“El que lo hereda no lo hurta”, porque “de tal palo, tal astilla”. Fueron frases populares que anoche flotaron en el Teatro Tapia en San Juan, cuando el cantautor Hermes Croatto –guitarra y sonrisa bien puestas– presentó la segunda función de su primer concierto “Puerto Rico eres tú”.
Hijo del maestro ‘Tony’ Croatto, Hermes no solo evocó la figura de su padre por medio de melodías, sino que dio un buen tazón del talento heredado para escribir canciones que más de una vez arrancaron aplausos y suspiros.
Como los de la señora de chaqueta verde que entre cada cambio de canción, se las ingeniaba para alabar al músico.
“Señora, cuando se acabe esto, yo tengo que darle un abrazo”, le dijo Hermes desde la tarima sin poder aguantar el agradecimiento por los lores enviados desde la planta baja del teatro.
Porque de eso se trató el concierto; de un abrazo fuerte y nostálgico a la memoria, la identidad y a la patria, que hoy más que nunca lo necesitan.
“Les prometo una noche de muchas emociones, de mucha entrega. Voy a cantar definitivamente canciones que papá hizo famosas, escritas por puertorriqueños. Canciones que marcaron su vida, la de ustedes, posiblemente, también la mía. También, [cantaré] canciones propias que esta noche espero compartirlas con ustedes”, prometió Hermes al inicio del concierto que comenzó a las 6:00 p.m., luego de que se moviera una hora debido a un error de impresión de algunos de los boletos.
El cambio, sin embargo, no afectó el cariño con el que el público recibió al cantante cuando concluyó su primera interpretación: ‘Aquí estoy’, que fusionó con el tema ‘Serranía’.
“Esa canción (‘Aquí estoy’) que les compartí, mi papá la cantó aquí en este teatro hace 37 años atrás en un concierto que hizo para las madres. Esa y muchas otras van formando un poco parte de uno. Uno se empieza a sentir sumamente identificado… Luego esa canción las usó para abrir sus ‘shows’…”, comentó.
Pero la esencia de ‘Tony’ Croatto no solo estuvo en esa partitura, pues a lo largo del concierto de Hermes, su imagen en una pantalla grande al fondo de la tarima, trajo al presente su recuerdo. También, la memoria llegó por medio de la guitarra de su papá que el cantautor puso a un costado del escenario en su honor. Una luz desde arriba iluminaba las cuerdas que una vez tocó Tony Croatto.
Todo ese marco dio paso a una serie de temas que resaltaron el amor por la naturaleza, nuestras raíces indígenas e incluso nuestro folclor popular. Las canciones “Madre tierra bendición’ –de la autoría de Hermes–, ‘Tierra rica, tierra madre’, ‘Agüeybana’ y ‘Jíbaro’ sirvieron de llamado para reflexionar sobre nuestros orígenes como puertorriqueños.
Con el joropo ‘Arrieros y mulas’, en el que recordó la poesía de Luis Lloréns Torres que adaptó su papá, Hermes incorporó –por medio de las manos de su sobrino Ale Croatto– un cuatro venezolano que le dio un giro aún más latinoamericano a la interpretación.
“Cuando el viejo llega a Puerto Rico, que venía de Venezuela, todavía no se sabía ese tumbao jíbaro, así que agarra estos poemas de Luis Lloréns Torres y dice: ‘Wow, yo tengo que hacerle música a esto’ (…) y ‘voy a hacerlos música con lo que conozco, que es el folclor suramericano”, recordó.
Pero Ale no solo se destacó por esas cuerdas, sino que fue también responsable de reunir al conjunto de músicos que acompañó a Hermes en la travesía de dos días de conciertos.
Con una sincronía impecable, los instrumentistas crearon una atmósfera musical de primera, dirigidos por el cuatrista y arreglista Víctor Echevarría.
“Uno solo posiblemente toma el primer paso, pero la grandeza de los que aquí se escucha… sin estos muchachos nada es posible. Nosotros, todos somos uno”, dijo Hermes para luego presentar a Emilio Morales, en los teclados; Abdiel Serrano, en la guitarra eléctrica; Christian Colón, en la percusión; Francisco ‘Paquito’ Barbosa, en las congas; Emmanuel Santana, en los panderos y güiros; Efraín Martínez, en la batería; y Carlos Ortiz, en el bajo.
Si bien todos los músicos tuvieron destacada participación, una mención especial merece la flautista Viviana Díaz, quien sin duda fue responsable de crear una atmósfera ecológica especial en el teatro.
Con esa armonía de hombre, instrumento, mujer, viento y letras, fueron llegando los temas ‘Los carreteros’, ‘Refundir la libertad’, ‘Sabor boricua’ y ‘La máquina’, esta última una de las piezas más movidas de la noche.
Igual de movidos siguieron los sentimientos, cuando Hermes entonó la canción ‘Lo mejor de mí’, dedicada a su hijo Mauro, de seis años, mientras al fondo se colaba una seriado de imágenes de ambos. Este tema tuvo la exquisita participación de la chelista Yaitza López.
Sobre las 7:30 p.m., el concierto –que ya sabía más a reunión familiar– continuó impregnado de mensajes de exhortación a proteger la patria, liberarse como ser humano, para liberar al país y sentir orgullo por habitar esta isla.
Eso y más se sintió con los temas ‘Eco y el carretero’, ‘Yo habito una tierra luz’ y ‘Antillano’, pieza con la que Hermes tuvo su primera despedida del concierto. No obstante, y como era de esperar ante el fervor de los presentes, los aplausos hicieron al cantante regresar a tarima para culminar la velada con su versión del aclamado poema de Juan Antonio Corretjer ‘Oubao Moin’.
De esa manera, luego de una terapia musical necesaria para enfrentar los tiempos que acontecen en Puerto Rico, la segunda función del primer concierto de Hermes Croatto concluyó con la satisfacción de que la buena música y la pasión por la tierra –nuestra tierra– trasciende generaciones.