
Los años no pasan sin ser sentidos. Atacan a la piel, atacan a los huesos, atacan a la vista y atacan a la resistencia. Particularmente, el cuerpo de Rafael Cancel Miranda da las señales del paso de los años, pero su memoria y sus recuerdos continúan intactos, listos para ser contados, listos para ser ejemplo. El exprisionero político puertorriqueño fue invitado a la actividad en su honor: “Hace 35 años regresé a mi patria”, que se celebró el pasado miércoles, 5 de noviembre, en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR-RP).
Rafa, como muchos le llaman, es algo así como una leyenda puertorriqueña. Su historia de lealtad a la patria inspira a muchos, aun a aquellos que no comparten sus ideales políticos. Hijo de padres pertenecientes al movimiento nacionalista del país, heredó sus mismas convicciones. A pesar de haber tenido muchas experiencias y enfrentamientos con las autoridades policiacas coloniales por defender sus ideales, el incidente que mayormente lo distingue es el que lo llevó a pasar 25 años preso en Estados Unidos.
Según Cancel Miranda, en el 1954 el gobierno de Estados Unidos dijo en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que los puertorriqueños habían decidido libremente por el gobierno del Estado Libre Asociado. El dirigente político, junto con otros nacionalistas, intentó convencer a las personas de la ONU de que Puerto Rico continuaba siendo una colonia. Al no ser escuchados, decidieron que debían hacer algo al rspecto.
Eventualmente, el primero de marzo del 1954, Cancel Miranda, Lolita Lebrón, Andrés Figueroa Cordero e Irving Flores Rodríguez entraron al Congreso de los Estados Unidos y efectuaron varios disparos con el propósito de “llamar la atención del mundo hacia la verdad puertorriqueña”, según Cancel Miranda.
“Les confieso que tuve menos problemas subiendo los escalones del capitolio en el 54 que subiendo estos escaloncitos”, dijo Cancel Miranda luego de subir a la tarima del Auditorio Manuel Maldonado Denis de la Facultad de Ciencias Sociales, respondiendo a la invitación que le extendió el profesor Julio Muriente para que compartiera con la comunidad universitaria sus experiencias tras sus 35 años en la libre comunidad.
Sentado frente a una multitud que esperaba con ansias ser sacudidos por sus historias, el dirigente político rompió el hielo, “prefiero hablar de pie porque he vivido de pie, pero tengo problemas…me dio el Chikungunya ese y además se me presentaron unos problemas respiratorios”.
Con la vista nublada por el paso de los años, Cancel Miranda compartió algunas experiencias de vida y algunos poemas de su autoría con la comunidad universitaria allí presente.
“Nací puertorriqueño y mi suerte estaba echada, o me enfrentaba al imperio o traicionaba a mi patria y decidídarles batalla de lo que no me arrepiento, pues hoy se siente mi alma contenta de haberlo hecho. Y si volviera a nacer en esta patria querida, volvería a recorrer la misma ruta seguida. Pues aunque mucho he sufrido luchando por redimirla, no escogería otro camino ni en ésta ni en otras vidas”, comentó en un verso durante su presentación.
“De niño me impactó que teníamos un enemigo mortal, porque el que quiera matar a tu gente, a tu pueblo y a tu familia no puede ser amigo tuyo. Recuerdo que cuando iba a la escuela, para deformarnos nuestros ideales, nos hacían jurar lealtad a la bandera americana y no había que ser un genio sino tener una mente que entienda lo que está viendo y rehusé, a los siete años de edad, jurarle a la bandera [estadounidense]”, indicó. También recordó la masacre del 21 de marzo del 1937 en Ponce, donde bajo órdenes del coronel Blanton Winship asesinaron a 17 personas que se encontraban en la conmemoración de la abolición de la esclavitud.
Además de este incidente que marcó la vida del mayagüezano, a sus 18 años de edad visitó por primera vez la prisión estadounidense por negarse a formar parte de su ejército.
“¿Cómo yo iba a ser parte del ejército que asesina a mi gente que asesina a mi pueblo? Para mí es una desvergüenza ser parte del ejército que mata a mi gente”, subrayó.
Luego de salir de prisión, Cancel Miranda aseguró que lo querían aprisionar de nuevo por ser considerado un “jovencito nacionalista peligroso”. A insistencia de su padre y varios allegados de que evitara dejarse encarcelar, pero continuar la lucha en contra del gobierno colonizador, se mudó a Cuba con un nombre falso. Cuando la insurrección nacionalista cumplió un año, escribió sobre el tema y delató su paradero. Fue encarcelado en Cuba y traído de regreso a Puerto Rico.
“Cuando llego a la Princesa y veo a los nacionalistas ‘ensardinados' me doy cuenta que tiene que haber otra pelea. Acepto el pedido de mis compañeros y me voy a Nueva York con la idea de volver. Mientras, seguían abusando de nuestra patria y se presentan en la ONU los yanquis a decirle al mundo que Puerto Rico estaba colonizado”, mencionó.
El 10 de septiembre del 1979, 25 años después, Cancel Miranda, Lebrón, Figueroa Cordero y Flores Rodríguez fueron liberados de prisión.
A pesar de haber pasado sus años de juventud en la cárcel, sostuvo que no se arrepiente de la vida que decidió llevar porque “ellos nunca se han arrepentido de bombardearnos el 12 de mayo del 1898 desde alta mar bajo orden del almirante [William Thomas] Sampson, matando a los puertorriqueños como si fuéramos insectos”.
Hoy día, el gran luchador de la independencia de Puerto Rico lleva consigo su historia y la comparte con orgullo. Agarrado siempre de la mano de su compañera a quien la considera sus ojos, su memoria y su gran bendición. Al caminar por las calles de su patria y sentir el cariño de las personas, aun de aquellas que no piensan igual que él, es que entiende que si le dieran a escoger una vez más volvería a ser un nacionalista.
“Es lo que soy y seré hasta la muerte, defensor de la dignidad de mi pueblo que es defender mi propia libertad”, añadió.
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Penas me dan esos que piensan que perdí mi juventud. Los pobres no se dan cuentan que la vivía plenitud. Porque la viví completa aunque detrás de barrotes sin jamás bajar la cabeza, sin llamar a nadie señores. Porque me he atrevido a amar y dar el todo por lo amado. Porque no he dejado de soñar ni en los días más amargos. Porque nunca estuve preso de los engaños y la mentira, porque no ha podido el imperio desahuciar mi orgullo boricua. Porque sigo viendo el sol con ojos puertorriqueños, porque pudo más el amor que el dolor del cautiverio. Penas me dan los que piensan que perdí mi juventud, mi alma no estuvo presa, ¿podrías decir lo mismo tú? 28 años preso, pero nunca fui prisionero. 28 años preso, pero siempre fui mi dueño. Así que nadie me llore que yo viví mi juventud y aunque nunca vi muchas flores, caminé siempre en la luz.
Poema Yo viví mi juventud
Rafael Cancel Miranda