que ha habido un cambio [en Presidencia] hemos tenido que explicarle toda la iniciativa a cada presidente y en lo que cada uno de ellos ha caído en tiempo pues eso nos ha matado el tiempo para comercializar el producto”, aclaró.
Una solicitud de Diálogo para una reacción del presidente interino de la UPR sobre este particular no tuvo frutos hasta el momento de esta publicación.
Rullán sostuvo, además, que de no llegar a un acuerdo con Casa Pueblo, el proyecto seguiría su curso, pero probablemente dejaría de ostentar el nombre con el que actualmente se conoce.
A pesar de que el posterriqueño parece mantenerse recostado, el decano señaló que ha sostenido conversaciones sobre esta iniciativa con el licenciado Alomar y que este se ha mostrado “muy motivado a que movamos el proyecto de la corporación [Viride] y de comercializarlo”.
Más allá de una opción de energía efectiva
El posterriqueño, sin embargo, no es únicamente un proyecto que beneficiaría al País. Por el contrario, tanto para la UPR como para el estudiantado de Ingeniería, este proyecto significaría una oportunidad de gran provecho.
Y es que, según Beauchamp, el posterriqueño es también un proyecto educativo que emplearía y daría capacitación técnica a los alumnos.
Así también lo ve Rullán, quien cree en la vitalidad de la iniciativa con respecto a la experiencia laboral que pudiera adquirir el estudiantado, especialmente los del recinto mayagüezano.
Un poste con potencial económico
En la actualidad, la UPR enfrenta una reducción de alrededor de $450 millones de la aportación del gobierno central. Asimismo, la Junta de Control Fiscal solicitó un nuevo Plan Fiscal a la Universidad, que deberá ser entregado el 9 de febrero de 2018, y que podría contener mayores ajustes en la institución. De igual manera, el 23 de febrero, mientras tanto, se conocerá la determinación del ente creado por el Congreso estadounidense sobre el rumbo a seguir del sistema de educación universitaria público.
Ante este sombrío panorama fiscal, la administración universitaria intentaría aplacar estos recortes con aumentos de matrícula y a costos de trámites administrativos como transcripciones de crédito, reducción de puestos de confianza, entre otras. A pesar de estos retos, Alomar, en la discusión sobre el Plan Fiscal, ha establecido que apostarán a hacer a la Universidad más productiva en aras de allegar fondos.
No es de extrañar, entonces, la urgencia de los propulsores del posterriqueño para introducir esta opción energética al mercado. Para el ingeniero Beauchamp, este nuevo poste público representaría millones de dólares en ingresos para la Universidad.
Empero, Massol rechazó que las pérdidas de oportunidades económicas sean el eje de la controversia.
“La pérdida es la de un País que tiene una expectativa de una solución donde la UPR tiene que incidir y hay peros. Esa es la pérdida social que a nosotros nos preocupa y nos incomoda”, enfatizó.
Ciertamente, la pérdida no se limita a ingresos que pudiera percibir el primer centro docente. Beauchamp entiende que el tiempo pudiera estar corriendo en contra de la Universidad. Citó como ejemplo que en 2008 una empresa deseaba instalar paneles fotovoltaicos en Puerto Rico, pero nunca se concretó un acuerdo y la corporación se mudó a la República Dominicana.
El decano de Ingeniería reconoció, por su parte, que tecnologías similares al posterriqueño se mueven a paso acelerado en el mercado actual.
Entonces, para Beauchamp, la matemática resulta sencilla: el RUM tiene los mejores profesores y expertos especializados en sistema eléctrico, una buena capacidad de trabajo y grandes dotes de investigación y conocimiento.
“Es cuestión de que se ocupe a la Universidad y de que el gobierno reconozca que en la Universidad hay el talento, la capacidad de trabajo y el conocimiento para hacer el trabajo. Y que se consulte más a la Universidad y se use más a la Universidad”, exhortó.