Se extrañaba, pero ya está de regreso. Sí, Ángel Recci, una de las figuras más icónicas en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR) volvió con su mesa de dulces a la Placita de los Vientos en la Facultad de Ciencias Sociales.
Desde el 19 de marzo, Ángel está de vuelta en el recinto, luego de ausentarse por varios meses por motivos de salud.
Ángel fue diagnosticado con cáncer de próstata y el pasado 8 de noviembre tuvo que ser sometido a un tratamiento de radioterapia que duró hasta el 8 de enero en el Hospital de Shands de la Universidad de Florida en Estados Unidos.
“Estoy a la mitad del tratamiento. A veces estoy triste, pero trato de mostrar mi mejor sonrisa. Lo mejor es que no he tenido los efectos secundarios que tanto me dijeron. Esto continúa, así que nos vemos el próximo semestre si todavía me quieren… No me quito como buen puertorriqueño”, dijo por medio de una carta enviada a la comunidad universitaria a través de su Facebook el 5 de diciembre de 2017.
El señor de los dulces, ya libre de cáncer, expresó a Diálogo que siempre se sintió confiado por las altas probabilidades de recuperarse, pues la enfermedad estaba en etapa temprana.
El hombre, que lleva aproximadamente 50 años haciendo la dulce labor, manifestó que seguirá haciendo acto de presencia en la IUPI “siempre y cuando tengas las fuerzas para estar”.
El pasado 21 de febrero, Ángel celebró en su página oficial de Facebook la noticia de que estaba libre de cáncer. Expresó que, aunque no puede decir que sobrevivió al cáncer, porque no pasó por la agonía que se sufre, sí estaba libre y continuaría con su diario vivir.
Ángel nunca fue estudiante del Recinto de Río Piedras, pero estudió Dibujo arquitectónico y contabilidad en el Sistema Universitario Ana G. Méndez. Sin embargo, desde muy niño sintió apego por la UPR pues, dice, “se crió” en ella.
Por más de 40 años, el vendedor ha visto los cambios que ha atravesado el campus riopedrense. Sin embargo, el comerciante señaló que la alegría, el deseo de vivir y el disfrute de lo cotidiano por parte de los estudiantes no ha cambiado.
“Me hacen sentir joven”, compartió.
Los universitarios se acercan a su mesa para tener una buena plática, pedirle consejos y ser escuchados. Siente que, con el paso del tiempo, los estudiantes se han abierto al diálogo y han adoptado una actitud proactiva al momento de resolver asuntos universitarios.
Mientras tanto, y siempre con una sonrisa, el señor de los dulces continuará laborando desde la Placita de los Vientos con el cariño que él mismo manifiesta a los estudiantes que lo han recibido otra vez.