Leonardo Padura, considerado en la actualidad el escritor cubano más leído dentro y fuera de su país, espera que el español Premio Princesa de Asturias de las Letras, que le fue concedido este miércoles 10 de junio, contribuya a una mayor mirada del mundo sobre Cuba, tanto política como culturalmente.
“El hecho de que un escritor cubano gane un premio internacional en este momento le da una visibilidad especial a Cuba, que se suma al proceso general de apertura vivido en los últimos meses”, dijo en exclusiva a IPS, en referencia al protagonismo de esta nación caribeña desde que, el 17 de diciembre, restableció relaciones con Estados Unidos tras más de 50 años de enconado diferendo ideológico.
“Ha sido una sorpresa. Me siento halagado de que un jurado internacional haya fallado por mi obra”, añadió este narrador nacido el 9 de octubre de 1955 en La Habana, donde reside. En su opinión, el galardón es además “un reconocimiento a tantos años de esfuerzo y dedicación”, a su trabajo “como escritor cubano” y a “toda la literatura cubana”.
“Espero que el premio y su repercusión de alguna manera contribuyan a que haya una mayor mirada internacional sobre Cuba, no solo política, sino también cultural”, continuó el también periodista, ensayista y esporádico guionista de cine.
En la ciudad española de Oviedo, Padura se alzó con el lauro frente a pesos pesados de las letras como el japonés Haruki Murakami, de 66 años, uno de los grandes novelistas de la actualidad por sus obras surrealistas, y el poeta sirio de 84 años Ali Ahmad Said Esber, quien bajo su seudónimo de Adonis es considerado un fuerte aspirante al Premio Nobel de Literatura.
El acta del jurado destaca que el galardonado este año es un autor “arraigado en su tradición y decididamente contemporáneo; un indagador de lo culto y lo popular; un intelectual independiente, de firme temperamento ético”. Asimismo considera su obra como “una soberbia aventura del diálogo y la libertad”.
“Desde la ficción, Padura muestra los desafíos y los límites en la búsqueda de la verdad. Una impecable exploración de la historia y sus modos de contarla”, añade el texto, leído por el presidente de la Real Academia Española y presidente del jurado, Darío Villanueva.
En esa búsqueda de la verdad y su forma de expresarla, Padura en su país suele despertar polémicas y criterios adversos que marchan paralelos a la admiración por su quehacer tanto periodístico como literario, aunque algunas de sus novelas han sido publicadas en el territorio nacional de manera tardía y reducidas tiradas.
Para Jorge Fornés, director del Centro de Investigaciones Literarias de Casa de las Américas, no cabe duda de que desde hace muchos años es el escritor cubano más leído dentro y fuera de Cuba, no solo por sus tramas detectivescas o el abordaje de temas como el béisbol y la música, que son parte de la columna vertebral de la nación cubana.
En su opinión, Padura “pone sobre la mesa preguntas pertinentes para la Cuba de hoy, cuyas respuestas, sin embargo, resultan esquivas. En el espacio que va de aquellas interrogantes a su posible solución, caben todas las pasiones: históricas, políticas, estéticas y éticas”.
“No es raro, por tanto, que junto con el reconocimiento de lectores y críticos despierte también ardorosos cuestionamientos. Esa, creo, es la función de un escritor”, consideró este en declaraciones a IPS.
De la mano de la española Tusquets Editores, Padura es reconocido por su excelente dominio de la novela negra e histórica y considerado un ejemplo único de escritor radicado en Cuba que se insertó con éxito en los circuitos internacionales del arte.
En sus inicios, descolló con novelas que ahondan en la realidad cubana actual como la tetralogía “Las cuatros estaciones”, compuesta por “Pasado perfecto” (1991), “Vientos de Cuaresma” (1994) “Máscaras” (1997) y “Paisaje de Otoño” (1998); “La novela de mi vida” (2001) y “La neblina del ayer” (2005).
Pero comenzó, sin dejar de tocar la peculiar realidad de la isla caribeña, a contar historias y sentimientos universales como en la multipremiada “El hombre que amaba los perros” (2009), sobre el exilio y asesinato de León Trotsky (1879-1940), uno de los principales líderes de la llamada Revolución de Octubre (Rusia, 1917).
También en esa línea se inserta su última novela “Herejes” (2013), que narra la historia en tres tiempos de una familia judía y un cuadro del pintor holandés Rembrandt (1606-1669), que viajó a Cuba en el período de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), a modo de reflexión sobre los seres humanos y su libre albedrío.
“Su novelística ha tenido una evolución constante, y entronca la realidad cubana con procesos históricos globales”, explicó a IPS el crítico José Antonio Michelena, autor de un libro que analiza parte de la obra literaria de Padura y sus textos periodísticos, a presentarse el próximo 17 de junio en esta capital.
Michelena calificó de “pujante y vigente” el periodismo escrito por el también Premio Nacional de Literatura 2012, el máximo galardón en la materia del país, en sus colaboraciones con el servicio mundial de la agencia de noticias Inter Press Service-IPS y su espacio digital “La esquina de Padura”.
En uno de sus últimos artículos de opinión publicados en IPS, el autor analiza los sentimientos y expectativas de la ciudadanía cubana en torno al anunciado restablecimientos de nexos diplomáticos cubano- estadounidense, el descenso de una tensión política de más de medio siglo y la posibilidad de relacionarse con “el poderoso y cercano vecino del norte” al menos de una forma cordial y civilizada.
“Por eso muchos –entre los que me incluyo- hemos sentido desde el 17 de diciembre algo semejante al despertar de una pesadilla de la cual casi ninguno de nosotros confió en que podríamos escapar. Y con los ojos abiertos, ahora oteamos el futuro que vendrá, tratando de darle siluetas más precisas”, escribió.
Actualmente Padura trabaja en los guiones de películas para la televisión que adaptan su tetralogía “Las cuatro estaciones”, al tiempo que prepara un libro sobre el músico cubano Chano Pozo (1915-1948).
En Cuba, ha sido reconocido además con el Premio de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (1993), el Nacional de Periodismo Cultural José A. Fernández Castro (2005) y de la Crítica Literaria (2011).
Otros países, le han entregado los premios de Café Gijón (1995), Dashiell Hammett (1998), el Internacional de Novela Negra (1998), el Roger Caillois (2011), el Premio Carbet del Caribe y del Mundo (2012) y la Orden de las Artes y las Letras de Francia (2013).