Durante el Proceso Huelgario del 2017 en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPRRP), tuvimos un espacio de semanas para reflexionar dentro de las disciplinas en las que estudiamos y a las que pertenecemos, sobre cómo aportar a una mejor universidad, accesible y de calidad, y como enfrentar la medicina amarga de la austeridad que pretenden que traguemos. De seguro que una diversidad de miembros de la comunidad pensó desde sus zonas y puestos como aportar con ideas o con propuestas creativas a la situación que enfrentamos todos.
Avanzando un poco más allá de la “discusión” que hubo sobre si los portones debían estar abiertos, cerrados o ser destruidos, removidos, etc, casi siempre hubo consenso en que “algo” hay que hacer para contrarrestar las medidas. “Si bien yo no me visto de negro, tampoco me visto de blanco”, por lo que con o sin huelga trataré de dar lo mejor y hacer “algo” por la universidad.
Como estudiante de Arquitectura y creyente del poder que tienen los espacios para provocar cambios en comportamientos, prácticas y emociones, me surgía la inquietante preocupación de la mala distribución de espacios en nuestro recinto. Me preocupa cuál es la causa y qué efectos tiene una distribución de espacios que no haya contado con el insumo de profesionales y expertos en el manejo del espacio. Me preocupa qué significa y qué efectos tiene para la comunidad estudiantil y docente, piedra angular de nuestra Universidad, el dirigirse a estudiar y a trabajar a espacios que no necesariamente sean adecuados para ello.
Además, me preocupa cómo todo lo que conlleva tener espacios mal utilizados o en desuso (mantenimiento, energía, limpieza, atención, gastos, etc.) influye en las razones para las medidas de austeridad que nos quieren implementar. Es por esto, que me inquieta el repartimiento de la mayoría de los espacios y para quiénes son el uso de los mismos. ¿Seremos los estudiantes y la docencia los que usamos la mayor parte de los espacios en ésta institución académica?
Con la misma preocupación, el movimiento estudiantil de la Escuela de Arquitectura durante el origen del proceso huelgario acordó “tomar acción con respecto a la organización y asignación de los espacios académicos y lectivos, administrativos, deportivos, públicos, entre otros,… y estimar el pietaje (los pies cuadrados) que el recinto invierte en dichos espacios, que redunda en electricidad, acondicionador de aire, agua potable, manejo de aguas usadas y mantenimiento; con el fin de visualizar la distribución en prioridad espacial”. Es por esto que le doy mis más sinceras gracias al Comité de Acción y Lucha de Arquitectura – CALA y a todos sus miembros por gestar dicha iniciativa de la que me hice cargo.
El Análisis de la distribución espacial de la UPRRP, constituye una primera fase detallada sobre el uso de los pies cuadrados y los espacios construidos en el recinto. Dentro de cada una de nuestras Unidades, Facultades y Decanatos, independientemente de su objetivo principal o motivo de existencia, se cuenta constantemente con una serie de espacios destinados a lo administrativo, a las clases, a laboratorios, bibliotecas, oficinas para el personal de mantenimiento, baños, entre otros. En este análisis desmenuzo cuantitativamente esos espacios mencionados, a través de sus respectivos pies cuadrados, resultándome en una herramienta donde pude comparar los distintos espacios empleados y su distribución al interior de cada facultad.
Luego, por cada unidad, facultad o decanato, he sumado los espacios totales destinados para el uso del estudiantado y la docencia contra aquellos espacios destinados a otros usos, como, por ejemplo, los administrativos. Un ejemplo de lo anterior, lo sería la Facultad de Ciencias Sociales cuyos números totales revelan que el 66% de sus espacios son para la administración y otros usos, mientras que un 34% son destinados a los estudiantes y a la docencia. Además, el análisis también refleja la cantidad de espacios por el que se paga alquiler en el caso de algunas unidades, facultades y decanatos que tienen programas o escuelas dentro del edificio que alberga Plaza Universitaria.
Me resulta impresionante que solamente y apenas en cuatro facultades de todas las unidades y facultades del recinto, los espacios para los estudiantes y la docencia logran superar en cantidad de pies cuadrados a los espacios administrativos y otros usos o en desuso. Estas unidades o facultades, que gozan de más espacios para el estudiante y la docencia contra otros espacios, en comparación con el resto de las facultades del recinto son: la Escuela Graduada de Ciencias y Tecnologías de la Información (EGCTI) con un 76% para la docencia contra un 23% para otros usos, Arquitectura con 60% docente sobre 40% para otros usos, Derecho con 54% contra un 45% y finalmente, Planificación con 50.6% docente versus 49.3% destinado a otros usos. Resalto que, por tanto, quedan nueve unidades académicas en el Recinto de Río Piedras donde los números indican que tienen más espacios destinados a administración y otros usos o desusos, que no son para la docencia, sin añadir a los decanatos ejecutivos y la rectoría que prácticamente son organismos administrativos que ocupan el 31.35% del espacio total del campus.
Por otro lado, pensaríamos que, una facultad con mayor cantidad de estudiantes, más espacios tendría para ellos. Irónicamente algunas de las facultades que destinan la mayor parte de sus espacios a otros asuntos que no son estrictamente para la enseñanza, ni para los estudiantes, son las que más población estudiantil atienden por facultad a nivel del recinto. Nuevamente como ejemplo, la Facultad de Ciencias Sociales atiende al 19.15% (3,231 estudiantes) de los estudiantes del recinto, pero solo les ofrece a los mismos el 34% del total de sus espacios. De manera inversa, Arquitectura con una matrícula de 378 estudiantes, les ofrece a los mismo el 60% de sus espacios. Claramente, es necesaria una redistribución de espacios.
