Me escapé a la Isla con la escusa de una investigación universitaria. Se notaba que habíamos dejado el área metropolitana atrás (o como prefiero llamarle, ¨el área del ruido¨) cuando la lluvía que nos seguía se convirtió en un cielo azul, sin nubes y un sol brillante. Era la una de la tarde y la temperatura alcanzó los 80 grados. A nuestros alrededores ya se veía la resequedad que distingue al sur. Tengo que aceptar que antes de emprender este viaje, no tenía idea alguna donde se localizaba Guayama. Tampoco sabía que tenía playas, y menos recordaba que no hacía mucho había pasado unas vacaciones allí.
Desde que entras a la Cuidad del Guanamí, nombre que surge de un cacique indio que gobernó el sur de la isla, comienzas a ver pura historia de Puerto Rico. Un poco más alante del segundo Centro de Convenciones más grande de Puerto Rico, están las ruinas de la Hacienda Molino Vives, una antigua hacienda de azúcar. De este modo, la Cuidad Bruja te da la bienvenida con memorias de la caña y la mano esclava. La “Big City”, como le llamaría su alcaldesa, Glorimari Jaime, es una cuidad ridículamente limpia y tiene una de las plazas públicas más hermosas de la Isla. La tranquilidad de la plaza de recreo Cristobal Colón invita a sentarte a observar la fuente, hablar con los niños que alimentan a las palomas y compartir con los señores que juegan dominó. Esa plaza, ubicada en lo que llamarían ¨Downtown Guayama¨, guarda en sus alrededores edificaciones autóctonas de la cultura puertorriqueña y se distingue por tener algunos árboles conocidos como Laureles de la India.
A la derecha de la imponente iglesia Católica San Antonio de Padua, está el Teatro Guayama, cine y teatro en el mismo edificio. A la izquierda, está el Museo Casa Cautiño, el cual cuenta con más de 100 años de historia. Dentro de su arquitectura neoclásica se conserva el mobiliario y algunas obras pertenecientes a la familia guayamés Los Cautiño. Además, conservan una galería interior con exposiciones de varios artistas puertorriqueños. Frente a la plaza, la cual contiene el busto del poeta Luis Palés Matos, pasa la Calle Calimaní. Calle que iba a ser renombrada ¨Mainstreet¨ por la alcaldesa, buscando atrapar el turismo en la Cuidad Bruja, o mejor dicho ¨Witch City¨.
Así es como esta ciudad llena de una historia puertorriqueña que habla por sí sola, y cuidad natal de importantes figuras puertorriqueñas como Palés Matos, su padre Vicente, y el compositor Catalino “Tite” Curet Alonso iba a tener sus calles traducidas por la alcaldesa penepé. Sin embargo, los residentes se opusieron a los cambios, ya que entendían que les quitaría tradición. Así que en Guayama continuamos recitando sobre la Majestad Negra en español, y el que prefiera el inglés puede seguir los letreros hacia ¨Guaynabo City¨.