
La droga en Puerto Rico ha acaparado la mayoría de las experiencias de conciencia no ordinarias. Esto ha sido así en gran medida, por la inexistencia de otras formas de conseguir los efectos que la droga produce y por la rapidez con que se dan dichos efectos. Cuatro efectos principales por los que la gente decide consumir drogas o alcohol, o realizar otras prácticas similares son los siguientes: El primero es el de la plenitud; el ser humano necesita de actividades de ocio y no ociosas que le hagan sentir realizado como persona o pleno. Este es un efecto de la droga, bajo la cual las personas se sientes que hacen las cosas de la mejor manera posible. Otro efecto es el éxtasis; ese punto de la conciencia donde el placer ya no puede dar más. En el Diccionario de la Real Academia Española se define el éxtasis como el “estado del alma enteramente embargada por un sentimiento de admiración, alegría, etc.”. Este estado es el que le da sentido a la vida de los seres humanos; en sus conciencias, se trata de un estado de relajación absoluto que no debe negársele a ningún humano. El factor socialización es el tercer efecto de la droga, tan importante para el compartir y crear de todos los grupos humanos. Y por último el ocio y el aburrimiento que conducen a jóvenes y viejos a las drogas como método de hacer y experimentar ‘algo distinto’. Así como señalamos antes, el problema es que en Puerto Rico estos cuatro efectos perseguidos por el ser humano han sido monopolizados por las drogas. Por el peligro inminente que esto supone, es necesario crear nuevos espacios independientes, sociales e individuales, donde se puedan dar estas facetas que son parte de nuestra naturaleza. Estos cuatro efectos: el éxtasis y la plenitud, la socialización y el ocio, también podrían alcanzarse de otra manera. El conocimiento, la socialización y la formación académica que posibilita la Universidad de Puerto Rico (UPR), podría ser una de ellas. La Universidad no sólo envuelve el conjunto de los centros docentes más importante de la Isla, sino que es de la universidad desde donde salen las pautas que luego el País adoptará en su conjunto. La UPR es el principal agente gestor, y debe ser administrador, en la creación de alternativas independientes que sirvan como sustitutos al envolvimiento y los efectos que produce la droga. La universidad misma es un espacio de socialización y realización muy productivo, pero dentro de sus portones y en el extramuros podría crear una ciudad de interacción y creación artística, social y económica muy importante, donde se puedan dar las cuatro facetas que mencionamos anteriormente a otros niveles. Hay que hacerle más interesante el mundo a la juventud puertorriqueña creando una vida más universitaria y qué mejor que la misma UPR para hacerlo. Cuando vamos a la vida del estudiante universitario normal, con todo y que trabajen, vemos mucho tiempo de ocio y aburrimiento. La UPR debería apropiarse de Río Piedras cultural y socialmente, construyendo negocios universitarios que administre la universidad, y que por ende, reciba ganancias para su subsistencia. Estos negocios o locales universitarios deberían tener una propuesta social, musical, deportiva, artística, etc. Dichos proyectos podrían delegarse a la entidad universitaria y comunitaria Cauce de Río Piedras en San Juan. Además, la Universidad podría crear entidades en cada recinto dedicado a la gestión y administración de proyectos alternos. Por ejemplo, abrir los negocios hasta más tarde para mantener a Río Piedras con gente transitando de noche. Abrir tiendas en el Paseo de Diego administradas por la universidad. Quizás estos trabajos se les pueden dar a estudiantes. Actualmente la UPR cuenta con varias propiedades como apartamentos en Río Piedras que administra y vende. De recursos no carece la UPR. La UPI, por ejemplo, ha creado una maestría en Gestión y Administración Cultural, programa que combina la administración de empresas con los estudios culturales humanísticos y las ciencias sociales. Está dirigido por la doctora Mareia Quintero y cuenta con un equipo de trabajo y docente extraordinario, que lo hacen de excelencia, detallado y muy prometedor. Se trata de crear un por dónde transcurrir y vivir para los puertorriqueños que cuenten con categorías culturales de primera que seguramente aprovecharán y encontrarán más atractivos que las drogas. La autora es estudiante del Programa de Filosofía del Recinto de Río Piedras de la UPR.