El Alma Mater cuenta con aproximadamente 4,466,988 pies cuadrados de área neta. Entre los hallazgos más importantes, resalta que de esa distribución total de pies cuadrados netos, el Recinto de Río Piedras de la UPR invierte un 35% para los estudiantes y servicios docentes, contra un 65% de otros usos. Ese 35% (1,585,260 pies cuadrados) se compone de salones, espacios para la exhibición, bibliotecas, auditorios, laboratorios, dormitorios y para la recreación y el deporte. El resto del 65% (2,881,728 pies cuadrados) se distribuye en administración, almacenes, covachas, espacios de circulación, espacios en desuso y el estacionamiento multipisos del interior del campus. Es evidente que la prioridad de uso espacial la tiene la administración, los otros usos y el desuso, quedando en segundo lugar los espacios para los estudiantes y la docencia.
Ahora bien, todos estos espacios mencionados para la docencia, tanto como los usados por la administración y otros usos, necesitan y consumen: energía, limpieza, atención, mantenimiento, organización y administración, resultando inevitablemente en costos a la institución. Partiendo de la premisa que los costos de la educación no son un gasto, sino una inversión en la sociedad y en el país, puedo decir que lo que consuman y cuesten los espacios destinados específicamente a la docencia y a los estudiantes, no son un gasto, sino una inversión para Puerto Rico. Lamentablemente, esta inversión en la sociedad por parte del Recinto solo ocurre en el 35% de la suma total de sus espacios (como ilustra la gráfica anterior). Por tanto, el 65% de los espacios restantes, que no son destinados a la docencia, inherentemente se convierten en un gasto. Imaginemos los costos a través de tantos años de mantenimiento, energía, limpieza, atención, etc., para un 65% del total de espacios que no usan los estudiantes y docentes para la enseñanza. Sin duda alguna, estos espacios no son una inversión y no ha aportado al mejor interés de la Universidad.
Además, un porcentaje tan alto es reflejo de una administración desparramada y burocrática. Pero, ¿Podría ser la re-organización de los espacios y su redistribución en torno a las realidades y necesidades estudiantiles y académicas, una solución de ahorro y eficiencia, que ayude a subsanar los recortes que se avecinan? ¿Podría sufrir menos el sector más vulnerable, los estudiantes, ante las austeras medidas, con un mejor diseño espacial que reduzca la cantidad de espacios redundantes en gastos por otros usos no académicos? Ciertamente lo es y fielmente creo que, con recortes, con crisis o sin crisis, es necesaria una reorganización espacial, con el insumo de los expertos necesarios que puedan proponer un mejor balance de los espacios administrativos, otros usos, docentes y estudiantiles, así como con el insumo participativo de los usuarios que se ven afectados a diario por el mal manejo de los espacios; para así tener una espacialidad que responda directamente a los intereses de la base de la comunidad universitaria.
Propongo un gran proyecto con la colaboración de los estudiantes y profesores de la Escuela de Arquitectura, la Escuela Graduada de Planificación y el Programa de Estudios Urbanos, para el desarrollo de un Gran Plan que reorganice el recinto riopedrense urbanísticamente y arquitectónicamente a base de la docencia y el perfil del estudiantado, sus necesidades, sus inquietudes, sus movimientos, su cultura y sus aspiraciones e intereses colectivos, así como respetando y resaltando los símbolos culturales construidos. La ayuda de los especialistas en etnografía y ciencias sociales es más que importante en esta propuesta.
También, se podría usar el modelo de plenos o de asambleas multisectoriales, para obtener democráticamente la participación y contribución de información e insumo de los usuarios de los espacios, quienes sufrirán las consecuencias del diseño a diario. Por otro lado, no tendría sentido alterar o crear nuevas políticas que incidan en el diseño de los espacios sin haber dado el paso que describí anteriormente, pues de esa forma nos aseguramos de atender horizontalmente los reclamos de todos y todas, y con ello hacer verdaderas políticas institucionales que respondan a los intereses de la base de la comunidad.
Con este análisis, queda de esta manera evidenciada la distorsión del uso en la prioridad espacial de la Universidad, donde los principios creadores de la labor docente: erudición, creación e investigación, son relegados al 35% del total de espacios, violentando el paradigma bajo el que se crea la Universidad, consiguiendo como resultado, no una institución predominantemente académica, sino una UNIVERSIDAD ADMINISTRATIVA.
Independientemente de si su vestimenta es blanca, negra o si es encapuchado, hay que reconocer que este trabajo solo lo pude haber realizado con la paralización de clases y labores, no bajo la normalidad de lo cotidiano. La huelga no es un fin, sino un medio.
Con ésta información sobre los espacios, que comparto con ustedes: compas y profes, estoy seguro que saldrán mil y una propuesta para reformarnos espacialmente y llegar al fin de servirle a los estudiantes, profesores y a la comunidad en su potencia máxima.
Ahora a seguir luchando.
En estas pasadas semanas, profe, yo hice la tarea….
Análisis Distribución Espacial UPR.RP by Diálogo on Scribd
El autor es estudiante de bachillerato en Diseño Ambiental de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico- Recinto de Río Piedras.