
La doctora Maritza Barreto, profesora de geología del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto (UPR), presentó el miércoles las investigaciones más recientes de la Red de Playas de Puerto Rico y el Caribe, que incluyen el monitoreo e inventario de las 1,225 playas del País.
El proyecto, una iniciativa de investigación multidisciplinaria que lleva gestionándose y realizando investigaciones desde hace 18 años, contó con la participación de profesores y estudiantes de Ciencias Ambientales, Geología y de la Escuela Graduada de Planificación de la UPR, así como de entidades gubernamentales y líderes comunitarios de las zonas aledañas a las playas.
“Aunque originalmente pensábamos trabajar en costas, nos dedicamos a trabajar en las playas porque entendíamos que era una de las áreas menos estudiadas y con pocos datos en Puerto Rico, un poco difícil creerlo sobre todo cuando somos una isla”, señaló Barreto, coordinadora de la Red.
La profesora comenzó su alocución definiendo lo que es una playa en el sentido académico y geomorfológico de la palabra. “La playa es un depósito sedimentario que se extiende desde la línea de vegetación hasta una profundidad donde no haya más movimiento de sedimentos”, explicó.
Asimismo, dio dos ejemplos de la importancia de estudiar las playas. El primero es que en Puerto Rico, 44 municipios son costeros y concentran su población, actividades económicas y servicios cerca de las zonas costeras, que hoy se ven amenazadas por la intervención humana y la erosión.
Como segundo argumento, citó que el Recinto de Mayagüez ha identificado que en Puerto Rico ocurren 30 ahogamientos al año, un número alto en comparación con los Estados Unidos, “otra razón por las que tenemos que movernos a entender el comportamiento de las playas”.
Entre los objetivos de la Red se encuentran realizar investigaciones subgraduadas que sirvan como espacio de adiestramiento e investigación para estudiantes en el área de geociencias. También, busca entablar colaboraciones con otras universidades, brindar servicios de consultoría profesional a la comunidad y diseminar información mediante publicaciones que estén disponible para las agencias, comunidades y la Universidad.
La presentación se enfocó en las dos investigaciones principales que ha realizado la Red en los últimos años. La primera de estas fue el monitoreo mensual por seis años -desde el 2009 hasta el 2013- de los cambios en la anchura de la playa Tómbolo en Manatí.
“Los mayores cambios en el ancho de las playas se asocia a los frentes frontales y el oleaje que producen. Si estos frentes tienen la capacidad de hacer daño en las playas, tiene capacidad de hacer daños en las estructuras”, mencionó Barreto.
Además, el estudio sirvió para cuantificar que las playas, a diferencia de la creencia común, no son estáticas, y que en ocasiones es un proceso normal que ganen o pierdan sedimentación y que sufran de erosión.
Por otro lado, la segunda investigación -que se desarrolló por todo el año del 2010- fue “la generación del primer banco de datos georeferenciados que identifica todas las playas de Puerto Rico” mediante imágenes de satélites e imágenes fotográficas, y que permitió identificar 1,225 sistemas de playa en la isla.
Barreto explicó que bajo la definición geomorfológica, una playa se mide perpendicularmente a partir de la base de la duna hasta la línea de agua, y paralelamente hasta donde haya una desembocadura de río o alguna estructura que detenga el sedimento o arena.
La investigadora mencionó que los municipios que más playas tienen son Vieques, Cabo Rojo, Culebra, Ceiba y Rincón. Sin embargo, los municipios con mayor superficie de arena por kilómetros cuadrados son Loíza, Vieques, Isabela, Arecibo y Luquillo.
“Las playas con más cantidad de arena en términos superficiales, aun cuando algunos municipios están sufriendo erosión, están exactamente donde se encuentran los depósitos submarinos más importantes de Puerto Rico. Esto nos da una idea de que si hay un plan para hace minería submarina en el País, tendríamos que tener cuidado”, alertó.
Entre las playas más largas de Puerto Rico, Barreto mencionó a Piñones, en Loíza; a la reconocida playa Jobos; la playa Mameyal, en Dorado; la playa Las Palmas, en Arroyo; y la playa Punta Santiago en Humacao.
Dentro de los planes futuros de la Red, se encuentra realizar la segunda parte del inventario de playas, ya de manera más detallada. Asimismo, el proyecto recibió fondos para replicar la metodología en las playas Bavaro y Punta Cana en Republica Dominicana. Allí, se adiestrarán a profesores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, así como a estudiantes puertorriqueños y dominicanos.
Por último, Barreto celebró que la Red Iberoamericana Pro Playas ha incluido a la Red como miembro oficial, uniéndose así a más de 28 organizaciones de América Latina, España y Portugal dedicadas al estudio de las playas e intercambio de información sobre zonas costeras a nivel mundial.