Como sirena de la calle

Las calles no hablan, no dicen nada, pero a mí me destrozan. Esta ciudad tiene escapes tan ilusorios y perfectos para el golpe de la cabeza contra un muro, un muro con graffitis de un paraíso hecho con pintura fosforescente, palmeras doradas que se agitan suavemente acariciándome los ojos, casi como agujas deliciosas que arrancarían…

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