En el año 1996, la Universidad de Puerto Rico (UPR) firmó un acuerdo con la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) por medio de la cual se estableció en el Recinto de Río Piedras la Cátedra UNESCO de Educación para la Paz. La creación de esta importante Cátedra fue aprobada por quien era en ese momento el rector del Recinto de Río Piedras, el Dr. Efraín González Tejera y por el entonces presidente de la UPR y hoy miembro de la Junta de Síndicos de esa institución, el Dr. Norman Maldonado. Ambos funcionarios estuvieron presentes en una ceremonia especial, en la sede del Senado Académico del recinto a la que acudió desde Paris para firmar personalmente el acuerdo, el director general de la UNESCO, el intelectual español Federico Mayor Zaragoza. A través de la firma de ese convenio, la Universidad de Puerto Rico se comprometió a colaborar activamente con la UNESCO en la difícil, pero necesaria tarea de transformar la cultura de guerras, confrontaciones y violencia imperante actualmente en el mundo; la cual tantas tragedias, sufrimientos y desastres ha causado en nuestro planeta, promoviendo en su lugar una cultura de paz, no violencia y no confrontación. El grupo de universitarios de todos los sectores compuesto por profesores, estudiantes, consejeros y personal administrativo que participa en este proyecto, el cual ha contado desde su fundación en el 1996 con el apoyo de todas las administraciones universitarias de nuestro recinto, está muy consciente de que nadamos en contra de la corriente porque promovemos la paz y la no violencia en un mundo y en una sociedad en la que prevalece la cultura de la guerra y en el que se fomenta la intransigencia, la mano dura, el rechazo al diálogo y la solución violenta de todos los conflictos. Desafortunadamente, esa manera de pensar ha permeado también muy profundamente en la mentalidad de muchos políticos puertorriqueños. Por esa razón, estamos muy seriamente preocupados por las expresiones de algunos líderes del país que criminalizan la disidencia, estigmatizan o denigran a nuestros estudiantes y a nuestra universidad, y que han estado solicitando a la Junta de Síndicos y a las autoridades universitarias que resuelvan el conflicto que tiene actualmente paralizada a la Universidad de Puerto Rico por medio de la intervención policiaca, las medidas punitivas contra el liderato estudiantil y la violencia. Ante la seriedad de las consecuencias que podría tener la implementación de esas recomendaciones y de esos llamados descabellados e irresponsables, los miembros del Comité Directivo de esta Cátedra queremos recordar a nuestros líderes universitarios los resultados sangrientos y lamentables que esa línea de acción represiva produjo en las décadas de 1960 y 1970 en Tlatelolco, México, en la Universidad de Kent en Estados Unidos y en la propia Universidad de Puerto Rico. Los integrantes de la Cátedra UNESCO de Educación para la Paz de la UPR estamos firmemente convencidos de que sólo la negociación, el diálogo y la capacidad para lograr entendimientos que debe caracterizar a la cultura universitaria, pueden resolver este conflicto. Por eso nos llene de esperanza el llamado a la solución pacífica y negociada hecho por cinco decanos del Recinto de Río Piedras. Además de expresar nuestro apoyo a esa propuesta tan sensata y esperanzadora, los miembros del Comité Directivo de la Cátedra UNESCO de Educación para la Paz de la UPR, queremos recordar a todos los sectores de nuestra Universidad que como universitarios tenemos la obligación de predicar con el ejemplo. La Universidad tiene en sus manos la posibilidad de dar una gran lección pedagógica y de civismo a todo el país. Para ello sólo necesitamos predicar la paz con el ejemplo. Es hora de que aprovechemos la oportunidad que hoy se nos presenta para resolver civilizadamente nuestros desacuerdos a través del diálogo y la concertación. Seamos todos los protagonistas de una Cátedra Magistral de Paz. Demostrémosle al país que la razón y la tolerancia aún pueden imperar en Puerto Rico. Actuemos pronto y eficazmente para que quede claro ante el país nuestro compromiso con una cultura de paz, la no confrontación y la no violencia.