
La propuesta de reforma contributiva anunciada por el gobierno en los pasados días, presenta una estrategia híbrida de contribución: un Impuesto de Ventas y Uso (IVU) de 11.5% y un Impuesto al Valor Agregado (IVA) de 4% a los servicios. Para analizar la situación económica que seguiría la implementación de esta propuesta, Diálogo entrevistó a Argeo Quiñones, economista y profesor de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
Quiñones auguró que a pesar de las nuevas imposiciones contributivas se mantendrán los recortes anunciados.
“Sabemos que el gobierno no va a lograr el nivel de recaudo buscado con los recortes o la propuesta inicial del IVA, por lo que con esta medida se puede prever que de igual forma se harán recortes”, sostuvo.
Indicó que una de las principales dificultades que sigue enfrentando el gobierno central es el pobre manejo en el sistema de captación del IVU. A esto, de acuerdo con Quiñones, habría que agregarle ahora la administración de un nuevo tributo contributivo para el cual aún no se han precisado cuáles serán las estructuras de captación.
“Primero hay que pensar si el Departamento de Hacienda está listo en presupuesto, recursos humanos y tecnología para manejar dos impuestos paralelos. Esto es un problema estructural que no se ha resuelto ni está establecido. Adicional a esto, se conoce que el IVA también puede ser evadido”, denunció.
El profesor del Recinto de Río Piedras también enfatizó en los problemas que puede traer la inclusión del IVA al plan del gobierno para estabilizar la economía del País.
“Hay que entender que por los datos que se han hecho públicos, los precios de los bienes y servicios del consumidor evidentemente aumentarían”, comentó.
El economista observó además que la aplicación por nueve meses de este IVU “agrandado” podría ser un proceso de transición hacia un IVA fijo.
Mejoras a corto plazo
Pensando en la aplicación de la nueva propuesta de reforma contributiva, Quiñones hizo hincapié en la importancia de capacitar al Departamento de Hacienda para que haga el trabajo de forma eficiente. Insistió en que parte del problema es que el secretario de la agencia, Juan Zaragoza, viene con la mentalidad del sector privado.
“Hacienda necesita empleados de carrera que, cuando encuentren una compañía evadiendo contribuciones, procedan a aplicar el procedimiento correspondiente. Para esto hay que fortalecer a Hacienda con recursos, tecnología pero principalmente con una ética contributiva que trabaje con transparencia y asegure que todo el mundo esté cumpliendo con su deber contributivo”, explicó.
La crisis más allá de los impuestos
“Hay que estar claros de una cosa, la crisis fiscal del país no se resuelve solo con reformas contributivas. Hay que atender los demás problemas que sufre la economía”, insistió Quiñones.
Entre las recomendaciones del economista se encuentran las siguientes:
- El gobierno de Puerto Rico debe pagar más rápido a sus suplidores. Los suplidores que le venden bienes y servicios al gobierno le imponen unos precios inflados, justificando que este se tarda en pagar.
- El gobierno debe mejorar el control de gastos. Tienen que reflexionar sobre la prioridad que tienen los gastos del gobierno. ¿En qué es esencial invertir?
- Velar la corrupción y la evasión de contribuciones al Departamento de Hacienda. Tiene que ver con la fiscalización del sistema de recaudaciones. El año pasado 2014 cerca de 21,000 empresas no pagaron contribuciones causando un déficit de $400 millones.
- Velar porque los ciclos políticos (cambios en el gobierno) no afecten dramáticamente las estrategias vigentes para la estabilización del presupuesto.
- Velar por la evasión de tributaciones de productos importados de petróleo y sus derivados.
Propuestas alternativas
Sobre la propuesta –tanto de estudiantes universitarios como del Partido Independentista de Puerto Rico (PIP)– de poner un impuesto a las empresas foráneas, el especialista en Economía explicó que hay que poner a estas compañías a contribuir más, pero de una manera más creativa, donde las corporaciones no se vean obligadas a irse del país.
“Pensaría en que estas empresas invirtieran más en Puerto Rico sin contribuciones. Por ejemplo, que incentiven la actividad económica local haciendo que el 10% de las compras las hagan en la Isla, manteniendo así sus niveles de producción. Entonces se incentiva la economía local pues esto generaría nuevos ingresos, empleos, y en última instancia, fortalece la economía”, afirmó.