En Formas de Volver a Casa, Eme, la ex esposa del narrador, le devuelve los discos de Wu Tang Clan. Es la tercera vez que leo la novela del chileno Alejandro Zambra. Esta vez para una clase de literatura hispanoamericana que ofrezco en la universidad. Yo estudié sociología, por lo que mi clase es más una conversación mal llevada entre lectores y escritores aficionados.
La mención de Wu Tang me sorprende. Contrasta con los demás referentes musicales en el texto: Bill Callahan, The Kinks. La primera vez que leí la novela bajé un disco de Callahan, Apocalypse. La idea era escuchar lo que Zambra seguramente escuchó mientras escribía su novela, para yo entonces escribir como Zambra. No funcionó. Ahora detesto la música de Callahan.
Por lo general, escribo casi exclusivamente acerca de las cosas que me pasan. Hoy en clase y, a propósito de la novela de Zambra, conversábamos acerca de cómo la vida privada de un autor se cuela en su ficción; de cómo un autor hace ficción desde las coordenadas particulares en que se desata su vida diaria; de cómo la vida de un autor ocurre casi exclusivamente en su imaginación.
La imaginación sociológica, según C. Wright Mills, incluye la capacidad de observar el mundo desde una multiplicidad de perspectivas; de conectar la experiencia individual con la sociedad mayor. ¿Se imaginan poder conversar sobre literatura en una clase de sociología? Una novela no es un retrato de la sociedad. ¿Acaso un relato? A lo sumo es un resquicio para mirar/escapar.
Mientras escribo, escucho a Wu Tang. La idea es escuchar lo que escuchaba de chamaquito encerrado en mi cuarto, para entonces escribir desde esas coordenadas pasadas de mi vida real. Pero no funciona. A veces siento que mi vida ocurre casi exclusivamente en la imaginación de otro escritor perezoso, sin motivación. Me imagino buscándolo para reprocharle su descuido. Intuyo que hacer música se debe sentir más o menos igual.
Le prometí a mis estudiantes una banda sonora para las novelas que leímos durante el semestre. De Wu Tang Clan, Triumph: “It’s my testament to those burned/ Play my position in the game of life, standing firm/ on foreign land”. Según Zambra, uno siempre termina escribiendo la historia propia. Es como si el mundo estuviera poblado de una sola persona a la vez. El resto, no importa la perspectiva, es imaginado. Aun así, Wu Tang Clan tiene nueve integrantes. ¿Cómo lo hacen?
Guillermo Rebollo Gil es ensayista, poeta, sociólogo, abogado y profesor universitario. También es parte del grupo de colaboradores permanentes de Diálogo Digital.