La avenida Universidad es sabor. Esa angosta carretera que conduce directamente hacia la Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras (UPR-RP) tiene en ambos lados una amplia variedad de restaurantes que ofrecen a la comunidad riopedrense una gran experiencia culinaria. Entre los más de 10 establecimientos de alimentos que pintan la calle, Pitanza llegó para quedarse.
Contrario a lo que muchos piensan, este restaurante especializado en comida vegetariana y vegana, ha demostrado que comer saludable no significa sacrificar sabor; más bien es una oportunidad para combinar y experimentar con los ingredientes adecuados.
En septiembre de 2014 el restaurante Pitanza abrió sus puertas a la comunidad de Río Piedras. Ese día el propietario y los empleados del establecimiento se sentían tan ansiosos como un estudiante de nuevo ingreso. Lo único que los diferenciaba de un “prepa” era que ellos no querían pasar desapercibidos.
Vestido de chef y con la energía de un nuevo semestre escolar, el propietario de Pitanza, Luis Figueroa, compartió con Diálogo que el día de apertura del restaurante sus empleados atendieron alrededor de cinco personas. Sin embargo, un año después le complace decir que constantemente la fila para ordenar comida llega a la puerta del establecimiento.
¿Cómo nació Pitanza?
Figueroa, quien es natural de Coamo, llegó a Río Piedras en el año 2001 para comenzar estudios universitarios en la Facultad de Ciencias Sociales, pero terminó graduándose de la Facultad de Educación. Como muchos universitarios, Figueroa trabajaba “part time” en Vidys Café, establecimiento de comida cerca del recinto riopedrense. Con el pasar del tiempo, se convirtió en el gerente del restaurante.
Cuenta Figueroa, que durante el tiempo que trabajó en el Vidys Café aprendió lo suficiente sobre dirigir un restaurante y se le “encendió la llama de los negocios”. Por lo que desde muy temprano soñaba con montar un negocio, pero no tenía idea de qué tipo podría ser.
Un martes, a eso de las nueve de la mañana, mientras los empleados de Pitanza preparaban los vegetales y los productos que les servirían a sus clientes durante el día, el propietario explicó que la idea de crear un restaurante de comida saludable nació luego de que él transformara su estilo de vida y alimentación.
“Surge la idea de crear un sitio de comida saludable acompañado de lo que es venta de suplementos y vitaminas trabajando unos aspectos vegetarianos y veganos. Ya yo había hecho la transformación. Así que me enfoqué en eso. Dije ‘voy a ponerlo en Río Piedras, no hay nada igual en la zona’. Lo que había era un Subway y dos semanas antes de yo abrir el Subway cerró. Ahí es cuando llega Pitanza a la zona”, contó Figueroa.
No obstante, el proceso de apertura de Pitanza no fue tan fácil como su conceptualización. De acuerdo con Figueroa los permisos para operar el restaurante se tardaron ocho meses en llegar. Además, contó que pasaron por diferentes situaciones que dilataron el proceso. Por ejemplo, recibieron querellas por parte de los vecinos de Río Piedras quienes pensaban que su negocio iba a ser una barra más y lo acusaron de irregularidades en los procesos. Sin embargo, esto se resolvió porque las acusaciones no eran ciertas.
“Alquilamos el local en febrero del 2014. Los permisos me llegaron en agosto y abrimos en septiembre. Entre construcción, diseño y desarrollo, nos tardamos sies meses. Lo hicimos con el dinero presente, porque lo que es la banca privada no te presta dinero si no tienes experiencia. Nos fuimos con lo que teníamos en el bolsillo, pero tuvimos ayuda de personas allegadas que nos dieron dinero”, sostuvo.
Luego de muchas altas y bajas, el ocho de septiembre de 2015, Pitanza celebrará su primer año. Con mucho orgullo Figueroa mencionó que a pesar de la resistencia que hubo por parte de los clientes cuando abrieron el negocio, hoy día son muy reconocidos por respetar el estilo de vida de la comunidad vegetariana, vegana y aquella que busca mejorar su alimentación.
“El estilo de vida vegano es bien rígido y hay que tener cuidado y respeto hacia eso. Yo entiendo que si tenemos ese tipo de población en la zona, que es bastante, tenemos que ofrecer un espacio donde ellos se sientan tranquilos porque se respeta su estilo de vida”, puntualizó Figueroa quien por muchos años se ha dedicado a la enseñanza.
“El crecimiento de Pitanza se puede evaluar de muchas maneras. Se pude evaluar por los clientes. Desde ese primer día entraron pocos clientes, pero ya eso ha aumentado a casi la fila en la puerta. Por otro lado, mi equipo de trabajo tenía cinco personas y ya tengo de 10 a 11 personas. Cuando tú ves que ahora la gente habla de Pitanza, eso es crecimiento. Cuando ves la necesidad de expandir el negocio, eso es crecimiento. Cuando visualizas dónde poner otro Pitanzas, eso es crecimiento”, añadió.
Buscan ampliar su menú
Pitanzas cuenta con un menú fijo donde las personas pueden escoger entre cinco combos diferentes; wraps, quesadillas, sándwiches, pita burger o pita pocket. Luego de seleccionar el combo, los clientes escogen la proteína que desean, ya sea pescado o pollo. Luego seleccionan una base verde, los complementos y la vinagreta. Todos los combos incluyen una botella de agua y humus con pita chips.
Además, ofrece un especial diario que integra una proteína, arroces o viandas. Mientras que también vende empanadas veganas, papa asada, ensaladas, frappés, batidas, açai bowl, yogur con frutas y postres.
Debido a la buena acogida que ha tenido este restaurante en la comunidad riopedrense, desde el 8 de septiembre de 2015, el día de su primer aniversario, comenzarán a servir desayunos, e integrarán otras proteínas al menú. Asimismo, durante este semestre estarán ampliando el espacio del restaurante.
Sin duda alguna, muchos deben estar cuestionándose por qué escogieron el nombre Pitanza para el restaurante.
Según Figueroa, quería ponerle a su restaurante un nombre que fuera corto, llamativo, pegajoso y alineado a la filosofía del negocio. Buscando ideas se topó con la palabra “pitanza”. Encontró que esta palabra, desarrollada en Europa durante la Edad Media, se refería a la porción de comida que se le daba a una comunidad pobre. Es decir, la ración necesaria para funcionar.
Figueroa, quien fue director de una escuela superior hasta mayo de 2015, aseguró que aunque deja su trabajo como director para trabajar de lleno en su restaurante, no se va a separar de la experiencia de educar, ya que siente que esa es su “vocación”.
“Hecho a un lado la presencia en la escuela, pero sigo siendo maestro, sigo siendo educador. Yo creo que puedo educar y enseñar en otras modalidades. Mucha gente no sabe qué son estos ingredientes y uno educa a los clientes y al equipo de trabajo. No voy a despegarme de lo que es la educación, pero ahora mi enfoque es otro”, concluyó.