Hasta con las manos. Todo instrumento, desde palas mecánicas hasta las propias manos, fue válido en el proceso de rescate en el que se han sumido las autoridades y pueblo italiano a raíz del intenso terremoto que sacudiera ayer la zona central del país. Sismo que, al momento, ha dejado un saldo de 207 muertos según informara Silvio Berlusconi, presidente de Italia. Más de 24 horas después de que el terremoto sacudió la montañosa región de los Abruzos equipos de rescate extrajeron a dos estudiantes de edificios derrumbados en L’Aquila, la ciudad medieval habitada por 68.000 personas que fue la más golpeada por el desastre. Los rescatistas han extraído a unas 150 personas de entre los escombros, pero autoridades de protección civil dijeron que las esperanzas de hallar con vida a quienes aún siguen desaparecidos se reducen cada vez más. Temprano por la mañana los funcionarios de defensa civil señalaron que el número de personas sin techo es de al menos 17.000, mucho menos que las 50.000 estimadas el lunes.

El sismo, de una magnitud de entre 5,8 y 6,3 en la escala de Richter, se produjo poco después de las tres y media de la mañana (hora local) del lunes, sorprendiendo a las personas mientras dormían y derrumbando viviendas, antiguas iglesias y otros edificios en 26 ciudades y pueblos. Las réplicas remecían el área, unos 100 kilómetros al este de Roma en la escarpada región de Abruzzo, mientras miles de personas se refugiaban en sus vehículos o en tiendas de campaña. “Es un grave desastre. Ahora debemos reconstruir y eso requerirá enormes sumas de dinero”, dijo el primer ministro Silvio Berlusconi, cuyo gobierno ya sufre un gran déficit y una enorme deuda pública. Berlusconi declaró la emergencia nacional y se comprometió a buscar cientos de millones de euros en un fondo para catástrofe del que dispone la Unión Europea. En L’Aquila, las autoridades de defensa civil estimaron que dos tercios de los edificios se han arruinado. Trabajadores de rescate y bomberos, usando poderosas linternas, recorrían los escombros de un dormitorio universitario, donde se cree que aún hay varios estudiantes sepultados. Cada rescate exitoso provocaba celebraciones entre los ansiosos familiares y los rescatistas, muchos de ellos voluntarios. Un bombero relató cómo sacó vivo a un niño de entre las retorcidas estructuras de su casa. “Todo lo que podíamos ver era su cabeza saliendo de los escombros, todo su cuerpo estaba enterrado. Seguimos excavando, sacando pieza por pieza los restos y finalmente logramos rescatarlo. Cuando lo hicimos estábamos agotados pero también muy contentos”, señaló.
La policía patrullaba las casas que quedaron abandonadas tras el sismo y arrestaron a varias personas por saqueos. Miles de tiendas de campaña fueron instaladas en parques y campos de fútbol para refugiar a los damnificados durante la noche. “Ha sido un día tan largo y duro. Ahora que estamos sentados aquí en nuestro auto nos damos cuenta de todo”, sostuvo la vecina de L’Aquila Piera Colucci, mientras se preparaba para dormir en su vehículo. Berlusconi, cuyo Gobierno ya está luchando para obtener fondos que lo ayuden a lidiar con la crisis económica, dijo que su gabinete entregaría 30 millones de euros (40,60 millones de dólares) para asistencia inmediata y prometió construir una nueva ciudad en L’Aquila en los próximos dos años. El primer ministro ordenó el despliegue de 1.000 soldados en el área devastada a partir del martes. “Esta noche no vuelvan a sus casas, podría ser peligroso”, dijo Berlusconi a los vecinos a través de la televisión estatal. Se trató del peor terremoto en Italia desde noviembre de 1980, cuando un sismo de 6,5 dejó 2.735 muertos. Muchos de los pueblos medievales que rodean a L’Aquila fueron virtualmente derruidos. En Onna, donde vivían 250 personas, al menos 38 murieron. Familiares que no paraban de llorar se reunían alrededor de los féretros alineados en la plaza comunal. Mientras los mensajes de condolencias llegaban desde todo el mundo, los políticos italianos dejaban de lado sus rivalidades y se unían en el duelo. Pero aún así había lugar para la controversia. Hace semanas, un científico italiano predijo un sismo importante alrededor de L’Aquila en base al gas radón hallado en áreas sísmicamente activas, pero fue denunciado a la policía por causar alarma y fue obligado a retirar sus descubrimientos de internet. (Escrito por Silvia Aloisi y Daniel Flynn, reporte adicional de corresponsalía Reuters en Roma; editado por Hernán García)