Aunque son varias las diferencias, el Colegio de Abogadas y Abogados de Puerto Rico (CAAPR) entiende bien que hay dos precedentes en sucesos de la pasada década y media que pudieran entender cómo manejar la posible ola de desobediencia civil que pudiera ocasionar la imposición de la junta de control fiscal.
Los eventos de desobediencia civil durante la lucha por la salida de la Marina de Guerra de los Estados Unidos, que culminó en 2004, y durante la huelga estudiantil de 2009-2011 en la Universidad de Puerto Rico (UPR) fueron batallas sociopolíticas que sirven para arrojar luz sobre lo que pudiese esperarse de desatarse nuevas manifestaciones en contra de lo que ya parece inminente: una junta de control fiscal con matices de injusticia, que favorecería a los bonistas adeudados en perjuicio del bienestar del pueblo.
“Lo más importante que se entendió con Vieques es que las expresiones consistentes del pueblo tuvieron el resultado real de un pueblo que fue escuchado por las autoridades competentes, y que es importante que sea el pueblo el que convoque a la lucha”, destacó el presidente del CAAPR, el licenciado Mark Anthony Bimbela, durante conversación telefónica con Diálogo.
Bimbela recalcó que en aquella ocasión, el CAAPR demostró su capacidad para defender a los desobedientes civiles y que en esta ocasión no deberá ser diferente.
“Esta institución cumple 176 años y ha sido muy consistente, y de llegar este nuevo reto lo atenderemos. Estaremos siempre presentes en estos asuntos para garantizar la representación legal a las personas que decidan hacer sus manifestaciones, especialmente cuando entendemos que este estatuto es uno muy nefasto, una forma de esclavitud moderna”, indicó Bimbela.
Diálogo documentó varios momentos de desobediencia civil en la UPR durante las huelgas estudiantiles de 2010 y 2011:
Al ser aún parte de la historia reciente, y por haber sucedido en un momento de explosión mediática en el país, Vieques sigue fresco en la memoria de muchos, aunque quizás las nuevas generaciones entiendan más la desobediencia civil mirando el ejemplo del movimiento estudiantil de la UPR de hace unos años.
“Creo que lo importante con Vieques fue que dentro de toda la difusión que hubo al respecto, se pudo palpar el proceso de la desobediencia como tal. Se pudo escuchar alto y claro el clamor del pueblo, sobre la injusticia que se estaba cometiendo con el pueblo de Vieques, y se hizo claro que el pueblo puertorriqueño estaba dispuesto a poner en la raya una de la cosas más importantes que existen, que es la libertad. Es decir, el puertorriqueño dijo: ‘Para la libertad estoy dispuesto, para poner mi sangre, mi lucha, mi seguridad física, para eso estoy dispuesto’. Y ese mensaje es el que estamos dispuestos a defender en el colegio “, puntualizó Bimbela.
Claro, que hay varias diferencias, que más bien corresponden a tiempo y espacio. En Vieques la desobediencia civil se hizo para detener las maniobras de la Marina de Guerra de los Estados Unidos, es decir, en pleno campo de entrenamiento militar en las costas de la Isla Nena. Mientras, en la UPR las manifestaciones surgieron en los distintos recintos o colegios del sistema universitario, especialmente en el Recinto de Río Piedras, donde casi a diario se registraron enfrentamientos entre estudiantes y policías y decenas de estudiantes fueron arrestados.
Aquí y ahora, sin embargo, no hay un plano claro sobre lo que sucedería, con respecto a la desobediencia civil. Pudiese ser una ola masiva alrededor de Puerto Rico y en sitios estratégicos a nivel internacional, pero nada está escrito en blanco y negro. O sea, no hay un recinto universitario donde sentarse a protestar pacíficamente por el aumento de matrícula, o un terreno de práctica militar para acceder y estropear algún ejercicio de guerra luego de que mataran a un ciudadano como pasó en Vieques con David Sanes. Bimbela no quiso especular mucho al respecto, aunque sí dejó claro que las acciones de esta Junta pudieran ocasionar un bola de nieve de nefastas repercusiones en blanco y negro, una bola de nieve que mientras más rueda más gigante se vuelve. En otras palabras, puede que sean varios los frentes donde el CAAPR deberá actuar a la hora de defender los derechos civiles de los manifestantes y de los ciudadanos en general.
