Científicos rusos y expertos alemanes concluyeron esta semana las obras de reconstrucción de los paneles del Teatro Bolshoi, hecha de un abeto (pino, conífera) especial, materia prima fundamental de la acústica y decoración del recinto.
Debido a las muchas reconstrucciones durante el siglo XX, la acústica legendaria del Teatro Bolshoi estuvo casi perdida y su restablecimiento se convirtió en la tarea principal del grupo de trabajo, encabezado por la compañía Müller-BBM.
Para ello, equipos multidisciplinarios alemanes participaron en el restablecimiento de las condiciones del sonido dentro de las paredes del teatro, junto a científicos rusos de diferentes institutos, que ejecutaron mediciones y exploraciones profundas de la acústica.
Al final, los restauradores lograron crear paneles nuevos, idénticos a los antiguos hechos en 1825, lo que fue comprobado por una investigación comparativa del sonido.
“Todavía no se puede encontrar un sustituto digno de la Pícea de Sitka (abeto), que resuena con una suavidad y timbre de sonido incomparables. No creo que en el futuro próximo se pueda encontrar algo parecido”, afirmó el representante del contratista general de la reconstrucción del teatro, Mijaíl Sídorov.
El centro de toda la restauración fue este legendario abeto que en Rusia se denomina “el abeto de la resonancia”. Sus propiedades físicas permiten al sonido reverberar de una manera singular.
Este abeto crece en la costa occidental de Estados Unidos, desde Alaska en el norte hasta las regiones boreales de California al sur. Su madera no es muy resinosa y no tiene olor, lo que influye, una vez procesado en sus magníficas propiedades acústicas.
El 2 de octubre se estima que se reabra el teatro con el estreno de la ópera Ruslan y Liudmila, de Mijaíl Glinka, bajo la dirección de Dmítri Cherniakov.
El 6 de octubre, además, el Bolshoi ofrecerá el ballet La Bella Durmiente de de Piotr Tchaikovski, con coreografía de Yuri Grigoróvich y la nueva escenografía del pintor italiano Ezio Frigerio.
Publicado originalmente en TeleSur.