“Pase lo que pase, obviamente no vamos a hacer públicas nuestras estrategias legales”, dijo, antes de intentar convertir lo que ahora mismo es abstracto en algo concreto.
“Es que lo que parece intangible realmente no lo es. Me explico, porque esto también tiene que ver con la posición que uno escucha en un sector del pueblo, que piensa que es bueno todo esto, porque creen que la junta viene a castigar a los políticos que causaron este desmadre. Pero están equivocados, porque quién más va a sufrir es el propio pueblo. En situaciones normales, de presupuestos precarios, una de las primeras medidas de cualquier empresa es reducir nómina. Los funcionarios económicos ya han expresado públicamente que se pudiera reducir un 20% de la nómina gubernamental. Estamos hablando de miles de familias que se quedarán sin recursos para pagar servicios como barberos, laundrys, restaurantes, hacer compras en el supermercado, y así por el estilo. Todo va a afectarse directamente con esta situación, además que tampoco habrá dinero para la tarjeta de salud, para médicos o medicinas”, apuntó.
La lucha por la salida de la Marina de Guerra de Estados Unidos fue guiada por numerosas manifestaciones de desobediencia civil, como evidencia este reportaje de la cadena Telesur:
Hay que olvidarse de la crisis económica, dijo Bimbela, pues “aquí estamos ante la posibilidad de una gran crisis humanitaria”, y ahí es que se concretiza todo, ahí es que entonces se entenderá qué sucederá y cómo.
“Menos dinero significa, por ejemplo, menos policías, menos bomberos, menos personas que atiendan las necesidades del pueblo. ¿Cómo entonces se mantiene una estructura de gobierno? Ahí entonces es que habría que enfrentar situaciones tangibles y físicas, habrán manifestaciones y consecuencias físicas, y en el colegio estaremos preparados para eso, para cuando lo intangible se vuelva tangible, que creemos que será cuando empiece a operar la junta”, expresó, señalando que también mantienen comunicación directa con la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) en preparación para lo que pudiera surgir, al igual que “con nuestros hermanos de la diáspora. Allá están muy pendientes a todo”.
El licenciado Alex Rosa-Ambert, quien defendió a muchos de los estudiantes arrestados durante las manifestaciones de la huelga universitaria hace varios años, resaltó que tanto en la UPR como en Vieques, “las lecciones han sido evidentes”.
“Y es que cuando la gente deja sus diferencias y las concilian por un fin común, logramos resultados. Si algo Vieques y la huelga tuvo de similar fue ese efecto conciliador de dejar lo que nos separa y estar con lo que nos une”, indicó el abogado.
Con respecto a qué peculiaridades esperaría de una ola de desobediencia civil en contra de la imposición de la junta de control fiscal, el licenciado Rosa-Ambert entiende que, “si se compara con lo que sucedió en la UPR, acá lidiábamos con la protección de un espacio público y los derechos a él”.
“Posiblemente, aquí habrá desobediencia civil que trascienda a lo privado, contrario a Vieques y a UPR, porque existen otras consideraciones. Vieques era es un asunto de derechos humanos, acá vemos a un problema económico como detonante, que entonces va a desembocar en un asunto d derechos humanos”, dijo el letrado Rosa-Ambert, quien también realizó desobediencia civil en Vieques y quien sin pensarlo incluyó su nombre en la lista para defender a los posibles desobedientes civiles en contra de la Junta.
“En el colegio estaremos listos”, interpuso Bimbela. “Mira que interesante es esto. Hicimos un llamado informal el pasado viernes y ya tenemos 20 abogados en lista ofreciendo su respaldo. No dudamos que podamos convocar más de un centenar de compañeros para que nos ayuden. Creemos que si sucede la desobediencia civil, sería alrededor de todo el archipiélago de Puerto Rico y también en comunidades de puertorriqueñas y puertorriqueños en la diáspora. Y estamos listos para defender al pueblo de Puerto Rico”, expresó.